La académica de la Universidad de Chile señaló que la COP 29 en Bakú prioriza el financiamiento climático y un plan de acción en género. La directora del CR2 también destacó que la cumbre es una antesala para la COP 30 en Brasil.
Entre el 11 y el 22 de noviembre, la capital de Azerbaiyán, Bakú, es la sede de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2024, también conocida como COP 29.
Esta reunión será una oportunidad para que los líderes de gobiernos, empresas y organizaciones de la sociedad civil, encuentren soluciones concretas a uno de los problemas más importantes de nuestro tiempo: la crisis climática.
Con las temperaturas globales alcanzando niveles récord y los fenómenos socionaturales extremos afectando a personas de todo el mundo, acelerar la acción para abordar la crisis climática, es urgente. En ese contexto, un tema clave de la COP 29 será el financiamiento, ya que se requieren billones de dólares para que los países reduzcan drásticamente las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y protejan vidas y medios de subsistencia de los crecientes efectos del cambio climático.
Sin embargo, la conferencia no ha estado exenta de polémicas, este 12 de noviembre, el presidente de Azerbaiyán, anfitrión de la COP29, criticó duramente a los países occidentales que cuestionan la industria petrolera y gasífera de su nación.
En su discurso inaugural, Ilham Aliyev calificó a su nación como blanco de una “campaña de difamación y chantaje bien coordinada”.
Poco después, el secretario general de la ONU, António Guterres , respondió enérgicamente, tachando de absurda cualquier estrategia que implique duplicar el uso de combustibles fósiles.
Este intercambio refleja el dilema central de las negociaciones climáticas: aunque se promueve la transición hacia energías renovables, muchas naciones, incluidas economías avanzadas, continúan dependiendo de los combustibles fósiles. Según Azerbaiyán, el petróleo y el gas están perdiendo peso en su economía gracias a un proceso de diversificación hacia otros sectores.
La directora del Centro de Ciencia del Clima y Resiliencia (CR2) de la Universidad de Chile, Pilar Moraga, explicó que al igual que otras cumbres de este tipo, la COP 29 “es la máxima instancia de toma de decisiones de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático”.
“Si bien las negociaciones se van desarrollando durante todo el año, este es el momento culmine en que participan las representaciones del más alto nivel, de los estados, en la adopción de estas decisiones”, detalló.
El primer Balance Global –un informe sobre el progreso climático presentado en la COP28– concluyó que las emisiones globales de gases de efecto invernadero deben reducirse un 43 % para 2030 y un 60 % para 2035 para encaminarnos hacia un clima más seguro.
Moraga participo este miércoles en el panel “Advancing into the Coastal Cities Resilience” en la COP29 junto a los investigadores del (CR2) Laura Ramajo y Marco Billi.
En ese sentido, Ramajo explicó que el cambio climático plantea grandes desafíos para las ciudades costeras, requiriendo una planificación urbana que considere inversiones para mejorar la resiliencia de la infraestructura y la integración de soluciones basadas en la naturaleza. Estas medidas buscan proteger tanto sistemas naturales como humanos en áreas con alta densidad de población, como las zonas costeras.
“Esperamos que de las diferentes presentaciones podamos entender esa conexión que existe entre la política y la ciencia en términos de ciudades costeras y localizándonos en las diferentes experiencias y herramientas que ha ido desarrollando la ciencia”, expresó la investigadora.
En la misma línea, recalcó que es importante tomar en cuenta las experiencias que han tenido las ciudades costeras frente “a diferentes amenazas como las marejadas, la subida del nivel del mar o las olas de calor, etcétera y el rol que además tienen, pues los actores no gubernamentales en mejorar la resiliencia de las de las ciudades costeras”.
Por otro lado, Marco Billi advierte sobre los desafíos críticos en la financiación de la acción climática global.
Según Billi, “es fundamental negociar una nueva meta cuantificada y colectiva para el financiamiento, ya que la anterior, de 100 mil millones de dólares hasta 2025, quedó lejos de cumplirse. Para enfrentar el cambio climático, se requiere un financiamiento entre 15 y 20 veces mayor al establecido inicialmente, cifra que ya resultó insuficiente”.
Además, enfatiza la urgencia de mejorar mecanismos de adaptación y de movilizar fondos privados, señalando que “las señales políticas actuales, especialmente desde Estados Unidos, pueden aumentar la complejidad de estas negociaciones.”
De todas maneras, la abogada y académica destacó que esta conferencia en particular es importante porque es la antesala de la COP 30, que tendrá lugar en Brasil. En ese encuentro, los países deberían presentar sus nuevas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC). En otras palabras, los planes que tiene cada uno para reducir sus emisiones de gases contaminantes.
“En Brasil, el próximo año, se van a presentar esas NDC revisadas y por lo tanto, en este período los estados, lo que deberían estar haciendo, es esta revisión. En ese sentido, en Chile, el Ministerio de Medio Ambiente ha llamado a aportar antecedentes para poder formular esta nueva NDC”, dijo Moraga.
La directora del CR2 además señaló que la COP 29 tendrá un especial énfasis en el financiamiento climático, “lo que se refiere a toda la cooperación internacional, que viene de los países desarrollados hacia países en desarrollo o menos avanzados, en poder implementar las políticas públicas y adoptar las acciones necesarias para poder hacer frente a los efectos del cambio climático y también alcanzar la reducción de los gases efecto invernadero”.
De acuerdo a la abogada, justamente este ítem de financiamiento es el que se ha cuestionado en otras cumbres, “por los montos a los cuales se comprometen los países desarrollados, siempre menores a lo que esperaría, pero también por un tema de transparencia, porque en el fondo no se sabe bien cuánto se aporta, quiénes aportan y en qué período”.
“Por eso, el acuerdo de París hizo un énfasis mayor en esa exigencia, en materia de transparencia, de manera que todos los países desarrollados informen a la secretaría de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático, sobre cuánto están aportando en materia de financiamiento para la acción climática. Ahora, la idea es fijar una nueva meta”, indicó.
Por otra parte, Moraga relevó el objetivo de la COP 29 de establecer un plan de acción en materia de género.
Según la académica, hay una exigencia de incluir la temática en instrumentos como el Acuerdo de París o la Ley Marco de Cambio Climático de nuestro país, “pero si uno va al detalle de cómo se aborda el tema de género, siempre es muy genérico, muy de lugares comunes”.
“Yo creo que puede ser muy interesante que este plan dé orientaciones mucho más concretas de cómo abordar la cuestión de género en los diversos instrumentos de política pública”, opinó.
Consultada respecto al papel que jugará nuestro país en la cumbre climática, Moraga afirmó que nuestro país tiene varios elementos a su favor para continuar con el “rol de bisagra” que ha tenido en otras conferencias, entre ellos, “una acción climática fuerte y consolidada en el sentido de reducir sus emisiones”.
Por otra parte, la directora CR2 estimó que Chile debe cumplir un papel importante en las negociaciones sobre adaptación, pérdidas y daños provocados por el cambio climático. Esto, teniendo en cuenta que es un país vulnerable a fenómenos como los incendios o las inundaciones.
“¿Qué es lo que vamos a definir como pérdidas y daños y cuándo la comunidad internacional va a apoyar a nuestro país en eventos climáticos extremos? Por ejemplo, los últimos incendios o las inundaciones que vivimos, que generan grandes pérdidas para el país, humanas y económicas. Entonces, ¿cómo la comunidad internacional puede apoyar no solo a levantarse después del episodio, sino que a generar condiciones que permitan evitar que nuevos episodios tengan tal gravedad?”, dijo.
La académica también fue requerida sobre la molestia de algunas organizaciones medioambientales, por la participación de nuestro país en la COP 16 de biodiversidad, celebrada hace pocos días en Cali, Colombia. En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), Lucio Cuenca, expresó inquietud por la realización de un panel sobre “buenas prácticas empresariales” (en las que estuvieron presentes Anglo American, Colbún, CMPC y Copec) y acusó que se privilegió a la mirada empresarial.
Al respecto, Moraga aseguró que desconoce “si hay un favoritismo en favor de ciertos sectores”, pero enfatizó en que es muy relevante que tanto la sociedad civil como el mundo empresarial participen de las discusiones sobre la crisis medioambiental.
“El problema que tenemos como sociedad es que estamos tan polarizados en todo sentido y claro, las empresas van por un carril y la sociedad civil por otra y en el fondo, así no vamos a solucionar las cosas. El rol del Ministerio, que tampoco digo que no lo esté haciendo, es facilitar ese diálogo, sobre todo porque las empresas privadas tienen una capacidad de estar ahí. El ir a la COP para un organismo de la sociedad civil no es simple, no todas las organizaciones tienen el financiamiento para hacerlo, mientras que las empresas tienen la gran ventaja de estar presente en discusiones donde son incumbentes, porque ellos tienen intereses económicos en lo que es la conservación de la biodiversidad”, observó.
“La cancha es muy dispareja y es necesario un mayor diálogo con todos los actores. En ese sentido, aún estamos muy polarizados y es necesario generar puentes. La industria, el sector privado tiene interés en la explotación de la biodiversidad y la comunidad quiere su protección, entonces, es necesario llegar a un diálogo y que eso se pueda conciliar”, sostuvo.
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