Marie Ange Estimable, de origen haitiano, transformó su experiencia como migrante en Chile en una oportunidad para ayudar a sus compañeros con barreras lingüísticas. Su taller de español en el Colegio Piamarta busca fomentar inclusión y autonomía entre los estudiantes extranjeros.
Parece ser un jueves cualquiera en el Colegio Piamarta de Estación Central en la ciudad de Santiago de Chile cuando un profesor toca la puerta del Segundo Medio E buscando a la alumna Marie Ange Estimable (16), el docente no podía responder a las dudas de una estudiante de cuarto medio, último año en el sistema educativo chileno, la joven hablaba solamente creole, el principal idioma hablado en Haití. Dispuesta a ayudar, Marie recordó sus primeros años escolares en Chile, a los tres años llegaba desde Haití a su tercer país de residencia.
“Llegué al colegio súper nerviosa y no sabía español. Los profesores me orientaban sin entender. Hablaba con mis otros compañeros haitianos y mi profesora jefe decidió hacer una clase aparte para nosotros. En educación física hacíamos clases para aprender el abecedario y cosas así, pero era raro porque era educación física y quería salir a hacer deporte pero no podía”.
A raíz de su propia experiencia y la de las necesidades de sus compañeros, un día se acercó a Paula Flores, la encargada de la biblioteca para proponer una idea que cambiaría la realidad de los niños haitianos que estaban en el colegio: dictar un taller de español todas las semanas para ayudar con la barrera del idioma.
Marie es la tercera de cuatro hermanos. Al igual que miles de familias haitianas, sus padres decidieron emigrar en busca de nuevas oportunidades. Tras el terremoto de 2010 en Haití, la pobreza, la inestabilidad política, económica y social se profundizó. El primer destino de la familia Estimable fue República Dominicana, pero en 2014, su padre decide emprender viaje a Chile.
Desde 2012, la comunidad haitiana en Chile creció exponencialmente, según cifras del Servicio Nacional de Migración de Chile, se estima que en 2023 la población de personas de nacionalidad haitiana asciende a 188 mil 131, siendo la cuarta comunidad migrante más numerosa en Chile. Siguiendo el “Sueño chileno”, un año después llegó Marie, junto a su madre y sus dos hermanos. El cuarto nació en Chile.
“Fue muy fuerte cuando llegamos por el cambio de clima, acá hacía mucho frío y llegué en invierno. No quería ir al colegio”. Con los años, se fue acostumbrando a usar distintas capas de ropa y el hablar de los chilenos, algo esencial para su adaptación.
“Cuando iba en quinto recién iba dominando bien el español y ahí los niños empezaron a hablar y empecé a juntarme con más niños y a escuchar más el español. Eso me ayudó bastante“, sostiene.
Apenas Marie propuso el taller, Paula no dudó en apoyar la idea. “Cuando Mary me mencionó la idea yo le dije: ‘sí, veamos cómo lo podemos hacer. Yo creo que nos van a decir que sí’. Lo planteamos a la dirección y a la Unidad Técnica Pedagógica de los docentes y toda la parte académica del colegio y dijeron que sí”.
“No es que el colegio no quisiera hacer esto sino que es súper complejo porque no se cuentan con herramientas sistemáticas, o sea, es el sistema educativo el que no está preparado para recibir a personas que hablan otro idioma, a pesar de que es una realidad latente”, agrega la bibliotecaria.
La ONG Servicio Jesuita Migrante realizó en 2023 un estudio con apoyo del Gobierno Regional de la Región Metropolitana sobre salud mental en la niñez migrante, el estudio concluye que la escuela cumple un rol fundamental en justamente en el proceso de adaptación e inclusión y por lo tanto hay que aprovechar esas instancias para promover la multiculturalidad.
La responsable Nacional de Formación del Servicio Jesuita Migrante, Linda Castro explica que la niñez migrante y sus familias se enfrentan a brechas de acceso a la educación en distintas etapas, la primera dificultad se encuentra en los procesos de admisión a los centros educacionales.
“Muchas veces no existe la información o no tienen el conocimiento total de la información para acceder al sistema educativo en Chile, cosas básicas como con respecto a los niveles, los cursos, los nombres de cada etapa educativa”, sostiene Castro.
Además, explica que otro factor relevante es si las familias reconocen la educación como un derecho fundamental que debiese ser garantizado por el Estado.
“Ya en etapa de permanencia es decir, cuando yo ya el estudiante logra ingresar al sistema educativo, se encuentra con desafíos que están más relacionado a lo pedagógico y a lo cultural”, agrega.
El Colegio Piamarta es un establecimiento católico gratuito particular subvencionado, es decir, que tiene aportes económicos privados y estatales. En 2024 hubo alrededor de 3.300 estudiantes matriculados y según cuenta Eduardo Faundez Moya, director de la escuela, hay 880 alumnos extranjeros, donde el 80% son venezolanos y el otro 20% restante son alumnos peruanos, haitianos, pakistaníes y estadounidenses.
El investigador del Centro de Justicia Educacional de la Universidad Católica de Chile, Ernesto Triviño señala que “el sistema educativo chileno se ha adaptado de formas diversas” a la creciente multiculturalidad que hay en los colegios.
“En primera instancia, es el sistema educativo les permite a los niños migrantes obtener un RUT (aunque sea provisorio) que les permite ingresar al sistema escolar y satisfacer ese derecho infantil. En segundo lugar, la adaptación intercultural en las escuelas también es variable, y depende de la proporción de alumnos migrantes. En este plano, estamos aún al debe”, sostiene.
“Dada la dinámica de movilidad geográfica de la población migrante, más que una política genérica se requiere construir capacidades en las escuelas y entre los docentes para la inclusión de los migrantes. En el país la política de formación continua de los docentes es débil, falta financiamiento público y reconocimiento para que los docentes se formen a lo largo de toda la vida”, agrega el académico.
En el Colegio Piamarta todos los lunes después del almuerzo Marie se junta con sus alumnos y compañeros en la biblioteca para comenzar las actividades.
“El objetivo es que se puedan comunicar con el resto de sus compañeros, que puedan preguntar si tienen alguna duda, que puedan manifestar si les está incomodando algo, si tiene alguna pregunta si sienten algún particular entonces al menos desde la biblioteca es eso como el fomento de la autonomía y del poder superarse a sí mismo en ese espacio”, comenta Paula.
“Hay padres haitianos que se niegan a hablar español porque tienen miedo de que su hijo cambie de cultura si empieza a adaptarse, y la idea no es esa. El conocimiento es poder saber más y creo que eso le abre las puertas a los otros niños a aprender a conocer. ¿De qué sirve estar en un colegio o en un curso donde no sabes nada? Antes yo tampoco tenía el conocimiento pero ahora lo tengo y quiero ayudar a ellos, a los niños a seguir sus sueños”, añade Marie.
Además de llevar a la práctica este taller. Marie cursó un optativo llamado Explora Ciencia, en el cual se realiza una investigación durante todo el año. A raíz de este taller, decidió enfocar el trabajo investigativo en los talleres.
“Tomamos la idea y lo sustentamos en una investigación en la cual, la Marie junto con su equipo hicieron una pregunta investigación, una hipótesis y un marco teórico, que al final fueron respaldado, teóricamente, y que a la vez los resultados demostraron que hay un aprendizaje y que los niños también han cambiado desde que empezó el taller hasta ahora”, cuenta Marcos Orellana, profesor que dirige esta iniciativa.
Esto se pudo demostrar a raíz de 62 preguntas que le hicieron a los participantes, al comienzo y al final del taller. “La mayoría estuvieron más de arriba de 60. Entonces con eso nos respaldamos con que realmente ellos están aprendiendo”, concluye.
“Este trabajo impulsa que los chicos obtengan sus propias herramientas para comunicarse en una comunidad que habla español y que puedan no solo ir a hacer un trámite sino que se puedan comunicar con el resto de sus compañeros, que puedan preguntar si tienen alguna duda, que puedan manifestar si les está incomodando algo”, agrega Paula Flores.
A pesar de que la vocación de enseñar es una cualidad que Marie viene desarrollando desde su corta edad, al preguntarle por su futuro, está decidida a estudiar psicología.
“No quiero ser profesora, quiero ser psicóloga”, dice. Entre risas, su profesor de biología la mira y dice “quizás en unos años seremos colega”, menciona entre bromas.
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