Muestra virtual fotográfica “Salar/ Agua en el desierto”
Este es un proyecto financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, Fondart Regional 2022, área culturas regionales, identidad regional de Antofagasta, Chile.
La muestra se compone de un registro de fotografías de 4 lagunas ubicadas dentro del Salar de Atacama de la región de Antofagasta, que por sus características constituyen lugares y ecosistemas únicos en el mundo. Estos lugares son depósitos de agua que se ubican en medio de la aridez del desierto.
Es un proyecto desarrollado por la fotógrafa, diseñadora y artista visual Carla Monforte, que da a conocer a través de fotografías un fenómeno geográfico único en el mundo que es característico en el desierto de Atacama de la región de Antofagasta, como es la formación de salares, en este caso el Salar de Atacama que es el tercero más grande a nivel mundial y con una importante reserva de Litio. Este salar posee un ecosistema de una belleza muy frágil que a futuro sufrirá transformaciones a lo largo del tiempo, ya sea por los cambios climáticos a los que está sometido el planeta o por la sobreexplotación minera de esta zona.
La muestra se centra en el registro de cuatro lagunas que se encuentran dentro del Salar de Atacama, se propone un recorrido visual por estos lugares donde se ve la sal brotando en las superficies de agua, la flora y la fauna, las texturas y colores propias del desierto, invitando al espectador a un viaje sensorial a través de estas imágenes y de estos paisajes que muestran la profundidad y belleza del desierto de Atacama.
Se trata de la reedición de un material contenido en un foto-libro realizado en 2017, que también fue financiado a través de un FONDART regional, pero en un formato nuevo y accesible a través de Instagram. La exposición virtual comprende el registro de 4 lagunas que son: Laguna Piedra, Laguna Cejar, Laguna Tebinquinche y Laguna Chaxa. Estos lugares son muy especiales ya que la sal brota del suelo, el agua se evapora por el calor del desierto y esta se queda en la superficie como un sedimento, las aguas de estas lagunas vienen de napas subterráneas que se recogen por deshielos y lluvias que hay en la cordillera de los Andes.
La exposición estará disponible hasta el 31 de diciembre del 2023, y en ella se anexarán contenidos que complementen las imágenes como, por ejemplo: una serie de fotografías “Agua”, que son parte de las imágenes ya existentes, y que se intervienen digitalmente en monocromo y se acentúa con color las zonas de agua de las lagunas ubicadas en su contexto geográfico, mapas del Salar, datos geográficos y otros contenidos relacionados al tema del proyecto. La exposición se lanza para abrir el mes de la fotografía y ser parte de sus celebraciones a nivel nacional (18 de agosto).
“La única forma de fijar nuestros paisajes ahora es fotografiándolos pues ellos van cambiando con el tiempo, se van transformando cada día. Se trata de una flora y fauna únicas en el mundo, por lo que constituye un patrimonio que hay que conservar para que futuras generaciones puedan conocer y valorar el territorio que habitan”, explica Monforte.
Sobre la artista
Carla Monforte Kapstein nace en Madrid, España (1974). De padre fotógrafo y madre arquitecta. Desde los seis años vive en Chile, donde ha realizado sus estudios y proyectos, entre la zona centro y el norte del país. Se titula de Diseñadora Gráfica y recibe un Diploma en Gestión Cultural en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Actualmente finaliza un Magíster en Edición Editorial de la Universidad Diego Portales.
Se ha desempeñado como docente en diversos estratos educacionales y ha trabajado en diversos proyectos editoriales y de diseño gráfico para universidades, empresas y particulares. Ha creado y gestionado distintos proyectos Fondart, vinculados a la fotografía, las artes visuales y al patrimonio natural, cultural y territorial, en 2005, 2008, 2014, 2017 y 2022.
La fotografía la comienza a desarrollar desde la adolescencia como una actividad diaria con una cámara análoga, con imágenes siempre impresas en papel, con ensayo y error, con paciencia, placer, y la necesidad de dejar un registro de la vida cotidiana. Su trabajo evoluciona y tiene un giro en lo técnico hacia lo digital, y en una mirada sensible hacia el territorio luego de habitar una región desértica, del ir y venir también desde otros lugares de Chile, y de comparar, reobservar y registrar la luz, los pliegues, el color, de este entorno abierto y sensorial como lo es el Desierto de Atacama.
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