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Antonia Bañados, escritora y dibujante: En el cómic “la reacción de la gente es mucho más genuina” CULTURA Créditos Imagen: Archivo

Antonia Bañados, escritora y dibujante: En el cómic “la reacción de la gente es mucho más genuina”

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Emilia Aparicio Ulloa
Por : Emilia Aparicio Ulloa Periodista El Mostrador
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Publicó “Anatomía de un corazón”, su segunda novela gráfica, inspirada en su abuela y el mundo de la medicina. “Me llama la atención que la gente pueda conectar también estando tan lejos”, señala.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
La artista Antonia Bañados lanzó Anatomía de un corazón, novela gráfica que aborda la emancipación femenina y la medicina, basada en relatos de su familia. Desde las artes visuales, encontró en el cómic un medio más cercano y emocional. Su obra nació en Francia, donde desarrolló el proyecto en la Maison des Auteurs. Explora experiencias personales sin ser autobiográfica, buscando narrativas más genuinas y accesibles.
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La artista y escritora de cómics,Antonia Bañados publicó su segunda novela gráfica Anatomía de un corazón, un libro que se mueve entre lo íntimo y lo universal.

Inspirada en la figura de su abuela y en el mundo de la medicina, la historia aborda la complejidad de un personaje femenino exigente, duro y lleno de contradicciones.

La autora expresa que su interés por este universo nació de las historias que escuchaba en su familia: relatos de sus abuelos paternos sobre sus años de estudio en la década de los 50, anécdotas que oscilaban entre lo cómico y lo macabro, como la caza de gatos para prácticas médicas o la obtención de huesos en el cementerio.

Más allá de su contexto, Anatomía de un corazón explora temas universales. La emancipación femenina es uno de ellos, un proceso que, en los años en que transcurre la historia, aún era extraño en muchos países. La presencia de mujeres en la universidad, por ejemplo, no solo era inusual en Chile, sino también en Francia, donde publicó por primera vez la novela gráfica.

A esto se suman otras cuestiones como el amor, el arrepentimiento y las decisiones sobre privilegiar la carrera o la percepción social. Para Bañados, estos conflictos siguen vigentes: hoy existen más derechos para las mujeres, pero la desigualdad no ha desaparecido.

“Me llama mucho la atención que la gente pueda conectar también estando tan lejos”, sostiene la autora. El proyecto lo empezó antes de la pandemia pero lo desarrolló en la Maison des auteurs, una residencia para dibujantes y animadores en Angulema, Francia.

El proceso de estructuración de la historia pasó por varios intentos antes de llegar a su forma definitiva. En un principio, Bañados pensó en darle la voz narrativa al personaje de Aurora, pero se sintió incómoda con la idea de apropiarse de sus palabras.

Luego exploró la posibilidad de que una narradora externa contara la historia desde la intimidad, lo que le permitió abordarla con mayor soltura. También decidió situar el relato en el presente, lo que otorga un punto de partida que deja en evidencia la distancia entre la época en la que transcurre la historia y el momento en que fue escrita.

“En algún momento quería que el personaje de Aurora contara la historia y fuera ella la narradora, pero me parecía que era apropiarme de palabras que no eran las mías. Y me incomodaba más hacerla hablar a ella. Si la narradora era alguien que está observando a Aurora desde una intimidad, me sentía más en propiedad de poder hacerlo bien”, cuenta.

“Me interesaba partir desde el presente, porque eso te da un contexto y punto de partida de cuándo fue escrito el libro, y de la distancia que hay entre el momento en que fue hecho el libro, y el momento en el que transcurre la historia. Toda esta aproximación con el cuerpo y las relaciones de personas no son las mismas al momento en el que se está escribiendo el libro. Todo se está viendo como con el filtro de hoy”, explica.

De las artes visuales al cómic

Bañados se acercó a los cómics después de explorar distintos formatos en el arte como la instalación, la pintura y el video, la autora estudió Artes Visuales en Santiago y luego en Edimburgo. Describe que durante su etapa de estudiante, la narración y lo ilustrativo estaban mal vistos en el mundo del arte.

“Si te decían que algo era muy narrativo o muy ilustrativo, era sinónimo de algo negativo, de un adjetivo negativo. Entonces no es algo que yo desarrollé como en mi formación”, sostiene.

Con el tiempo notó que no estaba cómoda con el circuito del arte contemporáneo, sentía que las exposiciones generaban reacciones distantes, sobreintelectualizadas. Además, el medio artístico tenía un acceso limitado, concentrado en ciertos sectores privilegiados de Santiago. Frustrada con la exclusividad del medio, decidió probar con los cómics.

“Me aproximé a los cómics después de bastante tiempo haciendo otras cosas que no tenían mucha relación. Incluso estudié un máster, me fui afuera, pero en algún punto empecé como a cansarme del mundo. Me di cuenta que esta relación entre el espectador y la obra que hay en el arte contemporáneo no me satisfacía mucho, porque encontraba que siempre era muy lejana. En general, cuando yo hacía una expo, sentía que los espectadores llegaban y decían como ‘¡Ah, interesante!’ o ‘¡Ah, qué lindo!’ y no había una cosa como visceral, de sentir algo más de adentro”, expresó.

El primer cómic corto que publicó en Facebook marcó un punto de inflexión.

“Sentí que la reacción de la gente era mucho más genuina, porque era divertido, empático. Uno conectaba con el personaje, había una cosa mucho más de sentimientos en relación al cómic, que me motivó mucho más a seguir explorando el medio. Fue todo un proceso de aprendizaje, cuando me lancé a hacer cómics empecé a estudiar cómo hacer las narraciones, me puse a investigar un poco de guión, a meterme mucho más de lleno en el mundo de la narración”, sostiene.

En su obra, las historias personales aparecen de manera inevitable, aunque no busca hacer relatos autobiográficos. Encuentra que la manera más directa de contar ciertas historias es a través de experiencias propias. Así ocurrió con el personaje inspirado en su abuela, donde al principio intentó evitarse a sí misma dentro del relato, pero finalmente encontró en esa cercanía una manera de construir la historia de forma más fluida.

“Creo que uno necesita tanta energía para hacer un cómic porque son tantas páginas, toma tanto tiempo, que si no hay un motor fuerte es difícil llevar a término el proyecto”, concluye.

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