“Emilia Pérez”: el musical narco trans más polémico del momento
“Emilia Pérez” es la película más controversial del año y al mismo tiempo, de las más galardonadas. En México, ha sido odiada y cuestionada por miles de usuarios en redes sociales, muchos de los cuales ni siquiera han visto el filme. Para algunos, es una obra maestra y para otros un bodrio.
El francés Jacques Audiard es un cineasta con un talento indiscutible que ha explorado diversos géneros a lo largo de su carrera. Ha dirigido thrillers con tintes scorsesianos como “De latir mi corazón se ha parado”; uno de los mejores thrillers carcelarios del siglo con “El profeta”(que fue nominado al Oscar); un drama romántico incómodo y original como “De óxido y hueso”, que mostró una soberbia actuación de Marion Cotillard; y “Dheepan”, un drama social con el que ganó la Palma de Oro en Cannes. También ha hecho un western de humor negro en inglés con John C. Reilly y Joaquin Phoenix, “The Sisters Brothers”, y una película erótica con guion de Céline Sciamma, “París, distrito 13”. Con “Emilia Pérez”, Audiard da un giro radical, realizando un extraño experimento musical que, aunque desconcertante, ha sido bien recibido por la crítica. Es difícil describirlo, pero es sin duda una rara avis dentro de su filmografía. No sé que bicho le habrá picado al director.
La película cuenta la historia de Rita (Zoe Saldaña), una abogada de un prestigioso bufete que está más interesada en las ganancias económicas que en la justicia. Un día, recibe una propuesta inesperada de “Manitas del Monte” (Karla Sofía Gascón), un temido narcotraficante que le pide ayuda para realizar una transición de género. Manitas desea convertirse en mujer, algo que siempre ha soñado, para escapar de su vida en el crimen, desaparecer y retirarse de su negocio para siempre.
Lo que propone Audiard en esta película es bastante inusual. La cinta, a pesar de ser imperfecta y algo irregular, tiene momentos brillantes, como el número musical de “El mal” interpretado por Zoe Saldaña, que es, sin duda, uno de los puntos más altos de la película. Sin embargo, también hay escenas que resultan excesivamente melodramáticas, casi como una telenovela mexicana de bajo presupuesto, lo cual genera extrañeza, sobre todo si tenemos en cuenta que esta película ha sido galardonada en Cannes y los Globos de Oro.
El dilema moral que plantea “Emilia Pérez” es bastante interesante: un narcotraficante que desea dejar atrás su pasado, su familia y su vida de violencia para convertirse en mujer y escapar de un entorno misógino. El problema es que ni la película ni el guion logran explorar este conflicto de manera inteligente culminando en un cierre abrupto y simplista. Además, la historia presenta varias inconsistencias. El principal inconveniente es el guion, ya que, aunque la película tiene una propuesta técnica interesante y lúdica, no logra profundizar en su trama.
El filme ha generado una fuerte controversia en redes sociales, especialmente en México. Se le acusa de ser superficial frente a temas complejos, de enaltecer al narcotráfico y de banalizar los problemas que ha enfrentado México a lo largo de su historia. También se le critica por retratar la transición de Manitas del Monte como un proceso que la convierte instantáneamente en una “buena persona” y redimida, lo cual parece una simplificación extrema de la realidad, ahondando en un micromachismo reduccionista que representa a las mujeres como un sexo esencialmente bondadoso y empático. Aunque en el cine de Audiard la redención es un tema recurrente (“El profeta” y “De óxido y hueso”), en Emilia Pérez este asunto narrativo se diluye y parece poco congruente. Nadie se convierte en una persona altruista de la noche a la mañana. Además, la película ha sido objeto de críticas dentro de la comunidad trans por su enfoque superficial hacia la identidad de género. El activista y filósofo trans español, Paul Preciado, publicó un artículo demoledor sobre el filme, señalando sus deficiencias en la representación de las personas trans.
Una de las críticas más comunes que se ha visto en redes sociales es la acusación de que un cineasta europeo no tiene derecho a contar historias latinoamericanas. Sin embargo, este reproche es un tanto banal pues basta con recordar el filme Los olvidados del célebre director español Luis Buñuel, probablemente la mejor película sobre la realidad mexicana en la historia del cine. No es la nacionalidad del director lo que importa, sino el enfoque que se le da al tema. En este caso, Audiard lo trató de manera ligera y algo arrogante, sin haber investigado y estudiado el complejo contexto mexicano que intentaba retratar.
Las actuaciones también han sido objeto de debate. Se ha cuestionado el acento de Selena Gómez y la falta de representación de actrices mexicanas, salvo por Adriana Paz, cuyo papel es más bien secundario. Zoe Saldaña que es la actriz que más brilla en la película y que ha sido elogiada por su interpretación, a pesar de que también recibió algunas críticas tras ganar el Globo de Oro como Mejor Actriz de Reparto. Para justificar su acento distinto al mexicano, ella y Selena Gómez explican en la misma película que provienen de otros países, como República Dominicana y Estados Unidos. En cuanto a Karla Sofía Gascón, su interpretación es correcta, aunque sobrevalorada por la cantidad de premios y nominaciones que ha recibido. Otra vez, no creo que la nacionalidad, en este caso de los actores, sea un argumento relevante. En el cine, ha habido muchos ejemplos de actores internacionales interpretando personajes de otras culturas, como Marlon Brando en el papel de Emiliano Zapata en “Viva Zapata!” o Gael García Bernal en el del Che Guevara en “Diarios de una motocicleta”. Por lo tanto, la controversia sobre el origen de los actores me parece muy secundaria frente a las críticas que el filme merece por su tratamiento frívolo de temas tan complejos.
Sin embargo, la película está lejos de ser tan horrible como muchos la pintan, aunque la cantidad de premios que ha ganado es exagerada para una obra de este nivel. De hecho, diría que ese es su principal problema: la sobrevaloración por parte de la crítica especializada. Es un ejercicio musical bastante “kitsch”, más allá de algunas escenas muy estilizadas y un uso llamativo de la iluminación y las sombras. La película bebe de los excesos de Almodovar y John Waters, creando una locura estrambótica que, sin embargo, no logra mantenerse sólida todo el tiempo. Los números musicales están pensados para complementar la narrativa, aunque algunos extractos tienen un mal uso del lenguaje español. En general, son bastante desiguales. Los de Selena Gómez, por ejemplo, no aportan mucho, y su actuación se siente como un antagonismo forzado, casi como si fuera un gancho publicitario para generar marketing alrededor de la película
La cinta está en el ojo del huracán, y es evidente que hay opiniones divididas, sobre todo entre Latinoamérica, por un lado, y en Estados Unidos y Europa, por otro. Mientras algunos la odian, otros la aclaman. Ha ganado 5 premios del cine europeo (incluyendo Mejor Película), cuatro Globos de Oro (incluyendo Mejor Película de Comedia/Musical y Mejor Película Internacional), 11 nominaciones al BAFTA, dos premios en Cannes (Mejor Actriz y el Premio del Jurado) y hace poco recibió 13 nominaciones al Oscar, la película más nominada de esta edición. Todo esto ha contribuido a la polémica que ha generado.
No hay que tomarse tan en serio esta película, no se le puede pedir verosimilitud a un musical, ya que suelen ser exagerados y fantasiosos. Mi recomendación es que vayan al cine y no se dejen influenciar por los comentarios en TikTok. Lo mejor es que cada uno saque sus propias conclusiones.
Ve el comentario de la crítica: