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Francisco Cereceda, experto en Antártica: “El lugar más prístino de la Tierra está contaminado” Medioambiente Imagen: Cedida

Francisco Cereceda, experto en Antártica: “El lugar más prístino de la Tierra está contaminado”

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Emilia Aparicio Ulloa
Por : Emilia Aparicio Ulloa Periodista El Mostrador
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Cereceda fue parte de la expedición ECA 61, que estudió la contaminación humana en la Antártica. Dentro de sus conclusiones están que los contaminantes como el carbono negro, más la temperatura global, aceleran el derretimiento del Continente Blanco.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
La Antártica es clave para el clima global, pero su deterioro acelera el calentamiento. La expedición ECA 61 del CETAM detectó contaminación humana en la región, evidenciando que ni el lugar más prístino está a salvo. El derretimiento de glaciares afecta la biodiversidad, eleva el nivel del mar y reduce la producción de oxígeno al impactar a las diatomeas. Además, altera la salinidad y corrientes oceánicas, causando cambios climáticos extremos. Proteger la Antártica es urgente para frenar estas consecuencias.
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El continente Antártico es un espacio fundamental para la estabilidad climática del planeta, cuyo deterioro genera un efecto de retroalimentación en el que el aumento de la temperatura acelera el derretimiento del hielo, agravando aún más el calentamiento global. Afortunadamente, el acuerdo internacional que se firmó en 1959 estableció que se prohíbe el uso militar y se destina el espacio para preservar la paz, la ciencia y el medio ambiente. Pero ¿hasta dónde llega la contaminación causada por los humanos?

El 1 de enero de 2025, un equipo interdisciplinario del Centro de Tecnologías Ambientales (CETAM), de la Universidad Técnica Federico Santa María, inició la expedición ECA 61, de cinco semanas, por la Antártica. Esto, con el objetivo de entender el impacto de la contaminación en el Continente Blanco. 

El equipo conformado por los investigadores Francisco Cereceda, Gonzalo Barcaza, ambos de la Universidad Técnica Federico Santa María, y Magín Lapuerta, de la Universidad de Castilla-La Mancha, recolectaron muestras de hielo, nieve y aire, y realizaron estudios sobre aerosoles atmosféricos y black carbon, un tipo de partícula que juega un papel clave en el calentamiento global.

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“Encontrar contaminación que sea de origen antrópica, específicamente asociada a la actividad de las bases, o sea, de origen de transporte, de contaminantes, es obviamente un hallazgo que uno no quisiera encontrar, porque eso significa que, a pesar del protocolo, el lugar más prístino de la Tierra, el lugar más protegido de la Tierra, igual está contaminado debido a nuestras contaminaciones en otras partes del mundo”, sostiene el investigador de CETAM, Francisco Cereceda.

“En definitiva, nuestra humanidad no tiene piedad, ha sido incapaz de dejar lugares sin ninguna consecuencia de nuestra actividad antrópica. Lamentablemente, no fuimos capaces de aislar la Antártica como correspondía”, agrega.

En ese sentido, el investigador explica que saber si hay contaminación y dónde en la Antártica es relevante, porque lo que pasa en el Continente Blanco influye en todo el planeta.

“Hay teleconexiones entre la Antártica y todo lo que está pasando en el planeta. A grandes rasgos, nuestro sistema de enfriamiento hoy día es la Antártica y, por lo tanto, el planeta tiene que cuidar su sistema de refrigeración ahora más que nunca, porque justamente estamos en una situación de aumento de la temperatura”, explica.

Pero ¿qué relación existe entre la contaminación y el derretimiento de los glaciares? Cereceda sostiene que “en la medida que aumenta la temperatura y aumentan los contaminantes, la Antártica se va derritiendo cada vez más”.

“Las consecuencias más dramáticas de este derretimiento acelerado que se está produciendo en los glaciares de la Antártica son múltiples. Por una parte, está cambiando obviamente todos los ecosistemas antárticos de la criósfera, que obviamente sustentan una tremenda trama trófica que son de organismos que son súper endémicos, específicos de la Antártica, que tienen y han desarrollado condiciones y características para poder sobrevivir en ese ambiente hostil”, agrega.

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La biodiversidad antártica está en un equilibrio delicado y su alteración tiene efectos en cadena que van más allá de la región. Un ejemplo crucial que señala Cereceda es el impacto en las diatomeas, microorganismos esenciales para la producción de oxígeno en el planeta.

“Aunque se suele considerar a la Amazonía como el ‘pulmón del mundo’, en realidad las diatomeas cumplen un rol fundamental en la generación de oxígeno, y su existencia depende de los nutrientes que transportan los glaciares al océano”, explica.

El derretimiento de los glaciares no solo provoca la pérdida de estos nutrientes, sino que altera además la composición del océano y amenaza la producción de oxígeno global.

A medida que el hielo retrocede, el flujo de elementos esenciales como fósforo y nitrógeno disminuye, afectando a las diatomeas y, en consecuencia, al equilibrio del planeta, lo que demuestra cómo procesos aparentemente pequeños pueden desencadenar efectos significativos a nivel global, resaltando la urgencia de proteger los glaciares y frenar el cambio climático.

Además, el experto señala que el derretimiento de los glaciares llevaría a un aumento del nivel del mar, lo que “va a significar que un montón de poblaciones que están cercanas a las costas, que viven en las zonas costeras, partiendo por Chile, y por cierto por toda Latinoamérica, Norteamérica y Asia, se van a inundar. Y, por lo tanto, esos lugares van a desaparecer. Vamos a tener inundaciones masivas, vamos a tener éxodos masivos de gente por todos lados”.

“Después, por si fuera poco, esta cantidad de agua que cae al mar, al océano, es agua dulce. Por lo tanto, le va a cambiar la salinidad al mar, al océano, y eso también tiene consecuencias muy importantes, no solamente en la cadena trófica, sino que también en el movimiento de las corrientes.  Y por eso es tan importante estudiarlo”, subraya.

La ECA 61 marca el cierre de una trilogía de exploraciones a la Antártica que han buscado arrojar luz sobre una de las preguntas más urgentes de nuestro tiempo: ¿hasta qué punto las actividades humanas están contribuyendo al deshielo de los glaciares en la región? 

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