Sus narraciones, aparentemente sencillas, están llenas de humor, costumbrismos y simbolismo dentro de una tradición arraigada en su gusto por los clásicos de la filosofía y la literatura.
Considerado un renovador del realismo subjetivo de la literatura en español, Álvaro Pombo es ante todo un genial autor inclasificable, único en su estilo, con una extensa y premiada obra que ha situado su nombre entre los grandes de las letras hispanas.
Galardonado este martes con el Premio Cervantes 2024, Álvaro Pombo y García de los Ríos (Santander, 1939) es un poeta y novelista y también un ensayista tardío, ya que publicó su primer ensayo, una obra sobre la religión, con más de 80 años.
Académico de la RAE, intelectual de vanguardia y comprometido políticamente -con un sueño imposible de unir a la derecha y la izquierda-, fue una de las primeras personalidades en hacer pública su homosexualidad en España.
Sus narraciones, aparentemente sencillas, están llenas de humor, costumbrismos y simbolismo dentro de una tradición arraigada en su gusto por los clásicos de la filosofía y la literatura.
Licenciado en Filosofía por la Universidad de Madrid, Pombo es Bachellor of Arts por el Birberk College de Londres, donde además trabajó durante diez años -entre 1966 y 1977- en un banco como telefonista, época en la que se interesó por la tradición literaria inglesa.
Ya de vuelta en España, fue empleado en Madrid del Banco Hispano, actividad que compatibilizó con la labor literaria hasta 1984.
En 1973 publicó su primer libro, el poemario ‘Protocolos’, al que siguieron ‘Variaciones’ (1977), con el que ganó el Premio El Bardo de nuevos poetas; ‘Hacia una constitución poética del año en curso’ (1980), y ‘Los enunciados protocolarios’ (2009).
Dentro de la narrativa, comenzó publicando cuentos en 1977 y dos años después la novela ‘El parecido’.
En 1983, se presentó al premio Herralde con dos novelas, ‘El hijo adoptivo’, firmada bajo el seudónimo de José Carrasco, con la que quedó finalista, y ‘El héroe de las mansardas de Mansard’, con la que obtuvo el galardón.
Pombo es un autor muy premiado por obras como ‘Donde las mujeres’, que obtuvo el Premio Nacional de Narrativa de 1997; ‘La cuadratura del círculo’, Premio Fastenrath de 2001, o ‘El cielo raso’, Premio Fundación José Manuel Lara.
Por ‘El metro de platino iridiado’, considerada una de las obras más originales y ambiciosas de la narrativa española, recibió en 1991 el Premio Nacional de la Crítica.
‘Contra natura’ (2005) ganó los premios Ciudad de Barcelona y Salambó, mientras que en 2012 obtuvo el Nadal por ‘El temblor del héroe’ y en 2006 el Planeta por ‘La fortuna de Matilda Turpin’, una obra que considera su mejor novela.
Para Pombo, en la actualidad el desinterés es “el núcleo de todo”: “Podemos dejar que las cosas se vayan a la porra, que las relaciones se deterioren, o podemos hacer una especie de cosa ambigua, pero las circunstancias contemporáneas favorecen mucho esta situación de falta de sustancia en las personas, de falta de compromiso”.
También ha tratado en alguna de sus novelas la homosexualidad, como en ‘Cielo raso’, eso sí, desde la espiritualidad religiosa. Y en ‘Contra natura’, que aborda el tema de las relaciones sentimentales de dos homosexuales.
Del saber comportarse o no y de la condición humana a través de los grandes conflictos que atormentan a sus personajes tratan muchos de sus libros, en los que aborda el concepto de la verdad.
También sobre este asunto habló en su discurso de entrada a la Real Academia de la Lengua en 2004, de la “firme voluntad de verdad” que había guiado su vida.
De su paso por la política, Pombo recordaba en una entrevista con EFE en 2020 cómo los discursos y los aplausos hacen que uno se vuelva “vanidoso”, algo que decía que no era bueno para un escritor.
En agosto de 2023 bromeaba con su edad -ahora tiene 85 años- y aseguraba que su carrera no había terminado aún, porque le quedan “historias por contar”, aunque reconocía que no sabía “si muchas”.
Y con ese marcado humor negro, señalaba que cuando se muriera -“dentro de nada” porque aseguraba tener ya “un pie en la sepultura”-, habrá un recuerdo de su poesía: “Estoy casi deseando morirme para verlo desde el otro mundo”.
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