Costa-Gavras en Róterdam y sus recuerdos de Chile y Allende en filmación de “Estado de sitio”
En esta entrevista con El Mostrador, el renombrado ganador de Cannes y del Oscar estuvo en el Festival de Cine de Róterdam en un panel sobre cine. Recordó la filmación en Chile en 1972 y el papel del gobierno de la UP en la producción.
El cineasta franco-griego Konstantinos Gavras, más conocido como Costa-Gavras (Atenas, 1933), relató detalles sobre la filmación de su película Estado de sitio en Chile, en 1972, y Missing (1982).
Costa-Gavras se hizo mundialmente famoso con su película Z (1969), con gran éxito de público, que triunfó en Cannes y los Oscar. El filme cuenta la historia del asesinato de un activista izquierdista a manos de la policía.
En cuanto a Estado de sitio y Missing, ambas están íntimamente ligadas a la historia de nuestro país.
La primera fue filmada en Santiago en 1972, y contaba la historia de un grupo guerrillero que secuestra a un agente de la CIA. La película está basada en un hecho real ocurrido en Uruguay. Reproduce el devenir de una dictadura que se haría realidad un año después, con escenas de allanamientos y detenciones. Fue ganadora del premio Naciones Unidas, otorgado por los premios BAFTA 1974, y estuvo nominada al premio Globo de Oro a la mejor película en lengua no inglesa el mismo año.
En tanto, la segunda, filmada en México en 1982, aborda el secuestro y asesinato tras el Golpe de Estado de 1973 del ciudadano norteamericano Charles Norman a manos de militares chilenos. Ganó la Palma de Oro en Cannes en 1982, y un Oscar al Mejor Guion en los Premios Oscar del año siguiente, entre otros.
El artista estuvo presente en el Festival Internacional de Cine de Róterdam, que se celebra hasta el domingo en el puerto de Países Bajos, en un panel como presidente de la Cinematheque de Francia. Costa-Gavras accedió a conversar con El Mostrador.
– Cuando conté en Chile que usted estaría invitado al Festival de Róterdam, hubo mucho interés por saber qué recuerdos tiene de sus dos películas relacionadas con Chile: Estado de Sitio y Missing y de los chilenos.
– Estado de Sitio fue filmada en Chile en 1972. Es un país por el cual tengo un gran, gran afecto, porque yo viví un período que me impresionó mucho; fue el período de Allende, que abrió caminos a cambios formidables, y porque vi la catástrofe que los estadounidenses han cometido, la agresión que sufrió el pueblo chileno, esa tragedia bajo la dirección y órdenes de ellos. Así que tengo afecto y curiosidad por lo que pasa en Chile.
Missing fue filmada en México, porque naturalmente no podía hacerse en Chile durante el gobierno de Pinochet, y felizmente fue rodada en la mejor condición posible, gracias a Universal (Pictures, productora de Hollywood) que aceptó que yo podía elegir a los actores -que lo hice-, que podía escribir el guion, como lo hice sin ser estadounidense. En fin, tuve plena libertad, y como yo conocía lo que había pasado en Chile perfectamente: los chilenos que habían desaparecido, al igual que Horman, y pude elegir al actor, Jack Lemmon, cuyo nombre iba a atraer al público, lo que era esencial.
– Y de veras fue uno de sus mejores roles de su carrera…
– Claro que sí. Recuerdo que en la reunión con la dirección plena de Universal me preguntan: “¿Qué actor tiene en mente para el rol principal?”. Yo les digo: “Jack Lemmon”, y todos me miran muy sorprendidos. Hay un silencio, Stan Key, que es el director de producción, me dice: “Costa, ¿es que vas a hacer un filme cómico?”. “No”, les dije yo: “Es un actor formidable y va actuar muy, muy bien”.
No lo aceptó de inmediato, tuvo que discutirlo antes de tomar la decisión y finalmente la aceptaron. El gran jefe de Universal estaba encantado de Chile e hicimos la primera filmación en Washington. Tengo fotos en los jardines de nuestra embajada (de Francia) y había centenares de refugiados, y así transformamos los jardines de la embajada en un estudio y fue una bella experiencia, porque había chilenos que habían estado presos. Fueron momentos emocionantes porque yo hablé con ellos y para ellos era algo que ya habían vivido, directa o indirectamente.
– Alguien me comentaba que Estado de sitio fue una especie de predicción del futuro que estaba por venir.
– Es verdad, porque Chile y Uruguay eran los países más libres, con mayor cultura, con las políticas más progresistas de América Latina, que habían decidido ser diferente a los otros y que los estadounidenses no podían aceptar. No querían que cambiara, no querían perder el jardín, ellos llamaban América Latina su jardín. Al escribir el guion de Estado de sitio estaba profundamente decidido a hacerlo en Chile luego de hablar con Allende, vuestro presidente, que me explicó qué es lo que quería hacer, que lo había discutido con los comunistas y ellos habían aceptado, que querían hacer una nueva democracia.
Me apena que finalmente el MIR no haya aceptado este proyecto y los estadounidenses no iban a aceptar un gobierno. Así, con o sin MIR, ya habían decidido que el proyecto debía terminar. Es la actitud de los norteamericanos, como ahora con (Donald) Trump, América Latina es para ellos. Debían detenerlo de todos los modos posibles, bombardear el palacio de gobierno por medio de militares chilenos.
Fuimos a Chile la primera vez porque Helvio Soto me llamó y me dice que los norteaamericanos habían prohibido la distribución de La confesión (1970) en Chile. Yo llamé a Paramount y ellos me dicen que no, no hay prohibición, y hago una declaración que voy a asistir a su estreno. Tomo el primer avión y cuando estoy instalado en el Hotel Carrera y Helvio Soto me viene a ver con Augusto “El Perro” Olivares, un gran hombre, que también murió en La Moneda, se suicidó, y me dice vamos a hacer una presentación en la televisión (Olivares era director de TVN) explicando esto y yo, milagrosamente, hablé español, expliqué todo sobre la distribución de la película.
Así se creó una relación estrecha con Soto, Olivares y Allende. (Olivares) me dice: “Esto va mal, no puede terminar bien”. Yo le digo: “Si va mal, vente a París, te puedo ofrecer un cuarto”, y él me responde: “No, yo me quedo aquí”, que es lo que hizo, se quedó como Allende. Era un personaje de una calidad humana extraordinaria que no olvidaré jamás.
– Usted había escrito el guion, que se desarrollaba en Uruguay, pero finalmente rodó la película en Chile. ¿Tenía contactos en el país?
– Era el único país en América Latina donde se podía filmar en ese momento, si no hubiera debido filmarse en Europa y el “Perro” me dice: “Leí el guion y se lo presenté a Allende”. Después pude encontrarme con Allende que me dice: “Sí, puede filmar en Chile, solo le pido una cosa, que filme escenas en Valparaíso”.
Así, un día en el hotel me dice el conserje: “El presidente Allende lo invita a cenar esta noche”. Llego al lugar de la cita y allí está (el actor francés) Ives Montand, hay además tres ministros comunistas que no estaban muy convencidos de la película. Hay una historia formidable a hacer (sic), voy a llamar a los militares a discutir cómo pueden colaborar. Y en la reunión, ninguno portaba armas: el GAP se las había requisado. En esa reunión, con Allende, Montand y el “Perro”, Allende habló del futuro: estaba optimista y pesimista a la vez, después contamos historias divertidas, una noche muy animada.
– En muchas de las escenas hay locaciones emblemáticas como el Campus Oriente, cordones industriales, campamentos.
– En las poblaciones callampas, cuando los militares entran por las calles, la recepción de los pobladores es formidable, porque de veras había una relación de comprensión entre ambos grupos.
– Luego del golpe, ¿cuándo volvió a Chile?
– La primera vez fue cuando los restos de Allende fueron trasladados al Cementerio General. Yo fui invitado junto con el primer ministro francés, (Michel) Rocard, y una pequeña delegación, en su avión. Partimos, estuvimos allí y nos volvimos en su avión. Fue una emoción formidable.
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