El trabajo de cooperación internacional permitirá recolectar información respecto a especies como el delfín austral, el delfín chileno y la tonina overa.
Obtener información sobre la estructura poblacional, estacionalidad e impacto antropogénico en mamíferos marinos son parte de los objetivos de la red de monitoreo acústico que se está implementando en el Estrecho de Magallanes y el Canal Beagle.
Este trabajo es fruto de la colaboración entre el Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh) y el Instituto Alfred Wegener (AWI) de Alemania. Además, cuenta con el patrocinio del Ministerio de Medio Ambiente.
El proyecto ha permitido la instalación de cinco hidrófonos en la región, sumergidos a una profundidad de entre 30 y 150 metros. Tres de ellos están desplegados a lo largo del Estrecho de Magallanes y dos se encuentran en el Canal Beagle.
Esta red complementa la información que se ha recopilado desde 2008 en la Antártica, principalmente en el mar de Weddell, donde ya se han ubicado 21 sensores y este año se pudo recolectar los primeros datos en la Península Antártica.
El investigador a cargo del proyecto, Diego Filún, afirma que “en Chile existen pocos estudios de acústica submarina relacionados a mamíferos marinos. De los que se han desarrollado, en su mayoría se concentran en Patagonia norte o en el norte de Chile, y generalmente han sido bien focalizados en algunas especies. Además, no existe mucha información al respecto en la zona más austral del país”.
Existen diversos estudios sobre el ruido submarino en lugares como Europa, Estados Unidos o Australia, sin embargo, los datos de regiones remotas como Magallanes y la Antártica no son abundantes.
“Queremos estudiar cómo es el efecto de cruceros turísticos en zonas poco intervenidas y en lugares de gran tráfico marítimo”, explica el científico, que se ha dedicado a estudiar la ecología de mamíferos marinos en regiones subpolares y polares.
Los hidrófonos instalados permitirán realizar un monitoreo de forma simultánea e independiente de las condiciones climáticas y la luz del día. “Los mamíferos marinos, al igual que los seres humanos, producen sonidos que los utilizan en distintos contextos. Por ejemplo, para socializar, navegar o reproducirse. Toda esa información la podemos ver a través de estos sensores”, agrega.
El estudio encabezado por el Centro IDEAL y el AWI no solo considera ballenas, sino que también pequeños cetáceos como el delfín austral, el delfín chileno y la tonina overa, los que son bastante comunes de avistar en la región de Magallanes. La información en torno a su comportamiento acústico y cómo les afecta el ruido marino es escasa o nula.
El científico también señala la importancia de considerar las características propias de cada especie. “Las ballenas son animales que migran, en cambio los delfines son residentes. Crear medidas de mitigación para especies que solo son estacionales es un buen paso, pero también hay que considerar a las especies que están siempre ahí, como el delfín chileno. Esta especie endémica tiene un hábitat muy localizado y si tú intervienes negativamente su área creas un gran daño a su ecosistema”.
Los resultados de estos monitoreos se reflejarán en una publicación científica que servirá de insumo para contribuir en las políticas públicas.
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