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Músico argentino trae a Chile propuesta vanguardista de Piazzolla CULTURA

Músico argentino trae a Chile propuesta vanguardista de Piazzolla

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Nicolás Sorín lleva tres años interpretando el repertorio que interpretó el compositor trasandino en el Olympia de París de 1977. El show tiene la particularidad de combinar elementos de reggae, cumbia y rock.


Nicolás Sorín se presentará este sábado 25 de mayo en el Teatro Nescafé de Las Artes para realizar un show en honor a Astor Piazzolla. El músico interpretará el repertorio que presentó el compositor argentino en el Olympia de París de 1977.

“Comencé a hacer este show en 2021 cuando se conmemoraron los 100 años del natalicio de Astor. Fue una especie de apuesta que hice porque armamos la banda con músicos que no son originarios del tango y hemos logrado tener un muy buen recibimiento con la propuesta”, dice Sorín.

El músico argentino ha logrado presentarse en el festival Womad en Chile y también en Brasil y España interpretando clásicos como “Libertango” o “Adiós Nonino”. Pero además, han logrado generar una vibra especial en Buenos Aires. Sorín con su banda todos los meses se presentan de manera irrestricta en Niceto Club desde 2022.

“Se ha generado una especie de rito en el que padres e hijos nos van a visitar cada vez que pueden, corean las melodías con nosotros, como si se tratara de una hinchada de fútbol”, dice.

Sorín también ha participado en los trabajos de Alejandro Sanz, Juanes, Shakira y Miguel Bosé, entre otros. Por eso, el show que propone tiene la particularidad de combinar elementos de la música popular, viajando de un género a otro. Pasando del repertorio cumbia de Los Palmeras hasta la música surf, rock y por supuesto Piazzolla.

– ¿Cómo te sientes por girar en Latinoamérica en honor a Piazzolla?

– Todo esto es muy sorpresivo para mí. Nunca me hubiese imaginado estar tocando la música de Piazzolla y menos estar girando por Brasil, Chile y España. Es un accidente fortuito. Todo comenzó con una invitación que me hizo Pipi Piazzolla, nieto de Astor y gran amigo mío. Fue para los 100 años del natalicio. Nos gustó tanto como sonó y la conexión que se logró con la gente que nos preguntamos: bueno, qué pasa si lo repetimos. Y hace dos años que lo venimos haciendo en Niceto, que es una sala muy emblemática en el rock. Y se ha generado una especie de ritual.

– ¿Cuál es la dinámica que se genera en Niceto?

– Es muy loco. La gente viene siete u ocho veces a escuchar el mismo repertorio. Eso habla muy bien de la elasticidad que tiene nuestro show. Jugamos mucho con eso. Es un ligar muy lúdico y siempre pasan cosas. Nos sentimos como al borde del abismo. Creo que eso se siente. Cada show es muy diferente.

– ¿Cómo fue la presentación que realizaron en Womad aquí en Chile?

– Fue espectacular. Fueron como ocho mil personas. Fue un escenario muy lindo y tuvimos gran recibimiento al igual que cuando fuimos al Nescafé de Las Artes el año pasado. Piazzolla tiene ese algo especial en el que países como Uruguay, Brasil y Chile conectan con facilidad. Hay un gen latinoamericano más allá del tango. Es una música nuestra. Ocurre una especie de hermandad, como también ocurre con Violeta Parra. Son artistas que trascienden.

– ¿Crees que hay un valor agregado por parte de ustedes al no ser músicos que provienen del tango?

– Esa fue una especie de apuesta que hice yo cuando hice el show en el Auditorio Nacional. A Astor se le criticó mucho injustamente, se le ha ligado mucho con el tango. Él incorpora elementos del tango, proviene del tango. Pero yo considero que su música es muy personal. Muy única. Si uno cierra los ojos y escucha a Piazzolla es imposible no imaginarse a Buenos Aires con sus edificios y con su tráfico. Es una música muy de Buenos Aires, pero a la vez muy universal. Es lo que pasa cuando uno escucha a Johannes Brahms y a Gustav Mahler. Uno puede interpretar Adión Nonino en Indonesia y lo más probable es que haya más de alguna persona con los ojos llorosos.

– ¿Cómo calificas la conexión que logran con el público, considerando que son instrumentales los que interpretan?

– El primer concierto que hicimos en Niceto Club fue muy mágico porque en un momento tocamos Libertango y la gente comenzó a corear y se armó algo muy de hinchada. No fue algo planeado. Para nosotros el público es algo muy importante. Yo cuando veo al público veo una especie de hipnosis. Cuando tocamos Adiós Nonino vemos cómo los ojos se humedecen y cuando suena Libertango la gente quiere bailar. Hay una ida y vuelta muy linda. La música de Astor está tocada con mucho corazón y por eso que hipnotiza de esa forma.

– En su presentación en Womad incluyeron arreglos del “Bombón asesino” de Los Palmeras. ¿Cómo es que logran fusionar la cumbia y el tango con ese nivel de naturalidad?

– Nosotros jugamos. A veces sale, otras veces no. Vamos leyendo cómo viene la noche y cómo viene el público. Por eso el ida y vuelta es muy importante para nosotros. Eso es lo lindo del espectáculo, resulta impredecible.

– Eso habla de una facilidad que tienen para combinar la música popular con Piazzolla.

– Totalmente. Yo me acuerdo cuando empecé a hacer el primer arreglo de Libertango. Entonces, mientras tocaba, me dije: Y qué pasa si con esto nos vamos a Pantera. Y esa decisión fue la que me llevó a incorporar elementos de reggae en “Adiós Nonino”, también nos vamos a algo de los 70’s, como si fuera una persecución de autos. A veces incorporamos elementos de surf. Fue algo acertado. Nos damos licencias para viajar entre distintos estilos. Siempre tomando en cuenta que el espíritu de Astor tiene que estar. Un homenaje a Astor no funciona si uno lo hace tímidamente.

– ¿Cuál consideras que es el principal legado de Astor?

– Piazzolla abrió puertas, cuando uno abre puertas, deja el juego en otros lugares. Eso ha pasado con Beethoven, por ejemplo, que ha roto los sistemas. Si uno trata de hacer algo original es muy difícil no caer en Piazzolla. Es algo similar a lo que ocurre con los Beatles. Decirle al mundo: miren lo que se puede hacer. Si uno ve los elementos de la música de Astor, uno incluso llega a cuestionarse: Cómo es posible que se pueda realizar esto. Es como ver un ave tropical con colores inimaginables. Su legado es ese.

– ¿Su legado a tu parecer está más presente en el rock, en el jazz o en el tango?

– Yo creo que está para todos lados. Yo me considero un degenerado en ese sentido. No veo la música como estilos. La verdad es que pensar la música así me quita el sueño. Mis proyectos toman de cualquier lado, entonces no hago ese análisis. Yo creo que le subió la vara a la música y eso ya es un montón.

– Por último, Nico… ¿Cómo fue dirigir la orquesta de Miguel Bosé en el MTV Unplugged en 2016?

– Él confió en mí cuando yo tenía 22 años y terminé viviendo en su casa durante tres años. Para mí es como un hermano o un tío. Han sido muchos discos en los que he trabajado y he aprendido mucho con él. Por lo general, tengo retos a corto plazo y bueno, creo que eso es lo bonito de la música. Sé que cumplir con todo inabarcable y siempre van a quedar fantasías y sueños por hacer. Pero este repertorio que tenemos con Piazzolla aún no soy capaz de dejarlo.

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