“Fue un momento muy especial donde lo colectivo demostró tener una fuerza mucho más grande que cualquier acción individual. Una obra junto a otra no estaba compitiendo, todo lo contrario, se sumaban en un verdadero estallido gráfico”, señala Rodrigo Riveros sobre “Engrudo”.
Un documental releva el movimiento gráfico que acompañó el estallido social, de cuyo inicio se conmemoran cinco años este viernes.
Se trata de “Engrudo”, de Rodrigo Riveros, Daniela Vivar y Cindy Sandoval, en que “la diversa multitud intenta por este medio comunicar sus anhelos y exigencias deben resistir a la represión y la censura jugando su propio rol en un momento trascendental para la historia del país”, según la reseña de la obra.
“Al principio me pareció increíble, nunca me lo imaginé principalmente por su envergadura, pero poco a poco se me hizo más natural. La gráfica y el arte callejero de todo tipo siempre ha sido una herramienta directa y accesible para transmitir mensajes, unir voces y ocupar el espacio público como territorio de resistencia”, expresó Vivar a El Mostrador.
“En un momento donde la violencia y la censura estaban presentes, la gráfica fue una respuesta colectiva y descentralizada, una manera de apropiarse del discurso, comunicarnos directamente entre nosotros y desafiar a un sistema que constantemente nos margina y excluye a las clases populares del debate público”.
Riveros cuenta que el origen de “Engrudo” se remonta a los inicios del mismo estallido.
“La fuerza de ese momento fue realmente increíble y como muchos salí a las calles a diario. Ahí nos fuimos encontrando con las compañeras, registrando, tomando fotos y grabando”, recuerda.
Cuando decidieron hacer un trabajo audiovisual juntos, la temática nació super rápido, y el nombre también: “Engrudo”.
“Es un elemento que tiene una carga histórica/cultural importante. El proyecto comenzó a crecer, sentimos cada vez más responsabilidad por él, lo que estaba pasando era demasiado inconmensurable como para que no quedara registro, por lo que a pesar de no tener financiamiento decidimos seguir adelante como fuera, y así lo hicimos hasta su estreno el año 2022”.
También fue muy rápido que los realizadores entendieron que el protagonista sería la colectividad.
“Fue un momento muy especial donde lo colectivo demostró tener una fuerza mucho más grande que cualquier acción individual. Una obra junto a otra no estaba compitiendo, todo lo contrario, se sumaban en un verdadero estallido gráfico”.
En el documental es posible ver a colectivos, brigadas y artistas que decidieron intervenir el espacio público aportando con su talento y oficios.
“Además quisimos sumar a gente sin experiencia que también fueron capaces de canalizar el sentir popular. Sus acciones colectivas y la valentía de trabajar en las calles durante momentos tan convulsos significaron mucho para nosotros y así lo intentamos reflejar”.
Por otro lado, la elección de los protagonistas fue un proceso orgánico y natural.
“Fueron aquellos que nos encontramos en las calles, quienes resonaban con el mensaje de resistencia y lucha por la dignidad, y también quienes generosamente quisieron participar”.
Algunos les ayudaron con sus contactos, incluso los invitaron a instancias importantes. Pero también algunos decidieron restarse, principalmente las primeras semanas donde había cierta desconfianza, “pero a nosotros nos pareció de lo más normal que eso pasara”.
“Nunca buscamos a alguien en particular como un protagonista excluyente, nos movimos guiados por el deseo de reflejar la diversidad del movimiento y su naturaleza descentralizada”.
Las temáticas que muestra “Engrudo” fueron las mismas que las peticiones sociales del estallido y su evolución; en un comienzo “no son 30 pesos, son 30 años” “No + AFP”, por nombrar algunas, para luego dar paso al mensaje de lo que estaba ocurriendo en ese momento, denunciando la violencia policial, las víctimas de trauma ocular y la prisión política, entre otros mensajes.
“El espacio público está en disputa y en él se plasman las denuncias ante el silenciamiento de los medios hegemónicos de comunicación”, afirma.
“Más que destacar obras o artistas individuales, lo relevante fueron los conceptos que se lograron transmitir. como el de dignidad, también el de resistencia a través de la figura icónica del Perro Matapacos. Se convirtieron en símbolos que lograron traspasar barreras y conectar a las personas, reflejando esperanza en un contexto de injusticia social y represión excesivamente violenta”.
Al ser consultado sobre qué queda hoy de aquel movimiento, Riveros responde que “actualmente las calles siguen hablando, sin la masividad de aquellos días y en otros territorios, pero el movimiento gráfico y callejero sigue vivo porque siempre es así”.
“Pero de esa época del estallido se puede ver en diferentes publicaciones muy buenas que se realizaron con la intención de registrar esas intervenciones o gracias a iniciativas tan importantes y valiosas como el Museo del Estallido Social que han intentado preservar algunas de estas expresiones, tanto en formato físico como digital. Pero la calle es así, las obras en general son super efímeras”.
Vivar complementa que debido a lo efímero de las intervenciones de los muros, es que Engrudo se convierte en un documental “que alberga una memoria reciente, que pareciera lejana”.
“Es por ello que decidimos hacer la circulación del documental con un enfoque territorial y así generar reflexión en diferentes lugares y espacios”, señala.
En marzo de este año, los realizadores decidieron liberar el documental en la plataforma Youtube para que siga recorriendo, con subtítulos en inglés, francés y español.
“Hemos recibido buenos comentarios de personas de diferentes países”, celebra Vivar.
Finalmente, ¿cuál es hoy la evaluación que hacen estos realizadores del estallido?
“Sin lugar a dudas lo peor de este proceso fueron las violaciones a los derechos humanos, con muertos, golpeados, cientos de víctimas de trauma ocular sin la justicia ni reparación que se merecen”, contesta Riveros.
“Siento que la lucha por la dignidad sigue siendo tan válida como urgente. No me gusta para nada ese discurso que se impone en contra de quienes protestamos en las calles. La protesta fue una respuesta contra la impunidad, la desigualdad, la relación perversa entre la política y los negocios, la corrupción y el clasismo del sistema de justicia, entre tantos fenómenos desalentadores que aún no cambian”, dice.
Para él, cada uno debe sacar sus propias conclusiones sobre el estallido, “y no creo que debamos dejar de hablar sobre él, porque aprendimos un montón”.
“Por lo menos el arte y la gráfica siguen en movimiento, seguimos reflexionando y actuando, nacieron nuevas colectividades, se llega a nuevos territorios y a pesar de todo se sigue ocupando el espacio público”, concluye.
Puedes ver el documental completo AQUÍ.
Inscríbete en el Newsletter Cultívate de El Mostrador, súmate a nuestra comunidad para contarte lo más interesante del mundo de la cultura, ciencia y tecnología.