El abogado y artista Gonzalo Sánchez asumió tras la salida de la histórica Nicola Schiess. “Estoy consciente de que espacios como el Teatro son las herramientas que Chile necesita para cohesionar a su gente, generar confianza, visualizar derroteros comunes a nivel país”, explica.
El abogado y artista visual Gonzalo Sánchez es el nuevo presidente del directorio del Teatro del Lago, tras la reciente renuncia de Nicola Schiess.
Se trata de una institución clave, no sólo del sur de Chile, sino del país, con una larga trayectoria no sólo en lo musical, sino en la acción social.
Sánchez cuenta que asume el cargo “con mucha humildad y con la responsabilidad de potenciar el camino recorrido por Nicola Schiess y las familias que se han sumado a esta misión educativa y transformadora”.
“Estoy consciente de que espacios como el TDL son las herramientas que Chile necesita para cohesionar a su gente, generar confianza, visualizar derroteros comunes a nivel país. El arte tiene un efecto sanador en un país que tiene muchas heridas y resulta urgente trabajar en la creación de instancias que saquen a los ciudadanos de la contingencia polarizante en la cual estamos inmersos”, dice.
El nuevo presidente del directorio además valora el vector del TDL en cuanto a “promover la creatividad como energía innovadora para que Chile se convierta en un país con liderazgos claros que permitan el desarrollo integral de las personas y nos lleve, como país, a una posición de alta competitividad a nivel mundial”.
El vínculo entre Sánchez y el teatro es de larga data.
“Fui testigo de la primera piedra del TDL en 1998 de manera que he seguido muy de cerca la construcción y desarrollo de este colosal proyecto que trasciende lo musical ya que tiene un impacto educativo y de mejoramiento de habilidades socio emocional de todas las personas a las que toca, en definitiva esta fundación hace más felices a la personas”, comenta.
Él considera el teatro “como un real ‘Fitzcarraldo’ en la Patagonia, que alguna vez fue un sueño y hoy es una obra bicentenario y recibe visitas de casi 300.000 personas anualmente y está ubicada en Frutillar, declarada ciudad creativa de la música por la Unesco”.
“Además de la misión educativa que le da identidad a la fundación, lo que me animó de inmediato a aceptar el cargo es la calidad y prestigio del directorio y el hecho de que director ejecutivo es Gonzalo Larenas y el director artístico João Aboim su director artístico. Conozco la trayectoria de cada uno y son realmente geniales”.
Por otro lado en esta fundación están presentes familias “muy potentes y generosas, en materia de filantropía social y educacional que han sido claves para la proyección de la misión educativa de la fundación como es el caso de las familias Ibañez Atkinson, Moustakis y Matetic”.
Se trata de un teatro que tiene 1.200 butacas (el Municipal de Santiago tiene 1.400) y se encargó, en su momento, la mejor acústica del mundo.
Además, el escenario posibilita un desplazamiento para cambios de escenografías que permite dar vida a todo tipo de espectáculos como es el caso de las óperas.
“El sueño del Teatro del Lago era a todas luces una locura, se invirtieron cerca de 90 millones de dólares, con una acústica de standard mundial y en una ciudad sureña maravillosa pero pequeña. Todas la voces de entonces recomendaron construir en teatro en un gran centro urbano, como Santiago, Valparaíso, pero la familia Schiess apostó por la descentralización para democratizar el acceso de las artes y porque no era aceptable que la máxima calidad en materia artística siempre acontecía en Santiago”, cuenta Sánchez.
A su juicio, el tiempo demostró que la arriesgada apuesta fue correcta, y el Teatro del Lago ya forma parte del imaginario artístico y educativo de Chile: su prestigio ha trascendido las fronteras, ha ganado más de 21 premios por su diseño arquitectónico y su contribución a la cultura en Chile y el mundo y fue declarada obra bicentenario.
“Por otro lado, los estudios de impacto social dieron resultados impresionantes en cuanto al impacto en el territorio y comunidades no solo el sur sino a nivel nacional, son decenas de miles de niños, jóvenes y artistas que se han beneficiado con su experiencia en el Teatro”.
Es que el ADN del teatro tiene que ver con varios rasgos. Primero, una misión educativa y programas de formación: desde el principio, el Teatro ha desarrollado una misión educativa sólida, incluyendo programas como “Puedes Bailar,” “Formando Maestros,” y “Academias”, enfocados en ampliar el acceso a la educación artística.
Asimismo, busca un impacto cultural y social: la Fundación ha consolidado una audiencia global, promoviendo un sentido de comunidad a través de las artes, contribuyendo a la transformación social en la región y más allá.
Al ser consultado sobre el aporte realizado por su antecesora, Nicola Schiess, responde que ella “ha entregado su vida al teatro trayendo su experiencia profesional y redes mundiales adquiridas en su trabajo con las mejores orquestas a nivel global”.
“Su mirada es muy original en cuanto a que concibe al teatro como un instrumento al servicio de una misión mayor que consiste en el desarrollo de una misión educativa y transformadora de las personas con sabor local y territorial pero que se quiere extender a todo el país y Latinoamérica”, asegura.
Para Sánchez, la misión del teatro del lago comienza y termina en la persona humana, se trata de promover su desarrollo integral, fomentar las habilidades socio emocionales, facilitar la convivencia y el dialogo creando confianzas.
Adicionalmente el TDL está comprometido con un modelo de gestión sostenible ejemplar que permita su continuidad y proyección. Actualmente genera el 51% de su presupuesto y en breve alcanzará el 60% lo cual es algo inédito para una fundación de esta naturaleza. Por otro lado, desde sus inicios, Nicola ha impulsado iniciativas que integran el arte y la educación, como los programas “Puedes Bailar” y “Formando Maestros”, fortaleciendo la misión del Teatro de generar impacto social.
“Su habilidad para construir alianzas estratégicas y su enfoque en la educación artística han marcado el camino para que el Teatro del Lago sea hoy un espacio sustentable de inspiración, innovación y transformación social”.
En cuanto a sus futuras responsabilidades, Sánchez enumera el apoyar a la dirección ejecutiva en el logro de la planificación estratégica, ser el vínculo entre el board de donantes, el directorio y la dirección ejecutiva, apoyar en fundraising y posicionamiento del teatro, así como el desarrollo de nuevas disciplinas dentro del teatro.
Los principales desafíos del Teatro son múltiples: aumentar el acceso a las artes; desarrollar competencias socioemocionales a través de las artes; y promover el desarrollo integral de jóvenes músicos.
También fomentar la cohesión social mediante las artes, y desarrollar un modelo de gestión sostenible y ejemplar que permita la continuidad y expansión de las actividades de la fundación.
El Teatro ha desempeñado una importante función social. Tomando en cuenta el contexto actual que vive Chile por estallido, a su juicio, ¿cuál es el retorno de la actividad del arte en la sociedad?
“El Teatro del Lago ha demostrado que el arte es mucho más que entretenimiento; es un motor de cohesión y transformación social. En el contexto actual que vive Chile, donde el estallido social ha revelado profundos desafíos en términos de justicia, equidad y cohesión, el arte juega un papel fundamental”, afirma Sánchez.
Para él, el retorno de la actividad artística se ve en cómo ofrece a la sociedad un espacio para el diálogo, la expresión y la sanación colectiva.
“La experiencia artística fomenta la empatía, la reflexión crítica y el entendimiento mutuo. Además, impulsa el desarrollo de habilidades como la creatividad y la resiliencia, herramientas esenciales para enfrentar los desafíos sociales actuales. Desde la labor educativa del Teatro del Lago, los programas como ‘Formando Maestros’ o ‘Puedes Bailar’ han buscado justamente potenciar estos valores en las comunidades, generando un retorno social tangible al crear un espacio donde todas las personas, sin importar su origen, pueden acceder a un desarrollo integral y al enriquecimiento que ofrece el arte”.
En ese sentido, en un contexto de cambio como el que enfrenta Chile, en sus palabras el arte no solo es un reflejo de la sociedad, sino una herramienta activa de construcción de una ciudadanía más inclusiva, solidaria y consciente de su rol en el tejido social.
Finalmente, para el futuro espera un crecimiento primero a escala nacional de sus programas formativos y artísticos, un desarrollo de impacto a nivel latinoamericano, donde exista mayor colaboración, “posicionarnos como un eje de impacto y transformación social, a través de la cultura y las artes y el desarrollo de una programación artística que no solo sea el gran importador de grandes músicos, sino también pasar a ser un gran exportador de nuestros talentos, una plataforma dentro de su desarrollo”.
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