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Catalina Adasme, la bailarina chilena que recorre y deja huellas por el mundo CULTURA

Catalina Adasme, la bailarina chilena que recorre y deja huellas por el mundo

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Con sólo 22 años, la joven suma cada vez más escenarios con exponentes de la industria musical local e internacional. Entre ellos Flor de Rap, Justin Quiles e Ivy Queen; sus presentaciones en “Rojo” junto a Rodrigo Díaz y sus recientes colaboraciones en el Festival de Viña y Juegos Panamericanos.


Desde sus primeros años de vida, Catalina Adasme decretó lo que la llevaría al éxito: Ser una de las bailarinas más destacadas en Chile y en la industria del espectáculo a nivel mundial.

A sus 22 años, la joven ha colaborado con grandes artistas y pisar importantes escenarios: Formar parte del equipo de trabajo de Denise Rosenthal y Flor de Rap; colaborar con Ivy Queen, Justin Quiles y Princesa Alba; bailar en el Festival de Viña del Mar, Lollapalloza y en el Estadio Nacional. En este último, junto a Sebastián Yatra en los recientes Juegos Panamericanos, y también teloneando a la colombiana, Karol G.  

Nacida y criada en la comuna de Maipú, y tomando clases de danza en el centro de Santiago, “Cata Adas” logró poco a poco internacionalizar y profesionalizar su carrera: Viajando por Europa y migrando a Estados Unidos. Aquí la historia Catalina Adasme, la dancer chilena que deja huellas por el mundo.

Los inicios de “Cata Adas”

– Vamos a tus orígenes: ¿De dónde eres? ¿Dónde naciste y creciste?

– Soy de Santiago de Chile. Full chilena nacida y criada en la comuna de Maipú junto a mis hermanos. Mi madre es de Calera y mi papá de Santiago, así que estuve toda mi vida en el mismo lugar y casa. No obstante, crecí más en el centro de la región Metropolitana; entre Bellavista y Baquedano, porque ahí es donde pasaba el mayor tiempo de mi día. Iba al colegio en Maipú. Y, cuando salía, viajaba en metro hasta Bellas Artes y tomaba todo el día clases de baile. Llegaba recién en la noche a mi casa. Me podría recorrer esas calles de la capital con los ojos cerrados de lo mucho que las conozco”.

– ¿Cómo nace tu interés por la danza? ¿Querer ser bailarina?

– Desde muy pequeña siempre baile. Me encantaba Madonna y Michael Jackson y tenía unos CD’s que mis papás me compraban en el persa Lo Valledor. Los ponía en la tele, me disfrazaba y todo. Recuerdo una coreo que es el bowl de Madonna -la presentación que hace en los MTV-, donde sale con un vestido súper antiguo, una peluca y abanicos. Una puesta en escena hermosa. A mí me encantaba ese vídeo. Me cautivó por completo y ocupé un vestido de mi mamá que era tipo corsé. Me quedaba gigante, pero me lo ponía igual. Me colocaba mis tacos de princesa y le pedí a mi papá que me comprara un abanico. Me aprendí el baile sólo por el video. Bailo desde chica.  Tenía al menos como unos cinco o seis años y llegaba todos los días del colegio a bailar. Nunca fui fan de One Direction, ni de ninguna de esas bandas que salieron en ese tiempo. Yo era full Madonna y Michael. Eran como mis ‘reyes magos’ y de ahí nació este amor por la danza.

Siempre he sido muy hiperactiva y estaba en todos los talleres del colegio. Me metí a ballet y entrené esa disciplina mucho tiempo cuando pequeña, al menos unos cuatro o cinco años. El profesor de inglés era bailarín de ballet y por él conecté mucho con la danza. Me enseñó a amar bailar y siento que eso quedó siempre en mí. Mi escuela era muy dinámica. Teníamos muchas presentaciones. Nos disfrazábamos para bailar rock and roll y en fin, un montón de cosas. Después me acuerdo que llegó una compañera que bailaba folklore. Yo la vi bailar cueca y dije: ‘yo también quiero aprender eso’ y me metí a esa área. Estuve cinco años en un grupo de danza folclórica de adolescentes en Maipú.

Con el tiempo, incursioné en la danza clásica; al lado más técnico. Después empecé un poco más con lo urbano: El hip hop y mucho dancehall. Así mi interés por el baile fue creciendo, pero mi punto inicial fue Madonna en los premios de los MTV.

Esa pregunta de querer ser bailarina me la cuestiono un poco, porque al principio sólo lo hacía porque me gustaba bailar, compartir, los vestuarios. Estar ocupada y tener mi fin de semana con ensayos. Pero,  ya cuando entré a la academia de Rodrigo Díaz (a los 12 años) comencé a ver la danza de forma más profesional. Empecé a conocer bailarines que se dedicaban a esto y dije: ‘Guau, ellos viven de esto. Ellos hacen clases y están en shows’.

Tuve mucha cercanía con Rodrigo Díaz y Miguel Pinochet que fueron parte importante de mi carrera. Me llevaron a ‘Rojo’ y participé en algunas presentaciones junto con Rodrigo. Allí me empecé a dar cuenta de lo grande que era el espacio de la danza. Dije: ‘guau, esto realmente me gusta mucho’ y lo comencé a tomar más en serio; a preocuparme de entrenar con un propósito más determinado. No recuerdo qué año, pero fue antes de la pandemia… El 2019 (yo tenía 17), y me llamaron para la audición del Festival de Viña con 17 años, cosa que no se pude hacer porque era menor de edad. Sin embargo, fui a la audición igual. Después los productores me querían en ‘Rojo’. Me llamaron para el programa de TVN, pero yo nunca fui una bailarina muy ‘televisiva’ por así decirlo. Siempre he tenido más amor por el escenario y los shows en vivo, entonces dije que no; que no quería ser parte y bueno, luego salieron un montón de oportunidades y ya explotó mi carrera: Bailar de manera mucho más profesional”.

– ¿A qué edad fue tu primera presentación artística?

– Mis primeras presentaciones artísticas fueron de folklore a los 12, 13 y 14 años bailando en el Festival de Maipú. Ya después con Rodrigo Díaz tuve distintos shows y uno de los más grandes en televisión fue en ‘Rojo’ en 2018 si no me equivoco. Yo tenía 16 años y baile con él. Era su pareja de baile e hicimos un cuadro súper lindo. Luego tuve tres presentaciones más con Rodrigo en dicho programa y, posteriormente, mi primer show fuerte en escenario en vivo con artistas fue con Denise Rosenthal”.

Hitos en su carrera: Colaboraciones y escenarios

– Eres chilena, y a tu corta edad haz logrado bailar con artistas de renombre, entre ellos, Denise Rosenthal, Flor de Rap,  Ivy Queen y Justin Quiles. ¿Cómo fue este proceso y cómo llegaste a trabajar con exponentes de la industria musical?

– Todos estos procesos han sido muy hermosos y enriquecedores, pero a la vez muy distintos entre sí. Mi primer trabajo como bailarina fue con Denise Rosenthal. Recuerdo que me llamaron para banca y tenía 18. Era bastante pequeña y fue demasiado genial el aprender de mis compañeras que ya eran bailarinas con mucha experiencia. El equipo de la Denise es muy profesional. Ella nos hace muy parte de su show y es bonito vivir esa experiencia. Además, está Ana Albornoz -su coreógrafa-, que es una persona increíble con mucha sensibilidad; con una mente muy artística, lo que hace que el show sea muy especial y con una energía diferente a otros trabajos en los que he podido participar.

También colaboré con Flor de Rap. Ahí lo coreógrafa es la Holanda B-FLY y es un flow totalmente distinto a lo que es Denise Rosenthal. Es bacán compartir con las chicas que fueron mis maestras; mis profesoras. Pasar de ser las personas que me enseñaban en las salas de clases, a convertirme en su colega, fue algo súper fuerte y lindo.

Trabajé simultáneamente con Denise y Flor. Hice dos tour de verano con ambas y la verdad fue un reto tener esa versatilidad de ser una bailarina un poco más popera (más del street jazz y el contemporáneo), y ser una bailarina más hip hopera y de dancehall.

Asimismo estuve con Ivy Queen. Tenía 19 años cuando bailé con ‘la caballota’ al mando Pato Arriata. Él me contactó por Instagram y ese equipo estuvo tremendo. Había bailarines que yo admiraba hace mucho tiempo, entre ellos, profesores que me formaron. Llegar a bailar con ellos en un show y sentir los gritos de la gente ese día en la Quinta Vergara se sintió hermoso. Esa energía traspasaba la tarima. Además, Ivy tiene una energía de mujer muy fuerte y te hacía sentir muy poderosa arriba del escenario. Lo voy a recordar por siempre, porque fue uno de mis grandes eventos a mi corta edad. Fue la primera artista internacional con la que baile. También he bailado con RKM y Princesa Alba.

Con Justin Quiles estuve en el Lollapalooza del 2022. También en el Crush Power Music del 2023. Ambos eventos fueron coreografiados por Brigitte Kattan, una de mis maestras.

Justin Quiles tiene un montón de fan acá en Chile y eso hace que la energía del escenario se viva fuerte. Esa noche cerramos el Lolla con él y había un montón de gente. Como comentaba, llegó a estos trabajos por coreógrafos que me contactan. Además, he estado en canales de televisión, por ejemplo, me llamaron para ‘The Voice’.

Estuve con Ryan Castro en Lollapalloza 2023 a cargo de Brigitte Kattan  y en el Festival de Viña coreografiado por Danny Lugo. Luego de la ‘Quinta’ bailé con Olga Tañón dos veces. A Danny lo conocí en Viña y se dio la oportunidad de nuevamente trabajar con él. Es potente vivir procesos tan diferentes en cuanto a artistas, enfoques y estilos de danza dentro del show. El tener esta carrera tan versátil es por lo que trabajo y entreno tanto”.

– El Festival de Viña del Mar, Lollapalooza y el Estadio Nacional -en los recientes Juegos Panamericanos junto a Sebastián Yatra-, son sólo algunos de los históricos escenarios que haz pisado. ¿Cómo ha sido esta experiencia?

– Sí, he estado en escenarios súper lindos. La verdad es que el Festival de Viña (la Quinta Vergara) es ‘el monstruo’ como se le conoce. Tiene una energía muy fuerte estar allí. La producción que hay atrás; la preparación es gigantesca. Nosotros nos preparamos al menos un mes y medio antes de la presentación en vivo que sale al aire. No me voy a cansar nunca de repetirlo: Es realmente inspirador ver los equipos que lo hacen posible: La producción, vestuario, maquillaje, bailarines, artistas y así, un sinfín que se podrían nombrar. La colaboración de todos ellos hace que la experiencia sea inolvidable más allá de sólo bailar. He hecho dos Viña; dos de las experiencias más lindas que he vivido. Poder interpretar tantas canciones en poco tiempo. Poder moldearte a lo que quiera el coreógrafo y hacerlo un poco más carnal (más que solo mental); poder traspasar lo que él quiere (algo más material que se pueda visualizar) es realmente hermoso. Toda la producción que hay detrás de la danza hace que el Festival de Viña del Mar sea algo tan grande como se conoce hoy en día. Un certamen muy grande y de mucho peso. Al igual que el Lollapalooza, donde estuve con Justin Quiles en 2022, Ryan Castro en 2023 y Denise Rosenthal en 2024. Llevo tres Lolla seguidos y con cada artista ha sido distinto; una experiencia diferente. Lollapalloza tiene una energía muy juvenil entonces te hace entrar en otra dinámica.

Hace poquito estuve en el Estadio Nacional inaugurando los Juegos Panamericanos con Sebastián Yatra a cargo de ‘Nani’ que es de Argentina. Recuerdo que me llamaron al casting y fue súper lindo. Trabajé con bailarines muy profesionales y sacamos el show en poquito tiempo. Es súper admirable ver cuando el team es profesional. Se siente distinto al momento de estar en el escenario: Hay confianza y fuerza. Hay un poder que te inunda por dentro y hace que la experiencia sea más inolvidable.


A su vez estuve en el Estadio Nacional con Denise Rosenthal teloneando a Karol G, donde todo es muy profesional, bello y está bajo control y calculado. Estar en el opening de Karol G me hizo querer ser parte de algo a nivel internacional: Mi mayor sueño”.

De Maipú a Estados Unidos: la migración de la danza

– Has viajado por varios países para profesionalizar tu carrera. Actualmente estás en Norteamérica. ¿Dónde vives específicamente y cómo ha sido residir lejos de Chile?

– Hace un tiempo me surgió esta curiosidad de conocer otros lugares del mundo, y el año pasado me fui a Europa tres meses sola. Fue un desafío personal súper grande. Sentía que no tenía que esperar a nadie para ir a distintos lugares, porque sólo quería bailar y aprender. Conocí España, Francia, Alemania, Amsterdam, Londres y después me fui a Los Angeles, Estados Unidos. Estuve tres meses en LA y fue precioso: Una experiencia que me cambió la vida la verdad. Después volví a Chile y volví a Nueva York. Volví a Chile y ahora otra vez a EE.UU. Estar acá me ha dado un regalo de conocimiento. Una cajita que tengo que seguir digiriendo. Siempre lo he dicho: Es súper desafiante viajar. Te potencia mucho y saca de tu zona de confort; de tu nicho; de tu idioma y cultura. Siento que bailo con cada parte de mi cuerpo y me encanta ser ‘una esponja’ para absorber todo lo que tiene esta industria aquí en Norteamérica. Acá hay un montón de bailarines increíbles. No solo de acá, sino también de Europa; de Asia; de Latinoamérica y es bacán, pues todos llegan en busca de querer aprender y potenciarse. En busca de oportunidades, ya que Hollywood y Nueva York, entre otros, son nichos importantes de la danza como industria. Eso mismo te hace crecer como bailarín y persona, pues hay que resolver y habitar ese espacio incómodo: El espacio de la soledad; de estar solo. De cuestionarte muchas cosas y enfocarte en lo que es tú camino y qué tienes que hacer para lograr lo que sueñas.

Ahora último he tenido la reflexión de que tengo una doble vida desde el año pasado. Es fuerte vivir lejos de tu país; de Chile. Yo sigo viviendo y tengo mi residencia allá, pero viajar te hace valorar lo que uno tiene en su país y ver qué nos falta. Lo que puedo llegar a aportar al regresar. Surgen preguntas constantemente, pero me encanta salir de Chile y sentirme desafiada; incómoda, porque me hace crecer; romper el límite. Conocer gente nueva, aprender de la cultura de acá, hablar en inglés que es muy distinto a hablar en español. Ese es un tema súper importante. Pocas personas lo notan, pero yo me emociono acá si escucho a alguien a hablar mi idioma natal. Inmediatamente hay una conexión”.

– ¿Cómo es el público que te sigue en general y en redes sociales?

– El público que me sigue en redes es bastante juvenil. Son muchas personas que se desenvuelven en el área artística y me gusta, porque están comprometidos con el material que subo. Me siento apoyada por mis cercanos; por gente que he conocido en viajes; por mis familiares; amigos de mis hermanos y así. Creo que el público que llega a mi perfil me apoya mucho a pesar de lo inactiva que soy jajaja. Siempre están y dan ese voto de aliento que se necesita a veces estando lejos para seguir y sentir motivación. Es también hacer que tu país vea las inmensas posibilidades que hay fuera de la Cordillera. Me fascina poder viajar y mostrar los profes que hay. Y, con ello, que crezca Chile como país e industria”.

– De los proyectos en los que has participado, ¿cuál es el que más te ha gustado? 

– Creo que el que más me ha gustado es la gira de ‘Reinas’ con Denise Rosenthal. Fue muy importante, pues aprendí y conocí mucho de Chile gracias a ese tour. El otro es Viña 2023, que va a quedar siempre en mí. Fue increíble trabajar con Danny Lugo. Se me hizo grato conocer a la gente de maquillaje, de peinado: Un mundo que no había profundizado en totalidad, por lo que me lo llevo guardado en el corazón. Además, ese año salí reina; la reina de Viña por parte de la producción del certamen. Fue un año hermoso”.

 

Proyectos e ideales: “Los sueños como metas”

– ¿Qué colaboraciones y sorpresas se vienen?

– Uf, definitivamente se vienen cosas. Espero que esas colaboraciones que tengo en mente y sorpresas salgan luego a la luz. Estoy muy emocionada, porque además de poder crecer como bailarina e intérprete, he podido trabajar mi parte docente como profesora. Por ahí se vienen cositas que me emocionan demasiado. Hace mucho tiempo tenía ganas de expandir mis clases y siento que ahora tengo un público que me apoya bastante en Chile. En tanto, veremos qué sorpresitas salen por otros países, así que por supuesto que se vienen noticias. Tengo un sueño muy grande que está ya casi saliendo a la luz, y se van a abrir un montón de puertas que he querido concretar hace tiempo, así que estoy muy emocionada por eso.

– ¿Supimos por allí que tienes una historia relacionada con Beyoncé verdad?

– Sí. Andaba en Europa y estaban haciendo unas audiciones para ser parte de un programa que había hecho Kiira Harper. Ella fue bailarina de Beyoncé para el Coachella. Estuvo mucho tiempo con trabajando con ella y ahora (actualmente) es la coreógrafa de Victoria Monet. Bueno, la cosa es que yo no vi la audición, pero sé que dos chilenas de acá habían audicionado. Después cuando llegué a Los Angeles y eso partía justo a las dos semanas que yo llegué. Era un mes completo de entrenamiento. Eran todos los días como de 10 a 8 de la tarde. Tuvimos sesión de fotos, maquillaje y todo. Para quedar en eso había que audicionar. El grupo ya estaba listo, pero yo no la hice. Entonces fui a una clase de la Kiira. Ella me vio y yo le pregunté si es que podía ser parte de su compañía y me dijo: ‘Okey, esta fue tu audición’, y le tuve que mandar después un video de hip hop bailando y nunca me respondió. Yo dije ‘ya filo, no quedé’. Y el día que partía el intensivo ella me llama por teléfono (y yo como; ¿‘Kiira Harper’?). Le contesto y me dice ‘oka, Cata. Se me había olvidado decirte, pero en realidad ni vi tu video de hip hop. Tú ya estás adentro desde que te vi. Y yo: ‘Guau…’. Ahí partió. Fue un intensivo hermoso y preparamos un show. Tuvimos clases con diferentes coreógrafos de la industria; coreógrafos de Chris Brown. Estuvo Sienna también. Nos enseñaron de todo, por ejemplo, cuáles son los nombres de las personas que trabajan en los shows, todo. Precisamente, para cerrar ese proceso hicimos un show que preparamos durante el mes, el cual iba a difundirse a distintas agencias y coreógrafos reconocidos de Los Angeles. Ahí  finalmente -a los dos días-, recibí un correo de una agencia que se llama Clear Talent. Ellos me buscaron y tuvimos una reunión. Hablamos y ahora por eso estoy tramitando mi visado”.

– ¿Cuáles son tus sueños por cumplir?

– Uno de los primeros es mudarme aquí a Los Angeles, EE.UU; tener mi Visa. Esos son sueños que me empujan y guían. Cada día me levanto y trabajo en eso; lo manifiesto y sé que lo voy a cumplir. También cuando logre mi primer tour mundial voy a ser la persona más feliz del mundo, ya que hice una promesa a alguien que ya no está en esta vida y esas promesas son sueños que alguna vez se los conté. No me gusta llamarles sueños, sino que les llamo metas, porque lo puedo materializar y efectuar más que sólo soñarlo. Lo voy a lograr y se lo voy a dedicar a él: Mi hermano. De hecho, esa es un poco mi mentalidad: Si tengo vida, puedo seguir luchando y empujándome a cumplir todo lo que alguna vez mi mente soñó y sigue soñando.

Igualmente en un futuro quiero tener un studio en Chile. Una sala con todas las condiciones necesarias que requerimos los bailarines. Creo que aún nos faltan muchos espacios donde podamos practicar y desenvolvernos a diario. Sería muy feliz teniendo un espacio completo que englobe todas las exigencias y brinde comodidad a los y las dancers”.

Link de Instagram: https://www.instagram.com/cata.adas/

 

 

 

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