Se trata de un “biopic” sobre los inicios de Donald Trump valiente, arriesgado y necesariamente controversial. Sin duda quedará entre las películas más polémicas del año. No solo por el retrato que hace del magnate, sino porque convulsionó a la política en EEUU con los intentos de impedir su estreno
La historia se centra en un joven Donald Trump (Sebastian Stan), con sed de ambición, y sus primeros pasos para llegar a convertirse en el multimillonario controvertido que conocemos hoy en día. Toda esta evolución fue gracias a un nombre: Roy Cohn (Jeremy Strong). Un corrupto y poderoso abogado que se codea con la derecha estadounidense, que ve en Trump una persona con ganas de éxito y que está dispuesto de todo para escalar. Trump se convierte en su fiel protegido. Roy Cohn sería una especie de Doctor Frankenstein en este mundillo, que crea este monstruo capitalista que se sale de control. Le enseña los trucos sucios del negocio y lo más fundamental, las tres reglas para sobrevivir en el capitalismo salvaje: atacar, negar todo y nunca perder.
La cinta dirigida por Ali Abbasi (“Holy spider”) está muy bien construida. Es una historia que va en ascenso y siempre apegada a su estilo. Es dinámica, en ningún momento baja el ritmo, y la cámara casi siempre inquieta transmite una sensación de que continuamente ocurren cosas, lo que le aporta un realismo atractivo al film, ya que produce una estética similar a la de los documentales. Tiene un tono setentero/ochentero que te transporta directamente a esa época. Es una sátira política al más puro estilo de las grandes obras de Adam McKay (“The big short”, “Vice”). Puede resultar cómica en ciertos momentos, pero en el fondo es un cuento de terror tenebroso. Hay escenas que impactarán al espectador.
Las dos actuaciones principales son en parte lo que sustentan esta película. Sebastian Stan es perfecto para el papel del ex presidente de Estados Unidos, sus gestos, su vocalización y sus fechorías para surgir en el ámbito empresarial, logran plasmar a un convincente y real Donald Trump. Por otro lado, Jeremy Strong interpreta a Roy Cohn como el antagonista del film, es el mismísimo abogado del diablo. La actuación que hace Strong es fenomenal, como un ser calculador, frío, duro y con una visión del mundo absurdamente capitalista. Tiene hartas posibilidades de que lo nominen como actor de reparto y me gustaría que así sea. La actriz búlgara Maria Bakalova también se luce en su interpretación de Ivana Trump, la primera esposa del empresario.
El film es irónico hasta en su nombre. Se llama igual que un reality show en el que participan un grupo de empresarios compitiendo por 250.000 dólares y un contrato para dirigir una de las empresas de Donald Trump. Pero la película no es solo una ridiculización de ese personaje, también es contundente con su crítica social. Evidencia con agudeza lo que hacen en las sombras las caras más despiadadas del capitalismo y de la política, quienes son capaces de cualquier cosa bajo el argumento de “salvar la democracia”. Como dice Roy Cohn en la cinta: “Estados Unidos es mi mayor cliente”. Este film se puede apreciar también como una advertencia a lo que se avecina y a entender el nacimiento del auge del neofascismo. El director después de su estrenó en Cannes señaló: “no hay forma metafórica de hacer frente a esta ola de fascismo. La gente buena lleva demasiado tiempo callada. Es hora de hacer películas políticas”.
El guion lo escribe el periodista Gabriel Sherman. Es su primer guion en películas, anteriormente había trabajado en series, pero es un guion estructurado y bien armado. La dirección de Ali Abbasi es habilidad a puro pulso, una genialidad lo que logra el cineasta. Esta es la primera película hablada en inglés del director iraní-danés, quien demuestra ser un autor muy camaleónico. En “Border” se movía en la fábula fantástica romántica, “Holy spider” es un thriller sobre un asesino serial y ahora con “El aprendiz” genera una “biopic” en estilo de farsa política. Todas sus cintas funcionan y contribuyen a distintos géneros, probando que Abbasi es un director muy interesante en el panorama actual.
Definitivamente Trump no quiere que se vea esta película. En su estreno en Cannes el equipo de comunicaciones del candidato a la presidencia en Estados Unidos señaló “esta basura es pura ficción que hace un escándalo de mentiras que hace mucho tiempo que fueron desmentidas”. La campaña electoral del empresario fue más lapidaria diciendo que: “Esta película es pura difamación maliciosa, nunca debería ver la luz y ni siquiera merece un lugar en la sección de DVD en ofertas. Pertenece al incendio de un basural”. Los productores del film lanzaron una campaña en Kickstarter para que esta película se estrenará en los cines de Estados Unidos, después de que los grandes distribuidores se echaron para atrás por temor a acciones legales por parte de Donald Trump. La campaña advertía en la página web de Kickstarter que la América corporativa tiene miedo a que veas esta película. Por suerte ya tuvo su estreno en el país norteamericano. Entiendo que el retrato que hacen de Trump pueda parecer polémico, pero sabiendo quien es este personaje sospecho que la mayoría de las cosas que se cuentan son reales. Incluso de cierta forma el film humaniza al candidato aunque sin blanquear en ningún momento sus malignos objetivos.
Las elecciones en Estados Unidos son el 5 de noviembre y esta película se estrenó el 11 de octubre en ese país en un momento exacto. Ya ha sacado varias ronchas en el espectro político. Es un filme osado, entretenido, cómico, polémico y crítico. Evidencia sin rodeo, ni ocultamiento quien es este ser perverso y sus inicios en el mundo del negocio antes de dedicarse a la política. Todo con nombre y apellido. Un filme placenteramente audaz que ya se encuentra disponible en cines.