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“La habitación del lado”: hasta que la muerte nos separe CULTURA

“La habitación del lado”: hasta que la muerte nos separe

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El director español Pedro Almodóvar recién a los 75 años realizó su primer largometraje en inglés: “The room next door”. Un filme melodramático que mantiene la esencia de su cine y en el que colaboran dos brillantes actrices como Juliane Moore y Tilda Swinton. Un paso importante en su carrera.


Este nuevo drama de Almodóvar es una adaptación de una novela de la escritora estadounidense Sigrid Nunez, que gira en torno a Ingrid y Martha quienes fueron amigas íntimas en su juventud. Por circunstancias de la vida se terminaron separando, Ingrid fue novelista y Martha terminó siendo reportera de guerra. La vida las vuelve a juntar en una situación límite. Martha está sufriendo de un cáncer terminal y le pide ayuda a Ingrid para que la acompañe en la difícil decisión de practicarse la eutanasia, en un país donde es ilegal aquel procedimiento y ser cómplice te puede condenar a la cárcel.

En general es una película minimalista, sensible y empática, pero en algunos momentos resulta exageradamente melodramática y teatral. A su vez, los diálogos parecen artificiales y demasiado “poéticos”. Es cierto que de alguna manera estas características suelen ser propias del universo Almodóvar, y solo un cineasta como él puede lograr que una cinta que extrema esos rasgos funcione de igual manera. Entiendo que esta película pueda generar rechazo en alguien que no esté familiarizado con su cine. Pero probablemente los fans de Almodóvar la amarán. Construyó ese universo único que lo caracteriza pero en una película anglosajona. Ahora Madrid transmuta a Nueva York. Aunque la ciudad es casi un fantasma.

Cinematográficamente la cinta es impecable. La estética es de una belleza absorbente, cada encuadre parece una pintura y la paleta de colores de tonos chillones (rojo, amarillo y verde) le entrega vida al film. Está diseñada con sutileza y pasión, hace recordar la fotografía detallista y elegante de otras obras del director como “Volver”, “Mujeres al borde de un ataque de nervios” y “Todo sobre mi madre”.

Por otra parte, el film toca un tema muy urgente en la sociedad actual como es la eutanasia. Es cierto que tal vez no ahonda en las profundidades de este complejo asunto, como sí lo hace “Mar adentro” de Amenábar, pero aun así plantea las dimensiones más relevantes de una manera cuidadosa y empática. Cuesta comprender que en 2024 ciertos sectores más conservadores quieran prohibirle a pacientes en fase terminal la elección de una muerte digna. En la rueda de prensa del Festival de Venecia Almodóvar reflexionó sobre el asunto señalando: “Me parece que la eutanasia es un derecho fundamental de todo ser humano y como tal, me interesa mucho y creo que es un tema del que todavía hay que debatir en todo el mundo”.

Otro tema importante del que habla la película es la sororidad en los momentos más críticos de la vida. Lo hace de una forma sentimental y sincera. Se convierte en un relato solemne y conmovedor sobre la solidaridad femenina durante la transición a la muerte. Un viaje doloroso y melancólico en el que no existe vuelta atrás. Es una tragedia pero con toques esperanzadores y sin necesidad de caer en lo morboso para buscar un impacto emocional fácil. La narración tiene fuerza emotiva, empatía y lealtad a un vínculo amistoso entre dos mujeres, con las ambiguedades y conflictos que entrega la vida.

Las dos actrices protagónicas, Juliane Moore y Tilda Swinton, están fenomenales. Tienen una química sorprendente en pantalla, es increíble que sea la primera vez que trabajan juntas. Me recuerda un poco a la relación de Liv Ullmann y Bibi Andersson en “Persona”, pero obviamente sin llegar a la profundidad psicológica de Bergman. Además de las actrices españolas Rossy de Palma, Carmen Maura y Penélope Cruz, el cineasta español suma en su lista de nuevas “chicas Almodóvar” a estas dos tremendas actrices, que calzan a la perfección con la sintonía y el mundo que crea el director; es como si siempre hubieran estado involucradas con su cine. Es cierto que Tilda Swinton ya había trabajado anteriormente con el director en un corto, “La voz humana”, basado en un monólogo de Jean Cocteau. Cuando Almodóvar le envió el guion a Swinton, le preguntó quién debería interpretar a Ingrid. Ambos tenían en la mente a Juliane Moore. John Turturro como el ex amante de las dos y un abogado ecologista, está muy bien como personaje secundario. Tiene momentos de gran lucidez política, pareciera que Almodóvar utilizara al personaje como un interlocutor de sus pensamientos en torno al cambio climático y al terrorífico auge de la extrema derecha.

Es una cinta que no conectó mucho con la crítica estadounidense, ya que al parecer los diálogos le sonaron prefabricados. Esto en parte parece deberse a que Almodóvar tradujo las frases del español al inglés. Tilda Swinton defendiendo al cineasta Manchego señaló: “Demuestra que no han entendido a Almodóvar en Estados Unidos, porque él no es un artista realista, sino un poeta. Lo que hace Pedro es elevar el lenguaje”. En Estados Unidos el nombre de Almodóvar es muy cotizado por la industria, existen varios actores y actrices que sueñan con trabajar con él. Por ejemplo, Cate Blanchett compró los derechos para adaptar el cuento de Lucía Berlin “Manual para mujeres de la limpieza” y en el único director que pensó para que dirigiera la película fue en Pedro Almodóvar. Lamentablemente el proyecto falló y no se pudo llevar a cabo. También el reconocido actor Jake Gyllenhaal confesó en una entrevista que el cineasta español es su director favorito y que le encantaría colaborar con él.

Almodóvar se ha mantenido fiel a sus orígenes durante casi toda una vida de carrera, conservando su sello autoral. En esta película no traiciona esta práctica, como muchos cineastas que hacen una gran película en su país natal, rápidamente se van a trabajar en Hollywood y no consiguen estar a la altura de sus primeras obras. El cineasta español, a pesar de cambiar de idioma, logra una potente reflexión en torno a la muerte, la amistad, la resiliencia y la eutanasia. Si bien se trata de una bellísima película, con la que ganó el León de Oro en el Festival de Venecia, no creo que esté cerca de sus mejores producciones hispanas. Sin embargo, por supuesto que es una película que vale mucho la pena ver.

 

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