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En verano cambio climático mataría más gente en el sector oriente de Santiago CULTURA|CIENCIA

En verano cambio climático mataría más gente en el sector oriente de Santiago

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Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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El viento predominante y la topografía explican la abrupta alza relativa en la mortalidad en el sector oriente de la RM: en verano, el viento “limpia” el poniente y “acumula” la contaminación en el oriente, según una investigación publicada por la revista Nature. Raúl Cordero, académico de la U. de Santiago, advierte que el cambio climático ha disparado la frecuencia con la que se registran olas de calor, y en varios lugares del mundo las mismas provocan considerables sobremortalidades. “El objetivo del proyecto era cuantificar ese efecto, determinar grupos más afectados, y definir sobre qué temperaturas el alza en el riesgo a la salud comenzaba a ser significativa”, explica.


Aunque el cambio climático suele afectar más a los pobres, hay excepciones: en Santiago, en verano, las olas de calor, peores al poniente, disparan la contaminación más alta al oriente, según un estudio científico publicado por la revista Nature y relatado en un hilo de Twitter de investigadores de la U. de Santiago.

Según el estudio, igual que muchas ciudades en el sur global, Santiago sufre el llamado “castigo climático”, al empeorar el cambio climático los episodios de contaminación. En verano, por ejemplo, las olas de calor disparan la generación de ozono, lo que a su vez contribuye a aumentar la sobremortalidad.

Igual que en muchas ciudades del sur global, Santiago está segregado: en general los “ricos” viven al oriente y los “pobres” al sur-poniente y, al igual que en todo el mundo, los ricos suelen mostrar en la urbe tasas de mortalidad mucho menores que los pobres, detalla el hilo.

Agrega que en invierno en Santiago la tasa de mortalidad de los “pobres” es significativamente mayor que la de los “ricos”. Sin embargo, en verano, los episodios de calor y contaminación en la capital “probablemente contribuyen a cerrar la brecha entre pobres y ricos mayores de 65 años”.

¿Por qué episodios de calor y contaminación matan por igual a pobres y ricos en Santiago? El viento predominante (y la topografía) explican la abrupta alza relativa en la mortalidad de los “ricos”. En verano, el viento “limpia” el poniente y “acumula” la contaminación en el oriente. El resultado es que los episodios de calor y contaminación matan por igual a pobres y ricos.

Origen

El académico Raúl Cordero, de la U. de Santiago, uno de los participantes del estudio, explica que se trata de un proyecto de “interés público” con financiamiento Corfo, coejecutado por la Universidad de Santiago y la Dirección Meteorológica de Chile, con el apoyo de la Universidad de Groningen (Países Bajos).

“El proyecto estaba orientado a investigar si el alza observada en la frecuencia de olas de calor causaba o no un alza en la tasa de mortalidad de los chilenos”, cuenta.

Las enfermedades más comunes relacionadas con la contaminación son cefalea, sequedad de la boca, bronquitis obstructiva, cuadros de asma y también irritación pulmonar a veces llamada neumonitis, explica Pablo Brockmann, académico de la División de Pediatría de la Facultad de Medicina de la UC.

Agrega que las principales víctimas de las enfermedades respiratorias, especialmente debidas a la contaminación, son tres grupos: los menores de dos años, los lactantes, los adultos mayores más de 65 años y todos los pacientes crónicos con enfermedades crónicas cardíacas, pulmonares, metabólicas y oncológicas.

Según Cordero, el cambio climático ha disparado la frecuencia con la que se registran olas de calor, y en varios lugares del mundo las mismas provocan considerables sobremortalidades.

“El objetivo del proyecto era cuantificar ese efecto, determinar grupos más afectados, y definir sobre qué temperaturas el alza en el riesgo a la salud comenzaba a ser significativa”.

“Penalidad climática”

Cordero además relata que hubo tres principales resultados.

Primero, las temperaturas superiores a los 33 grados disparan el riesgo de muerte en personas mayores de 65 años en Santiago. El riesgo de morir en un día con temperaturas superiores a los 35 grados casi se duplica en los mayores de 65 años en la capital, advierte.

En segundo lugar, Santiago sufre lo que se conoce como la “penalidad climática”, que es cuando el cambio climático empeora los efectos de la contaminación.

“En particular, las olas de calor disparan además la producción de contaminantes como el ozono troposférico; como resultado, cuando hay una ola de calor en Santiago, también hay una ‘ola’ de altos niveles de ozono”, afirma Cordero.

Finalmente, en tercer lugar, la combinación de calor-ozono es diferente dependiendo de las comunas, pero la sobremortalidad resultante es similar.

“En el sector poniente hay menos ozono, pero hace más calor, mientras que en el sector oriente hace menos calor pero hay más ozono… el resultado es que la sobremortalidad debido a eventos de calor-ozono es más o menos la misma en Santiago, independientemente de la comuna o el nivel de ingreso de los habitantes”, detalla.

Brockmann confirma esto.

“Clásicamente los segmentos socioeconómicos más bajos y la zona suroriente de la capital y la zona poniente han sido más expuestas a los cuadros respiratorios asociados a la contaminación; sin embargo, con este ozono troposférico hemos visto que, gracias a las ondas de calor, esto migra hacia la zona oriente. Por lo tanto, pudiera existir un riesgo –que es lo que se está publicando en los últimos trabajos científicos– de que a medida que haya un calentamiento global y que haya más calor, también se vean afectadas las zonas de mayor ventilación de la capital que clásicamente era el sector oriente”.

Para Cordero, esto último es sorpresivo, “pues en general la sobremortalidad asociada a la contaminación o a los eventos extremos, que el cambio climático hace cada vez más frecuentes, es mayor en la población pobre. Esa es de hecho la razón por la que hablamos tan a menudo de la injusticia climática”.

Futuro

Es necesario destacar, en palabras de Brockmann, que las enfermedades respiratorias han tenido cada vez menor mortalidad, pero esto debido probablemente también al mayor control médico, al avance de las prevenciones y a la conciencia de la población, y al hecho, por supuesto, de no hacer actividad física cuando haya contaminación, junto con las medidas pertinentes para evitar los contagios, especialmente de los virus.

¿Qué se puede esperar para el futuro, según estas conclusiones y la tendencia climática actual?

“Es posible que, a medida que avancemos en limpiar de contaminación nuestra ciudad –la concentración de ozono promedio ya ha caído alrededor de un 20% en las últimas dos décadas en Santiago–, las brechas entre pobres y ricos comiencen otra vez a aparecer”, responde Cordero.

“Desafortunadamente, la pobreza continúa siendo un relevante factor de riesgo y el efecto ‘justiciero’ del ozono es solo una excepción a una regla cruel: la contaminación y el cambio climático siempre se ceban con los más pobres. Ese ya es el caso en invierno, cuando la contaminación de ozono es baja y predomina la contaminación por material particulado. De hecho, en invierno las tasas de mortalidad de los habitantes de las comunas acomodadas en Santiago son hasta 30% menores que las tasas de mortalidad de los habitantes de comunas populares”, señala.


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