Obra “Última noche de las Barbies” en Teatro Sidarte
Obra “Última noche de las Barbies” en Teatro Sidarte
- Teatro Sidarte, Ernesto Pinto Lagarrigue 131, Barrio Bellavista.
- Viernes 31 enero y sábado 1 febrero – 19:30 horas.
- Entradas AQUÍ.
Estableciendo un contraste entre la fantasía infantil y la cruda realidad que las rodea, dos niñas crean un espacio donde sus muñecas cobran vida en escenas cargadas de nostalgia y profundo significado. Esa es la premisa de Última noche de las Barbies, obra escrita por Tomás Piñones – bajo el seudónimo de Gaspar Zañagua–, ganadora del 2° Concurso de Dramaturgia UNAB-AIEP: Impulsando Nuevas Voces en el Teatro Contemporáneo que, tras tener un aplaudido estreno en diciembre pasado en Teatro El Zócalo, vuelve con sólo dos funciones los próximos 31 de enero y 1 de febrero en Teatro Sidarte.
“La obra plantea una composición escénica acerca del mundo de las niñitas y sus complejidades también propias de la edad y, al mismo tiempo, en paralelo; el mundo de las barbies, con sus manías existenciales que son tan graciosas, como angustiantes. Propone un relato pop generacional, en el cual es fácil identificar elementos de las infancias de los 90’ y los 2000’”, comenta su autor.
Dirigida por Stephie Bastidas, protagonizada por Sol Parga –joven actriz conocida por sus roles en Como la vida misma, Hijos del desierto y Los Casablanca de MEGA–, junto a un elenco estudiantil conformado por Valentina Silva, Beatriz Zamora y Florencia Varas; la puesta evoca el árido paisaje de la región de Tarapacá donde, entre bolsas de basura que cuelgan de las rejas y los ecos de un cumpleaños que ya pasó, Ágata y Amanda realizan juegos y rituales secretos que develan su íntimo y simbólico universo.
“Ha sido un proceso muy interesante montar este texto ganador del concurso de dramaturgia con estudiantes de la carrera de Teatro. Hay una frescura que proporcionan las chicas de 2° año que va muy acorde con la historia de dos niñas de 13-14 años que se juntan a jugar por última vez con sus muñecas. Estas barbies gigantes cobran vida y revelan el pensamiento de estas dos amigas. Es una obra nostálgica, que recuerda los años 2000, se ambienta en el desierto y hace un cruce entre el plástico de las barbies y el fast fashion, con toneladas de ropa que finalmente terminan tiradas en los vertederos del norte”, agrega la directora.
Con un lenguaje lúdico y emotivo, Última noche de las Barbies logra plasmar el complejo mundo interior de sus jóvenes protagonistas, en una atmósfera que resulta, tanto mágica, como melancólica. En esta puesta en escena, las Barbies se transforman en un reflejo de las niñas, sirviendo de vehículos para expresar sus miedos y deseos. Vestidas de princesas y rodeadas de un improvisado escenario de muñecas y juguetes, realizan estos juegos a escondidas de sus padres, en una especie de despedida simbólica de su niñez, intentando resistirse al fin de la inocencia que se avecina.
“Es una invitación a reflexionar en torno a la infancia y al descubrimiento de la sexualidad. Hay unos textos muy lindos que escribe Tomás en función de cómo una de las niñas quiere dejar de jugar para avanzar, pasar a ser una mujer grande, a jugar de verdad. Mientras la otra añora, abraza y se aferra a la posibilidad de seguir jugando con su amiga como si fueran niñas y a ensayar lo que es la vida afuera. El juego que ellas hacen es un ensayo para lo que viene después”, concluye.
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