En el marco de un gira por los 35 años del grupo, la banda tocará este martes en Santiago y el 4 de enero en Concepción.
Una serie de eventos conmemoran en estos días los 35 años del histórico grupo de rap de Panteras Negras.
Se trata de una de las agrupaciones históricas de movimiento hip hip chileno, junto a Dekiruza. Se presentará, entre otros, este 31 de diciembre en el Teatro Cariola en Santiago, y el 4 de enero en el Teatro Lihuén de Concepción.
Fue un 14 de diciembre de 1988 que el grupo se presentó por primera vez como tal en una plaza de la población Huamachuco, en la comuna de Renca, en la conmemoración del asesinato de Marcelino Marchandón, un militante frentista asesinado por la CNI en 1986.
“En esa ocasión a mí me invitaron porque nosotros bailábamos breakdance”, recuerda Lalo Meneses (Santiago, 1970), que lo hacía junto a otros coetáneos de aquella época en la calle Bombero Ossa del centro.
“‘Lo que pasa es que ahora ya nosotros no solamente bailamos, cantamos canciones propias’, les dije. Y subimos con las pistas y cantamos. Yo ya tenía por lo menos tres canciones armadas enteras en ese tiempo, ‘Los tontos ricachones’, ‘Gritos de la calle’ y ‘Desde la basura'”.
Por la ocasión, además se presentó en aquella ocasión un grupo de frentistas encapuchados, que advirtieron que “el plebiscito del 88 era un fraude y que la derecha seguiría consolidada en el poder”. “Eso fue lo que yo escuché y nunca olvidé”.
En aquella época la banda empezó a tener presentaciones esporádicas, donde tocaban dos o tres temas, “éramos cabros chicos, de barrio, no éramos músicos”. Fue clave la ayuda del músico Pedro Foncea, de Dekiruza, quien les pasó los primeros implementos tecnológicos para grabar.
“Entre el 89 y el 91 fuimos a muchos lados a tocar, porque fue un momento de mucha manifestación cultural, mucho encuentro. Se corrió la voz de los cabros de la Huamachuco que cantaban”.
Un día los contactó Galvarino Zenteno, militante comunista, que tenía una tienda de música. En esa época no existían los celulares, y Zenteno lo llamó “a un negocio cerca de mi casa, al teléfono de la señora Carmen, madre de un amigo mío y bueno, hablé con él. Me propuso hacer un cassette. Me preguntó, ‘ustedes han grabado cuántas canciones’, y yo le dije, ‘tengo como 10 canciones’, y me dijo ‘yo le pago el estudio, grabamos, voy a fabricar mil cassettes'”.
Con él grabaron sus primeras canciones, que a su vez empezaron a ser tocadas en la desaparecida radio Umbral. Así fue como “el grupo se viralizó, como se diría hoy en día”, con su placa “Lejos del centro”.
La grabación llegó a manos de Ricardo García, el histórico productor del sello musical Alerce, y así hicieron “Reyes de la jungla”, tras la muerte del locutor en junio de 1990.
Meneses cuenta que siempre, desde niño, tuvo una cercanía con la música.
“Yo empecé a bailar break dance, pero de chico siempre canté. Siempre participaba en los festivales de la escuela, aunque nunca toqué flauta, nunca tuve una guitarra, porque éramos muy pobres en mi casa. Así que yo lo que hacía era cantar, cantaba canciones de la radio, de (Joan Manuel) Serrat, José Luis Perales”.
Luego empezó a escuchar mucha música en inglés, le encantaba el funk, el soul y el rap. Recuerda como fundamental el apoyo de Foncea y su familia, y también de Jimmy Fernández (Pozze Latina), un hijo de exiliados que había vivido en Panamá.
“Éramos súper amigos. Yo le mostraba mis letras y el Jimmy me decía, tenís que grabar, aunque sea en una radio, dale”.
Los años 90 fueron difíciles. Los Panteras Negras eran un grupo contestatario, que no encajaba con la transición.
“Fue como un choque con el cemento, porque nosotros salimos con un discurso súper contestatario, que podríamos decir que es post Los Prisioneros. Pero en los 90 la Concertación, en especial gobierno de (Eduardo) Frei, empezó a impulsar una cultura más por el lado de los Chancho en Piedra. A mí me decían, ‘oye, pero ustedes cantan contra el gobierno, pero ahora el gobierno no son los milicos'”, recuerda.
Dice que había un público juvenil masivo que eran más “popero” y les preguntaban por qué no cantaban letras “más piolas”. Incluso en el rap, que surgió como un movimiento contestatario, había bandas que no tenían nada de eso, como MC Hammer o Vanilla Ice, y que eran sumamente populares.
Por eso “nuestro primer público fue el público de Los Miserables, de los Fiskales, del movimiento más punk rock”, grupos “son buenos pero rara vez tuvieron un tema en la radio”.
“Fue duro, ahí entendí que no podía vivir de la música”, al menos si seguía fiel a su estilo y debía mantener una familia con hijos.
Hizo de todo: en la construcción, poniendo cielos, en mudanzas. En la música logró realizar talleres musicales, por ejemplo, en el centro cultural Balmaceda 1215 de la Estación Mapocho.
¿De dónde sacó Meneses la fortaleza mental y espiritual para no “venderse”?
“Mira, yo creo que hay dos cosas fundamentales para mí. Primero, tener la posibilidad, en ese tiempo, de leer libros de papel que me dieron fortaleza”, como “Las venas abiertas de América Latina”, del uruguayo Eduardo Galeano, pero también la obra del sicólogo chileno Jorge Gissi, “que habla de cómo el colonialismo se empezó a meter en las mentes de los indígenas, haciéndoles sentir que eran feos por no ser blancos”.
Lo otro, más importante, “creo es el grupo que me rodeaba”, como Daniel “Chino Mákina” Fernández y Antonio “Juez” Palacios, los otros integrantes de la banda, vecinos de su población.
“Yo no habría podido sin ellos. Eso es muy importante porque la cohesión que teníamos como piño era casi como una secta o un equipo de fútbol. A veces nos preguntábamos, ‘¿qué hacemos?’. Y decíamos, ‘vamos, hagámoslo igual y nomás’, y si no sabíamos, tratábamos de aprenderlo”.
“Eso es lo fundamental, que yo no habría podido hacerlo sin el ‘Chino’, sin el ‘Duro’ (Sergio Fernández), sin el ‘Pita’ (Cristian Sánchez), sin el ‘Juez’, sin mi familia, sin mi vieja, o cuando fui taita la mamá de mis hijos. Creo que he contado siempre con un apoyo familiar y barrial muy grande, esa es mi fuerza”.
Y finalmente, ocurrió el estallido. Toda el malestar que expresó la banda por años, explotó en las calles el 18 de octubre de 2019. Justo un día que Meneses no estaba en Chile, sino de gira en Bélgica con Aldo Asenjo, el “Macha”. Llegó al país un mes después.
“Yo en mi conciencia ideológica siempre esperé que pasara, y creo que cada vez que escribí una letra fue con esa intención, lo hacía pensando en que alguien también se sumara a ese pensamiento”, dice.
El vivirlo afuera además fue un factor adicional.
“Estuve con bastante ansiedad, incertidumbre. Hablaba con mucho amigos, con el Pedro Foncea hablábamos mucho, con mi familia y con distinta gente que me llamaba”.
En cuanto a la movilización como tal, siempre pensó que era algo callejero “y que las consecuencias más grandes era que podían masacrar a la gente en las calles, con armas de fuego, y meter un montón de gente en cana”.
“Yo sentí todo el tiempo, desde allá, y después cuando llegué aquí también, que lo que iba a pasar es que iban a apagarlo, iban a criminalizar a todos los que se manifestaran. Pero yo nunca sentí que esa fuera una revolución”.
En cuanto al proceso político ocurrido después, “creo que hubo factores que no tienen que ver con la gente, y que sí tienen que ver con (el ex presidente Sebastián) Piñera y con todos los grupos políticos ahí, hasta los que están gobernando” hoy en día.
Es “decepcionante si lo ves hoy día, porque dejaron un montón de cabros sin ojo, muertos, gente a la que apalearon”.
En cuanto al triunfo del Rechazo, para Meneses tuvo que ver con que la Convención se centró en temas como el feminismo o los derechos indígenas cuando las demandas de las calles tenían que ver con las pensiones, salud y educación.
“Pero nadie dijo nada, porque muchos tenían más ánimos de ver su nombre escrito en una presentación de nueva Constitución, a que la Constitución sirviera para la gente. Yo creo que por un lado a la derecha se le hizo fácil que el Rechazo creciera, porque teníamos una izquierda muy fanfarrona”, critica.
“Teníamos constituyentes en los matinales, pero no teníamos ningún dirigente de la Junta de Vecinos, ningún dirigente sindical, no teníamos a la gente, no teníamos al pueblo. Era súper fácil que la gente rechazara porque la gente no confíó en los discursos de los locos (..) Yo sentí y siento que fue un rechazo de la gente al egocentrismo de la clase política. ¡Si hacía unos cuantos meses atrás habíamos dicho que estábamos en contra de todos, que todos eran como el hoyo, que todos eran unos corruptos, que se fueran todos!”.
“No supieron, cómo se dicen en términos de fútbol, meter la pelota adentro”, dice.
“La gente quería cosas muy simples, como sueldos y jubilaciones dignas, no más AFP, educación gratis, salud digna para la gente, ¿pero qué nos devolvieron? Que fuéramos veganos, que fuéramos ecologistas, que el patriarcado, que la contaminación del agua, cosas que estamos viendo todo el tiempo en las redes sociales. Pero nunca habla nadie de cuanto gana una empleada doméstica, cuánto gana un huevón que recoge la basura, donde come un huevón que trabaja la construcción”.
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