“Nada es igual que antes, no se vuelve a dormir como antes, no se anda por la calle como antes y no se mira a los carabineros como antes”, dice María Paz Grandjean sobre las secuelas del tiro que recibió de manos del mayor de Carabineros Tomás Rodríguez, quien será juzgado por “apremios ilegítimos”.
Este martes comienza el juicio oral contra el mayor de Carabineros Tomás Rodríguez Soriano por el disparo que realizó el viernes 18 de octubre de 2019 contra la actriz María Paz Grandjean frente al centro cultural GAM, en el marco de las movilizaciones que dieron inicio al estallido social.
El juicio iniciará las 9:00 horas en el Cuarto Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago, ubicado en Avenida Pedro Montt N° 1606, por apremios ilegítimos. Grandjean será representada por la abogada Karinna Fernández, una especialista en derechos humanos que también ha llevado casos como la Operación Cóndor.
“Espero que se esclarezcan los hechos y se designen las responsabilidades y consecuencias penales de los autores de esos hechos. Que desde la institucionalidad, como lo es el Poder Judicial, emerja el relato acerca de lo que funcionarios de las Fuerzas Armadas y de Orden de Chile le hizo a sus compatriotas, a los hijos de sus vecinos, a las mujeres y a los niños, cuando supuestamente defendían el orden público y la propiedad privada. Detener la criminalización de las víctimas y disminuir tanta vergüenza que ha llegado a provocar el actuar criminal de los que suponíamos, debían protegernos”, manifestó la actriz a El Mostrador.
Ese viernes, Grandjean tenía función con la obra “La Pérgola de las Flores”, dirigida por el actor y director Héctor Noguera.
Había sido una semana tensa en Santiago, en medio de la movilización de los escolares contra el aumento del pasaje del transporte público, con numerosas protestas al interior de las estaciones de Metro. El gobierno del Presidente Sebastián Piñera había decidido enviar a miembros de Fuerzas Especiales de Carabineros de Chile a vigilar varias estaciones, donde hubo detenciones y disturbios que se viralizaron en las redes sociales, y que obligaron a suspender el funcionamiento de la red del tren subterráneo esa tarde.
“Ese día 18 de octubre del 2019 yo salí de Gam cerca de las 20 horas. La función se suspendió debido a los desórdenes que había en los alrededores según la decisión de la producción de GAM. Yo ya estaba vestida y maquillada y fui la última en salir”, recuerda la actriz.
La intérprete salió por la calle Villavicencio, caminó hasta Namur y cruzó la Alameda para avanzar por la vereda norte en busca de movilización que la llevara a su domicilio.
“Ví detenidos en contra el tránsito un ‘guanaco’ (carro lanzaaguas) y un ‘zorrillo’ (vehículo lanza gases) y también vi un piquete de carabineros de Fuerzas Especiales. En ese momento no vi disturbios ni vi manifestaciones. Vi exaltación generalizada y todo muy raro, como fue ese día”.
Llegando a la calle Ramón Corvalán, donde se ubican los paraderos que le servían para llegar a su domicilio, el carro lanzaaguas disparó agua a los que transitaban allí.
“Sentía que jugaba a ‘la puntería’, me lanzó el chorro de agua a la cabeza más de una vez. Cruzaba de un paradero a otro, tratando de entender cómo me iría a mi casa. En un momento vi a unos estudiantes secundarios acercarse a los carabineros, me asusté y me alteré mucho, no supe si los golpearon o no, escuché gritos de la gente. Estando en la esquina de Alameda con Ramón Corvalán, también grité hacia los carabineros”, recuerda.
En ese momento uno de ellos le apuntó a la cara, ella inclinó su cabeza a la izquierda, “como para entender si efectivamente me estaba apuntando a la cara. En ese momento sentí un dolor intenso en el lado derecho del rostro y no entendí nada”.
“Luego recuerdo que trataba de avanzar por Ramón Corvalán con la cabeza abajo. Escuchaba gritos y se me acercaron algunas personas. Dos de ellas me llevaron a la bajada de un estacionamiento, me limpiaron la cara con agua y uno me dice ‘tienes que ir a la Posta ahora’. Esto es lo que recuerdo, entre otras cosas de ese día”.
Fue un momento de “mucha confusión, gente que se me acercaba pero yo lo único que quería era irme lejos de ahí. Después recuerdo recibir ayuda de personas que no conocía, luego me encontré con conocidos que me acompañaron avanzando por Vicuña Mackenna hacia el sur y un sin fin de eventos hasta lograr obtener atención médica en una posta cerca de mi domicilio”, relata.
Ese día Grandjean no fue la única víctima del accionar de Carabineros de Chile. Valeska Orellana, una estudiante de técnico en enfermería, había sido baleada horas antes en el hall de la Estación Central, también en medio de protestas.
Fueron las primeras baleadas en el marco de la represión estatal que luego causó otras víctimas, como el hoy sicólogo Gustavo Gatica y la actual senadora Fabiola Campillay, quienes perdieron la vista por el accionar policial.
Ese día, la dirección operativa estaba a cargo del entonces general de Orden y Seguridad de la institución, el actual máximo jefe de Carabineros, general Ricardo Yáñez, actualmente investigado por violaciones a los derechos humanos durante las movilizaciones, por la fiscal Ximena Chong.
En el caso de Grandjean, una querella interpuesta por los hechos fue admitida el 2 de diciembre de 2019. Sin embargo, la audiencia de formalización contra el capitán de Carabineros se realizó recién el 27 de abril de 2021.
Según una investigación de CIPER, una primera investigación interna de la policía uniformada descartaba la presencia de Carabineros en la esquina citada por la actriz. Sin embargo, imágenes de la Unidad Operativa de Control de Tránsito (UOCT) revelaron que la actriz decía la verdad.
Así se determinó que fue el oficial Rodríguez, en ese momento jefe de servicio, el autor del disparo contra la intérprete, con una munición “Supersock”.
“No fue hasta la aparición de imágenes captadas por la UOCT que la institución optó por separarlo de su servicio y enviarlo a Punta Arenas. En ese lugar Rodríguez se desempeñó como comisario de la 5° Comisaría de Control de Orden Público de Magallanes, lo que le permitía portar un arma de fuego y municiones, y además recibir una asignación por ejercer en una zona extrema. Luego de su formalización, en abril de 2021, quedó con arresto domiciliario nocturno y Carabineros informó que el capitán pasó a trabajar como Administrador de Operaciones hasta que finalice la investigación penal, la que sigue en curso”, indicó CIPER.
Para el abogado Luis Mariano Rendón, quien presentó una querella contra el fallecido ex Presidente Piñera por las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante el estallido social, este caso es relevante por diversas razones.
“En primer término, debe hacer reflexionar sobre todo lo que está mal en la formación de Carabineros que hace que un oficial, un capitán, un hombre adulto, actúe con tal brutalidad contra una mujer que evidentemente, no representaba un peligro para él. Se trata de una formación politizada, mediante la cual se inculca la admiración por la dictadura y el odio hacia un sector de Chile. Por eso vemos estas conductas que evidencian ese odio aprendido”, afirma.
Agrega que otro factor relevante es porque ocurrió al comienzo del estallido social y “muestra una conducta, disparar directamente al rostro de los manifestantes, con ánimo de causar el mayor daño posible, que se hizo reiterada en todo el personal policial”.
“Esta conducta generalizada, que todos pudimos ver en televisión y en las redes sociales, es lo que fundamenta la responsabilidad de los altos mandos y que estamos exigiendo en otra causa, también excesivamente dilatada. Esos altos mandos estaban obligados a hacer cesar estas conductas delictivas del personal bajo sus órdenes y al no hacerlo, deben responder por ello”, asegura.
Finalmente, “esta brutalidad de la policía que se manifestó desde el inicio, al ser percibida con toda claridad por los manifestantes, fue alimentando un espiral de violencia que estuvo también en la raíz del grado de destrucción producida. Los crímenes policiales no fueron consecuencia, sino otra causa de la violencia desatada”, señala.
También para Mario Rojas, presidente de la Unión Nacional de Artistas (UNA), este caso puede tener varias lecturas.
“La primera y fundamental, es que el gobierno de Sebastián Piñera fue un pésimo gobierno en términos de derechos humanos, tanto como en muchas otras materias. Es inconcebible que el juicio oral para un caso tan deleznable haya tomado ‘años’; por otra parte, es una clara evidencia que el Poder Judicial no brinda suficiente protección ni inspira confianza en la ciudadanía cuando se trata de enjuiciar a miembros de instituciones armadas, contra civiles desarmados”.
Asimismo, a su juicio estos casos de abuso de poder de ciertas instituciones es porque “sus miembros carecen del criterio apropiado y respeto por la vida humana, cada vez que se ven enfrentados a situaciones de crisis social”.
“Esto último puede claramente asociarse a resabios de la brutalidad que se ejerció sobre la ciudadanía durante la dictadura. Y, naturalmente, en un gobierno de derecha como el de Piñera esas actitudes matonescas se exacerbaron y los aparatos represivos adoptaron posiciones políticas, alentadas por los sectores más reaccionarios del país”.
“La última reflexión, puede sonar a lugar común, pero es bueno saber que ‘las instituciones funcionan’ aunque tarden y obedezcan a estándares de un sub desarrollo en materia judicial. Finalmente, un saludo afectuoso y solidario a la actriz María Paz Grandjean desde la Unión Nacional de Artistas y confiamos que esta vez definitivamente se haga justicia en su caso”, remató.
Lo cierto es que el ataque le dejó a la actriz secuelas hasta hoy, a casi un lustro de los hechos. En su momento, el diagnóstico clínico de Grandjean fue “hematoma malar y mandibular derecho, contusión maseterina, herida región mandibular derecha de un cm de diámetro epitelizada”.
“De a poco me fui dando cuenta que la recuperación física iba a ser larga y que tendría algunas secuelas, como los períodos de intenso dolor en el lado derecho de mi cabeza, que me dan hasta el día de hoy, entre otras consecuencias del ataque”, cuenta.
Al principio, le costó asumir el daño.
“No me dí cuenta que había perdido la audición del oído derecho hasta que sentí, mucho tiempo después, meses, unos crujidos muy raros en el oído y escuché mucho mejor. Recién se estaba desinflamando esa zona. Sinceramente me resistía a leerme a mi misma como víctima, porque es muy penca, se trata de una humillación atroz ejercida contra mi que no quería reconocer, quería que pasara todo rápidamente”.
La actriz destaca que tuvo la suerte al recibir asistencia médica y kinesiológica oportunas, “cosa que la mayoría de las víctimas como yo, cuyos daños son mucho mayores que los míos, no recibieron y hasta ahora no reciben debidamente”.
“Empecé a entender lo que me pasó y reconocerme como sobreviviente de violaciones de derechos humanos. Y las secuelas de esa realidad son bien atroces, porque empieza el trauma y la sobrevivencia a ese trauma. Nada es igual que antes, no se vuelve a dormir como antes, no se anda por la calle como antes y no se mira a los carabineros como antes, nunca más”, dice, junto con sentir “miedo, rabia, depresión, aislamiento, etc”.
“Esto se amplifica cuando un sector de la sociedad y las propias autoridades propician la impunidad, protegiendo a criminales y criminalizando a las víctimas. Vuelves a leer y escuchar cosas de cuando era chica sobre las víctimas y sobrevivientes de la dictadura , ‘algo habrá hecho’, ‘en algo andaba’ , ‘no era una blanca paloma’, criminalización que afecta y estigmatiza terriblemente”, dice.
Junto con esto, recuerda que ya son siete las víctimas de violaciones de derechos humanos del estallido que han decidido terminar con sus vidas “en medio de la depresión que provoca tanta injusticia”.
Al ser consultada sobre cómo ha sido el proceso judicial, desde la denuncia en adelante, la actriz dice que ha sido “lento y difícil”.
“Se experimenta harta re victimización, aislamiento y estigmatización. Otra vez tengo la suerte y el privilegio de contar con una abogada brillante y un gran equipo que han trabajado mucho para este juicio. Muy distinto a los atroces caminos de búsqueda de justicia y reparación que han experimentado la mayoría de los sobrevivientes de violaciones de derechos humanos del estallido”.
En cuanto a las omisiones y falta de colaboración de Carabineros, lo atribuye “a la triste degradación que la institución de Carabineros nos muestra debido al actuar de algunos de sus funcionarios”.
“Cuando la autoridad máxima de la institución es un imputado responsable de graves crímenes contra la población civil, cuando algunos de sus funcionarios disparan a los ojos de personas desarmadas y manifiestan orgullo por lo que hacen, no sorprenden tanto las omisiones y todas las cobardes maniobras para no asumir la responsabilidad por los graves delitos cometidos por esos agentes del Estado. Atribuyo esas omisiones a que algunos de los funcionarios de esa institución aún confían en que permanecerán impunes”, concluye.
Carabineros de Chile fue consultado por este tema, pero declinó referirse al tema “debido a que hay un proceso judicial en curso”.
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