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(Cultívate) Cómo los falsos recuerdos construyen nuestra identidad CULTURA

(Cultívate) Cómo los falsos recuerdos construyen nuestra identidad

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Hay falsos recuerdos que se almacenan en el cerebro exactamente igual que nuestros recuerdos reales, según una investigación alemana.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
El artículo aborda cómo los falsos recuerdos, construcciones erróneas o distorsionadas de eventos pasados, influyen en la formación de nuestra identidad. Estos recuerdos pueden surgir de errores en la memoria o influencias externas, como sugerencias o información engañosa. Aunque no sean completamente precisos, los falsos recuerdos juegan un papel en cómo entendemos nuestra historia personal y construimos nuestra percepción del mundo. La psicología investiga este fenómeno para comprender mejor su impacto en la identidad y en las decisiones que tomamos.
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Según explica Gerald Echterhoff, psicólogo social especializado en memoria de la Universidad de Münster, en Alemania, tener recuerdos falsos es muy normal: todos estamos construidos a partir de recuerdos reales y falsos.

«Los recuerdos se construyen dinámicamente. Son susceptibles de sufrir influencias sociales o de alterar inadvertidamente nuestros propios recuerdos», afirma Echterhoff en una nota de la DW.

Las investigaciones científicas demuestran que los recuerdos están integrados en la estructura del cerebro, que los almacena físicamente en forma de conexiones neuronales, sobre todo en las regiones cerebrales del hipocampo o la amígdala.

Los nuevos recuerdos se forman cuando las neuronas crean nuevas sinapsis con otras, construyendo una malla de conexiones neuronales. Los recuerdos necesitan un mantenimiento activo para perdurar. Recordar algo refuerza las conexiones entre las neuronas.

Luego está el acto de olvidar. El olvido es un acto de «poda» de las conexiones entre neuronas. Tendemos a rellenar huecos en la memoria con lo que nos han contado otras personas.

El problema es que hay falsos recuerdos que se almacenan en el cerebro exactamente igual que nuestros recuerdos reales. Lo mismo ocurre con la información sesgada. Investigadores y psicólogos han intentado diferenciar la realidad de la falsedad, pero aún no han diseñado una «receta» perfectamente fiable para distinguir los recuerdos precisos de los inexactos, explica Echterhoff.

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