El trabajo inclusivo e interdisciplinario fue realizado por docentes y estudiantes. Busca acercar a los niños de Chile y del mundo a los grandes misterios del universo.
La ciencia y la literatura se han fusionado en un nuevo proyecto educativo que busca acercar los conocimientos científicos a las generaciones más jóvenes.
“Bing Bang” (Editorial Recrea), el primer tomo de una serie de libros se presenta como una herramienta clave para despertar la curiosidad científica en niños, a través de personajes entrañables y aventuras que exploran los misterios del universo.
El interés por desarrollar este libro nace de una preocupación compartida por los académicos del Departamento de Ciencias de la Facultad de Artes Liberales de la UAI.
“Los avances científicos suelen tardar décadas en llegar a los colegios. Por ejemplo, si preguntas cuál es la partícula fundamental e indivisible de la materia, muchos aún responderán ‘el átomo’, cuando desde los años 60 sabemos que es el quark”, explican las académicas Carola Millán y Macarena Roca.
Es por eso que el personaje Quark, amigo inseparable del protagonista Bing Bang, fue creado para que los niños comiencen a familiarizarse con estos conceptos desde una edad temprana, afirman desde la universidad.
Este libro es la culminación de un proyecto que inicialmente se centraba en audiocuentos, con el fin de vincular la ciencia y la literatura de manera inclusiva. Sin embargo, pronto los creadores vieron la oportunidad de expandir la idea hacia un libro ilustrado.
“El interés siempre estuvo en llevar a los niños las grandes preguntas de la ciencia. Queremos que descubran, junto a Bing Bang y Quark, cómo las preguntas científicas están presentes en todo lo que nos rodea”, sostienen.
El primer tomo de “Bing Bang” cubre temas y complejos como los agujeros negros, el nacimiento de las estrellas, la genética, el origen de la vida y la evolución. Estos temas, que actualmente son objeto de estudio por los científicos más destacados del mundo, han sido adaptados para que los niños puedan comprenderlos de manera accesible y divertida.
El proceso para convertir temas científicos complejos en relatos didácticos y entretenidos no fue sencillo. Los creadores colaboraron con un equipo de alumnos y profesores del CORE Ciencias, quienes trabajaron arduamente en la revisión de los contenidos para asegurarse de que las historias reflejaran conceptos científicos actualizados. Además, el trabajo con las ilustraciones fue indispensable para visualizar estos conceptos de manera atractiva y comprensible.
La clave para hacer las historias interesantes, según los autores, fue buscar el “conflicto” en cada tema científico o investigación. Guiados por el profesor Carlos Yushimito, los estudiantes se centraron en crear relatos que, además de educativos, fueran emocionantes y capturaran la atención de los jóvenes lectores.
Los creadores del libro tienen claro que los niños pueden entender conceptos científicos avanzados si se les presenta de la manera correcta. El libro se centra en fomentar habilidades científicas fundamentales como la deducción, el planteamiento de hipótesis, la observación y, sobre todo, el asombro por el entorno.
“Queremos que los niños se maravillen con las estrellas, el origen de la vida y todo lo que les rodea”, señalan.
Una parte del proceso creativo fue la creación de los personajes. Bing Bang es un extraterrestre que representa de manera juguetona el origen del universo, mientras que su amigo Quark es un simpático pato que debe su nombre a la partícula subatómica más pequeña conocida. Estos personajes, según los autores, ayudan a que los niños asocien conceptos científicos con imágenes y aventuras entretenidas.
Los autores están convencidos de que “Bing Bang” puede despertar la curiosidad científica no solo en los niños, sino también en los adultos. “Las historias, diseñadas para mostrar que la ciencia es un método de exploración constante, invitan a los lectores a cuestionar lo que no conocen y a descubrir nuevas maravillas del universo”, afirman las académicas de la Facultad de Artes Liberales.
Este primer tomo es solo el comienzo. Los autores ya están trabajando en un segundo libro que abordará nuevas preguntas sobre el universo y la humanidad. Además, creen que este proyecto tendrá un gran impacto en los docentes de ciclos básicos, quienes podrán utilizar estos cuentos como una herramienta para captar la atención de sus alumnos y fomentar en ellos un espíritu curioso y interrogativo.
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