Obra de Jorge Iglesis incluye representaciones de San Pedro de Atacama, Rapa Nui, los ascensores de Valparaíso, Sewell, las Iglesias de Chiloé, el Fuerte Bulnes y Torres del Paine. Será lanzado este miércoles.
Un libro con dibujos y acuarelas de diversas localidades del país presentará este miércoles el arquitecto Jorge Iglesias.
Se trata de “Chile singular”, de Jorge Iglesis, que será lanzado a las 18:30 horas en la sala Sazié de la Casa Central de la U. de Chile (Alameda 1058, Metro U. de Chile).
La obra incluye representaciones de San Pedro de Atacama, Rapa Nui, los ascensores de Valparaíso, Sewell, las Iglesias de Chiloé, el Fuerte Bulnes y Torres del Paine.
“Yo creo que la belleza está en el ojo del que mira y este libro ofrece esta mirada diferente, es la mirada un arquitecto y un dibujante, y la invitación es a que se aventuren a viajar y a conocer estos lugares dentro de nuestro país, que se maravillen con ello. Y si se animan, a llevar una libreta y anotar, recoger cuentos, impresiones”, indicó el autor.
Iglesis es arquitecto y profesor titular de la Universidad de Chile. Ha sido profesor de arquitectura y dibujo en diversas universidades de Chile y el extranjero. Director del Colegio de Arquitectos de Chile, presidente de la VII Bienal de Arquitectura, y editor de la revista CA y de Arquitectura Panamericana, su carrera abarca tanto la academia como la práctica profesional.
Su pasión por el dibujo, que comenzó en la infancia, ha sido una constante a lo largo de su carrera, ayudando en la comunicación, el diseño y la publicación. Sus dibujos incluyen estudios de ciudades y edificios, y también sirven como una forma de entretenimiento, capturando sus viajes a través de bocetos de personas, tradiciones culinarias y diversos panoramas.
– ¿Cómo surge esta idea de realizar un libro sobre bosquejos arquitectónicos?
– Este es un libro sobre los lugares de Chile que tienen gran identidad, un entorno paisajístico, urbano, arquitectónico, realmente notable y que en un primer encuentro con nuestro país, vale la pena visitar y conocer. Es un libro sobre Chile dibujado y no fotografiado. Eso significa otra mirada, otra manera de acercarse a la realidad, porque quien dibuja se detiene, piensa, selecciona, sintetiza. Uno dibuja para descubrir y también para contar historias.
La cámara fotográfica o el celular te devuelve lo mismo que ves en pantalla. El dibujo, no. El dibujo te hace una síntesis, una interpretación y es una intención.
Ahora quise volver a donde había empezado, dibujando mi país con una mirada diferente. Después de 30 años. Y por eso rescaté estos dibujos que son de variadas épocas y se arma este libro. Un libro sobre Chile con la mirada de un arquitecto a través de los dibujos.
– ¿A quién está dirigido este libro?
– Este libro es una invitación a recorrer Chile, a descubrirlo, mirarlo, a valorarlo, a encontrarse con estos lugares en primera instancia, dentro de muchos otros más que habrá que seguir descubriendo. Es un libro dedicado a los viajeros, de adentro y de fuera del país, porque la vida es un viaje, es un libro.
La idea es recorrer, investigar, descubrir, emocionarse, disfrutar de la arquitectura, del paisaje y también de la gastronomía. Si pudiera dibujar música, también la dibujaría. Hay muchos personajes que tienen cuentos que hay que transmitir. Entonces, este libro es para el viajero, para el que quiera mirar más allá, que quiere encontrar cosas y descubrirlas. También, es una invitación para todo el mundo a dibujar.
– ¿Cuál es el desafío de dibujar?
– A lo mejor me van a decir “oye, pero dibujan los arquitectos, los artistas”. No. Dibuja quien quiera que tenga valor. Todos dibujábamos cuando niños, mucho antes de escribir. Yo tengo la suerte de haberlo seguido haciendo durante toda mi vida.
La mayoría a los 15 años, se dan cuenta de la crítica, entonces les da vergüenza. Dejan de dibujar. Esto es como escribir. Se aprende a dibujar, así como se aprende a jugar ping pong o manejar. En dibujo, pasa lo mismo y es distinto sentarse en una esquina a tomar un café y dibujar la iglesia de Dalcahue o dibujar la Plaza de San Pedro de Atacama o los moais de Tongariki. Es distinto a sacarle la foto y arrancar. Yo de repente veo turistas que miran todo a través de su celular y después se van, no se detienen a mirar, a contemplar, a emocionarse. El dibujo te permite eso.
Este libro está llamado a convertirse en una invitación a viajar, a conocer y a lo mejor a tomar apuntes y dibujar, guardar en una libreta, que en el fondo es como guardar en la memoria. Entonces, este libro es una invitación a detenerse y a enamorarse.
– ¿Por qué es importante que quede plasmado en un libro esta historia, estos dibujos, lo que usted intentó plasmar?
– Yo soy un amante de los libros. Creo que los libros por mucho que evolucionen las comunicaciones a través de internet, tienen esa magia del papel, del color, del perfume, de poder llevarlo contigo, de tenerlo como una consulta permanente.
A mí me parece que tener apuntes de la memoria en un libro, siento que es más divertido que tenerlo en el celular, que también lo uso. Pero trascender en un libro, tú puedes llegar a mucha gente, puedes ir y volver sobre él. El libro es siempre una ventana abierta, que te está invitando y si tiene algo de valor este puñado de dibujos, es que son una invitación a recorrer lo nuestro.
– ¿Cuál es la imagen que más podrías destacar para los lectores que pronto van a poder adquirir este libro?
– Las que más me van a emocionar, siempre van a ser las que tengo que dibujar más adelante, que todavía no he hecho y que me mueven y me desafían permanentemente a embarcarme en nuevos viajes y sentarme a dibujar nuevos lugares. Y esa es otra cosa fantástica que tiene nuestro país y que se recoge en el libro. O sea, dibujar en el desierto de Atacama, el desierto más árido del mundo, donde el sol cae vertical y después dibujar en el mismo país, en el Estrecho de Magallanes, el Fuerte Bulnes, recorrer las Torres del Paine o sentarse a dibujar en el puerto de Valparaíso.
Lo que más me ha encantado de esto es la diversidad. Por eso, el libro se llama Chile singular, o sea, vemos todas las singularidades que tenemos en este largo país, que es un país único y a la vez tremendamente diverso. El paisaje, en personajes, en historia, en clima, las imágenes que me van a gustar son la que todavía me resta por hacer.
– ¿Cuál es la invitación que haces al público para que pueda adquirir este libro?
– Creo que la belleza está en el ojo del que mira y este libro ofrece esta mirada diferente, es la mirada un arquitecto y un dibujante, y la invitación es a que se aventuren a viajar y a conocer estos lugares dentro de nuestro país, que se maravillen con ello. Y si se animan a llevar una libreta y anotar, recoger cuentos, impresiones, hacer dibujo.
Yo encuentro que es muy entretenido ir a un viaje y traerse como recuerdo un montón de dibujos y no un montón de souvenirs que compraste. Te trajiste lo más importante del lugar, no te gastaste un peso, ni comprarte nada, ni causaste ninguna instrucción, solamente dibujar.
– ¿Cuál es la importancia patrimonial que tiene esta propuesta que haces a través de los dibujos?
– Hay una cosa que me causa especial satisfacción y que es reflejo de una suerte de reconocimiento de la importancia que puede tener este puñado de dibujos. Y es el patrocinio que hace el Fondo del Patrimonio Cultural del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, ayudando al cofinanciamiento de la publicación y después, nuestra universidad, que cree que esto tiene un valor, confía en ello y lo apoya. Yo me encuentro tremendamente respaldado y emocionado.
Uno comprueba a diario que hay presupuesto y voluntad política a todo tipo de publicaciones, donde la cultura siempre es el último de la fila y el interés por la arquitectura y el arte en general, no logra consolidar un mercado importante. Un ejemplo. Yo tomo el periódico en la mañana y caen una serie de publicaciones de distintas grandes tiendas, ofreciendo sus productos de navidad. Y son en papel couché, 200 páginas en un color maravilloso y de repente, hacer un libro con dibujos de nuestro Chile, cuesta un quilombo. Llevamos años trabajando aquí para que esto se pueda hacer y una tienda comercial tiene todos los recursos para hacer esto multiplicado por 40.000 sin ningún problema. Entonces, me parece reconfortante el apoyo de mi universidad y bueno, el apoyo del Fondo del Patrimonio Cultural. Hay vientos de esperanza.
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