Publicidad
Escritor Erwin Rubilar, literatura infantil y ecologismo: “La especie humana está en peligro” CULTURA

Escritor Erwin Rubilar, literatura infantil y ecologismo: “La especie humana está en peligro”

Publicidad
Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
Ver Más

Este jueves presentará la tercera y cuarta parte de su saga “Fiufa, Historias de duendes”, protagonizada por un duende que cuida el medio ambiente. En esta entrevista, cuenta además su experiencia como autor en regiones, lejos de las transnacionales.


Si la literatura infantil es considerado por muchos como el pariente pobre de la literatura, ¿qué le queda a la literatura infantil regional?

Eso es algo que ha experimentado en carne propia el pedagogo y escritor Erwin Rubilar (Loncoche, 1967), que este jueves, a las 19:00 horas, presentará en el Museo Regional de Iquique (Baquedano 951) la tercera y cuarta parte de su saga “Fiufa, Historias de duendes”, protagonizada por un duende que cuida el medio ambiente, en el marco de la feria Estación de Libro.

El lanzamiento es una estación más en un recorrido que Rubilar no duda en describir como de “autogestión, principalmente”.

Hacer “el recorrido de todo lo que es el ecosistema para llegar a la producción de de un libro, y más que eso, para llegar a los lectores, para que llegue a las manos de los lectores infantiles, lo he podido vivir a lo largo de los años, en diferentes regiones, y es bien interesante”.

Ese viaje “devela la realidad de la producción literaria, del acceso a la literatura infantil, y de las gestiones que pueden realizarse en la institucionalidad que también nos aporta, pero no deja de ser un un camino difícil de recorrer”.

Origen

Pero partamos por la más reciente producción de Rubilar. Él cuenta que todo surge a partir de un cuento publicado en los años 80 en una revista literarias en Valdivia.

Efectivamente, el personaje es “una suerte de alter ego, porque es mi periplo, lo que yo he vivido también a lo largo de Chile, viviendo en diferentes regiones, en diferentes geografías”.

Rubilar se confiera “siempre muy impresionado desde niño con la naturaleza. Entonces cada cada región ofrece una inspiración distinta”.

Es así que ese cuento lo reescribió en el primer libro de la saga para los niños de hoy, situado en los ríos Calle Calle, donde se crió, y el Mapocho. Y ya viviendo en la pampa del Tamarugal, al interior de Iquique, surgió un segundo libro, ahora centrado en su flora y fauna, tan sensible, tan invisible, que comenzó a maravillar a este duende nuevamente, esta vez en este espacio tan seco árido como es el desierto.

En el ínterin, Rubilar comenzó un trabajo de acercamiento con las niñas y los niños para compartir con ellos sus publicaciones, tanto a través de  programas institucionales como por autogestión. Y surgió entonces  el tercer libro, porque sus lectores ya habían crecido, y ahora “se meten en las pantallas, entran en las pantallas, aparecen las pantallas, aparece la cultura digital”.

“Y ya quedan atrapados dentro de una pantalla en el segundo libro, así que el tercero y el cuarto es el desarrollo de esa aventura, ahora en una nueva etapa. Ya son niños de séptimo, octavo básico, entonces me planteé poderles ofrecer historias, aventuras, igual siempre desde la misma perspectiva de la magia de los duendes, que te presentan la Pachamama, la tierra, pero con aventuras más parecidas a la que ellos están viviendo en este grupo etario”.

Así, duendes y niños entran y salen por las pantallas, aparecen humedales, la fragilidad de los humedales, la importancia de los humedales, las desembocaduras, los humedales costeros como el del río Lluta, aparece el nacimiento de ríos.

El juego virtual es, confiesa, un pretexto, para nuevamente ofrecerles una alternativa, “que ojalá los motive a sensibilizarse con la naturaleza, sin detrimento del uso de la tecnología, por cierto”.

Medio ambiente

Surge entonces la pregunta de por qué Rubilar ha querido abordar este tema en todas estas obras.

“Tengo la convicción de que a la especie humana ya no le quedan alternativas más que acercarse nuevamente a la tierra, a la Pachamama, a la sabiduría ancestral, al Mapu, como se quiera llamar, pero por cierto volver a la sensibilidad originaria con la naturaleza”, responde.

En caso contrario, advierte, “vamos a ir de mal en peor, y en eso tengo una convicción rotunda, definitiva, no veo otra opción para la humanidad,  que girar la vista, volver la vista hacia la Tierra”.

En última instancia quiere transmitirle a los niños y niñas que no se trata de salvar a la Tierra, no, porque “la Tierra se va a salvar, la vida se va a salvar, la vida se va a salvar por sí misma, porque tiene esa capacidad de hacerlo”, y pone como ejemplo el reciente hallazgo de “unos microbios de dos millones de años vivos en unas rocas en África”.

Para Rubilar de lo que se trata es de “crear conciencia en que la especie humana está en peligro” debido al calentamiento global, la destrucción del medio ambiente y la contaminación de los aires.

Literatura infantil

Una pregunta inevitable es por qué Rubilar decidió dedicarse a la literatura infantil. Sin duda pesa su profesión de educador diferencial.

“Mira, siempre escrito para para diferentes grupos etarios con fines educacionales. De hecho en 2019 publiqué un libro que es de teatro educativo con varias obras”, comenta.

“Mi especialización en mi posgrado ha sido precisamente en didáctica, con los niños, porque como dice el viejo adagio, son el futuro de la humanidad, son los que pueden hacer el cambio”.

Para desarrollar sus libros se ha hecho asesor y testea las primeras ideas en los colegios. Le sorprendió que tras mostrarles sus primeros bocetos “entendieron inmediatamente, no les complicaba hablar de de hoyos negros, de viajes en el tiempo, teletransportación. Su lenguaje actualmente está dentro de sus posibilidades cognitivas”.

Sin embargo, “a su vez tiene una tremenda inocencia acerca de acerca de estos temas, acerca de las prioridades que deberíamos tener hacia futuro”, marco en el cual cree que su saga puede llevarlos a los “grandes temas” cuando “hay un buen momento en Chile para la literatura infantil”.

Eso se nota no sólo en la bibliografía de los colegios, sino en los propios stands en las ferias internacionales, además, claro está, de los planes del Ministerio de Educación, el Plan Nacional de Fomento de la Lectura y los planes regionales.

“Nosotros venimos de una generación en que las bibliotecas en los colegios eran muy aburridas realmente muy aburridas y mal administradas”. En cambio hoy “la bibliografía que llega a los colegios es de buena calidad”, aunque “hay que estar en las grandes editoriales para poder tener una venta masiva y que tu libro llegue a todas las bibliotecas de los colegios de una región o de Chile”.

Sin embargo, “para los autores regionales y de autogestión, como el caso mío, ese recorrido no lo hemos hecho, no lo tenemos, no tenemos alcance a esa gran difusión”.

“Vemos y sentimos en carne propia el costo de lo que significa el mundo editorial en Chile, desde que todavía no se se supere el tema del IVA al libro a los costos de impresión. Los costos de editorial te encarecen lógicamente demasiado el libro, y un libro de buena calidad, de literatura infantil, que está en las bibliotecas, no sale menos de 20.000 pesos, 25.000 pesos. Algunos colegios pueden adquirir a través de Mercado Público,  pero la confección del libro es muy cara, muy onerosa”, dice. Por eso “en las casas no está la literatura infantil, en los hogares chilenos no está la literatura infantil, no llega”.

“Eso es trágico, porque hay muy buena literatura infantil en Chile. Ilustradores geniales,  de nivel internacional, premiados, etcétera, y tenemos una historia de autores literatura infantil bastante extensa en Chile, pero como te digo lamentablemente, tristemente, no está en los hogares de Chile,  porque comprar un libro en una librería son 25 mil pesos, son cuatro, cinco almuerzo”, lamenta.

Autogestión

En ese marco, Rubilar cuenta que su propia experiencia ha sido a pulso, “de lo más artesanal”.

“En mi caso, soy escritor, no soy ilustrador. Entonces de partida tengo que buscar ilustradores y eso ya es un ejercicio social y de marketing. A veces, cuando lo hace una editorial, ellos buscan el ilustrador más apropiado. Uno tiene que más bien asistir a tu círculo inmediato, amistades, o el dato, hay un ilustrador por aquí, allá. Luego que te puedas congeniar con él, que sea de tu línea, ahí ya tienes un tema una etapa que es difícil. Más desde regiones, donde no hay, de hecho los dos ilustradores con lo que yo trabajo están en Santiago y en Valparaíso”.

Resuelto eso, viene otro tema:  diseño y diagramación. Tiene que ser a través de medios tecnológicos que igual tiene sus limitaciones.

“De hecho a nosotros nos acaba de pasar. Los libros nuevos nos quedaron más grandes 2 milímetros, las tapas, y ya no se ve bonito. Tuvimos que estar trabajando para tratar de imprimir para el lanzamiento unos más ajustados. Eso esa parte del aprendizaje, parte del ejercicio, parte de la experiencia. Uno tiene que andar dos pasos, a veces retrocede uno”.

Y luego hay que buscar imprentas.

“Son las que se llevan la plata, en el buen sentido de la palabra, de la torta”.

Rubilar ha debido cotizar él mismo. Incluso ha impreso en Tacna.

“La primera vez me significó un 50% menos, ahora no tanto, como un 20%, porque hay ha ido subiendo el valor. Pero el papel es más barato y nosotros, por ejemplo, podemos imprimir las tapas en Tacna, y acá una imprenta encuaderna. Todo todo ese recorrido es solamente la confección del libro”.

Porque entonces empieza el tema de la distribución.

“Tiene que llegar al mundo infantil, porque tiene que llegar a los lectores. Yo a mis libros les acompaño guías pedagógicas de comprensión de lectura asociada a las pruebas de de Ministerio de Educación”, que “el año pasado me asistió, me financió, compró algunos libros que lo distribuyen tres colegios, porque los niños los leen y después los visita el autor, y ese es un encuentro maravilloso”.

El año pasado, el programa Diálogo de Movimiento del Ministerio de las Cultura le financió una gira en la región, “pero hay que golpear las puertas de los colegios, que compren los libros”.

“Yo además pertenezco a las Mesas Ciudadanas de Lectura, en la décima región de Los Ríos y acá acá en Iquique”, donde se reúnen editoriales, autores, etc.

Finalmente, Rubilar cree que en los colegios habría que estimular más la escritura y expresión oral, especialmente conversacional, porque la primera se nutre de la segunda.

“La escritura es el pariente pobre de los planes educativos”, lamenta.

Inscríbete en el Newsletter Cultívate de El Mostrador, súmate a nuestra comunidad para contarte lo más interesante del mundo de la cultura, ciencia y tecnología.

Publicidad

Tendencias