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Lanzamiento de FASat-Delta: puntapié inicial al nuevo Sistema Nacional Satelital de Chile CULTURA|CIENCIA

Lanzamiento de FASat-Delta: puntapié inicial al nuevo Sistema Nacional Satelital de Chile

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Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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Este lunes 12 de junio se pondrá en órbita el satélite chileno desde la plataforma de lanzamiento de SpaceX en Vandenberg, California. Para Loreto Moraga, presidenta de la Asociación Chilena del Espacio A.G. (ACHIDE), esto “marca el inicio de una nueva etapa en el desarrollo espacial nacional, siendo además el primero de una nueva generación de satélites chilenos, en el marco del Sistema Nacional Satelital, SNSAT, programa cuyo objetivo primordial es la formación de capital humano y la creación de capacidades científicas e industriales a través de transferencia tecnológica al país, permitiéndonos en adelante construir nuestros propios satélites”.


Este lunes 12 de junio se lanzará en un cohete Falcon 9, desde la plataforma de lanzamiento de SpaceX en Vandenberg, California, el satélite chileno FASat-Delta.

Se trata de un evento histórico y clave para la política espacial chilena, que hasta el momento apenas cuenta con el satélite FASat Charlie, lanzado en 2011 y que ha sobrepasado largamente su vida útil.

“El FASat-Delta marca el inicio de una nueva etapa en el desarrollo espacial nacional, siendo además el primero de una nueva generación de satélites chilenos, en el marco del Sistema Nacional Satelital, SNSAT, programa cuyo objetivo primordial es la formación de capital humano y la creación de capacidades científicas e industriales a través de transferencia tecnológica al país, permitiéndonos en adelante construir nuestros propios satélites”, destaca Loreto Moraga, presidenta de la Asociación Chilena del Espacio A.G. (ACHIDE).

Moraga, junto al ingeniero de NASA Eduardo Bendek, compartirán su experiencia desde el lugar del lanzamiento en una transmisión especial de la ACHIDE.

“No se trata únicamente de la suma de nueva infraestructura espacial, sino de la primera etapa de un programa que ha significado un cambio conceptual en esta materia para Chile, que ahora mira el espacio con un sentido más inclusivo y estratégico para el desarrollo nacional”, recalca.

Características

El FASat-Delta es el primero de los tres satélites tipo SmallSat, de la clase Runner, que contempla el proyecto y corresponde a un desarrollo de las empresas Tyvak (USA) e ImageSat International, ISI (Israel), según la ACHIDE.

Se trata de un satélite pequeño, con un peso de 90 kg, que se situará en órbita terrestre baja (LEO: Low Earth Orbit) a 550 km de altitud y podrá capturar imágenes de aproximadamente 5,7 km de ancho con una distancia de muestreo en tierra (GSD) de 70 cm, con sensores para las bandas RGB (rojo, verde y azul) en formatos de spot, mosaico, estereoscópico y video.

Este satélite pasará a formar parte de una constelación que contempla 13 satélites de uso compartido con la empresa Israelita ISI, adjudicataria de la licitación, mejorando de esta forma el tiempo de revisita de una locación específica sobre el país a un máximo de 1,5 días y permitiendo, además, que, durante cada día de la operación, Chile pueda adquirir imágenes desde cualquiera de los satélites de la constelación en todo el planeta.

El FASat-Delta es apenas uno de los tres SmallSats y los 7 microsatélites que contempla el proyecto SNSAT y el costo de su manufactura es parte del costo total de la licitación adjudicada por la empresa ISI, que incluye además la instalación de laboratorios de fabricación, de integración y de pruebas, estaciones de control satelital, la provisión de sistemas de comunicaciones satelitales, cursos de capacitación y elementos de hardware y software para el manejo de información satelital.

Inicialmente y mientras se ponen en funcionamiento las estaciones de control satelital del programa SNSAT, el FASat-Delta será operado por la FACH desde las instalaciones de su Grupo de Operaciones Espaciales, ubicado en la Base Aérea El Bosque.

Funciones

Se trata de un satélite de observación terrestre, con capacidad de toma de imágenes multiespectrales en distintos formatos y con una resolución espacial submétrica, que debiera proveer de imágenes de uso dual (militar y civil) con un sinnúmero de aplicaciones.

Entre ellas, se cuentan la agricultura tradicional y de precisión, la silvicultura, el ordenamiento territorial, la confección de mapas, estudios de crecimiento y de la dinámica poblacional, la biomasa, el catastro de bosques, la protección de fronteras, el monitoreo de grandes obras, la gestión de desastres y la planificación urbana.

También la conectividad, el turismo, la protección del medio ambiente, el monitoreo de mareas rojas y otros fenómenos ambientales, el control del territorio terrestre, antártico y marítimo, el monitoreo de actividades ilícitas y actividades de desarrollo minero, así como otras aplicaciones asociadas al uso de Sistemas de Información Geográfica y al estudio del cambio global.

En tanto, el satélite FASat-Charlie seguirá en uso mientras sus sistemas sean capaces de otorgarle energía para seguir funcionando y se cuente con las instalaciones para su control en tierra.

Diseñado para una vida útil de 5 años, este satélite fue puesto en órbita el año 2011 y actualmente continúa en funciones, habiendo ya excedido todas las expectativas operacionales puestas en él.

Próximos hitos del Sistema Nacional Satelital

El proyecto incluye una serie de eventos y objetivos que ya se han estado cumpliendo desde hace un par de años.

Entre ellos, figuran la continuidad en la provisión de información geoespacial, integrando a Chile como parte de los operadores de una constelación de satélites que ya están en órbita, y el acercamiento a la civilidad y la motivación de la juventud hacia temas asociados a la tecnología y al espacio, mediante actividades realizadas en colegios de distintas regiones del país, a través del programa internacional “Ramon Space Lab Chile”, dirigido por la “Ramon Fundation” de Israel.

También la preparación de instalaciones y de cursos de entrenamiento avanzado para ser dictados a los primeros científicos, ingenieros y técnicos que comenzarán a fabricar y operar los satélites del proyecto, así como la construcción en Santiago del Centro Nacional Espacial, desde donde a futuro operarán los satélites de la constelación, y la puesta en marcha de 2 estaciones terrenas en regiones, una en Punta Arenas y otra en Antofagasta.

En este contexto, el FASat-Delta pasará a formar parte de la constelación de satélites de observación terrestre ya mencionada y a la cual se sumarán, próximamente, el satélite FASat Echo 1, en cuya fabricación participarán científicos chilenos, y, posteriormente, el FASat-Echo 2, que será fabricado totalmente en nuestro país.

En forma paralela, se planea fabricar en Chile hasta 7 minisatélites, con aplicaciones científicas, como parte de la preparación de la masa crítica de científicos que luego continuarán con el desarrollo de la tecnología espacial en el país.

Falta de Agencia Espacial

En este contexto, uno de los problemas actuales es que Chile carece de una Agencia Espacial.

En marzo de este año se formó la Red Iberoamericana de Agencias Aeroespaciales, que está conformada por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) de Argentina; la Agencia Espacial Brasileña (AEB); la Agencia Espacial de Colombia (AEC); la Agencia Espacial Costarricense (AEC); la Agencia Espacial Mexicana (AEM) y la Agencia Espacial del Paraguay (AEP).

Además participan la Comisión Nacional de Investigación y Desarrollo Aeroespacial (CONIDA) de Perú, la Agencia Espacial Portuguesa, la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE) de Venezuela, y la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE). La compañía española operadora de satélites Hispasat y el Ministerio de Desarrollo Agropecuario de Panamá tendrán estatus de observadores.

Para Moraga, esta falencia se debe a que históricamente Chile no dio el paso de crear una institucionalidad espacial definitiva, mediante una ley que le asignara un presupuesto suficiente, personal exclusivo y funciones permanentes y se optó más bien por consejos de ministros que abordaban los asuntos espaciales desde un plano solamente estratégico y desde una mirada de defensa.

“Hoy en día es indiscutible que nos encontramos en una nueva etapa mundial del desarrollo espacial, con fuerte irrupción del mundo privado, estandarización tecnológica y abaratamientos de costos, que permite que países y entidades particulares puedan acceder a su propia infraestructura espacial, por lo que es urgente que actualicemos directrices estratégicas y desarrollemos un trabajo en el plano ejecutivo, que inste a un desarrollo amplio de la actividad espacial por el Estado, la academia y los privados, para desde ya insertarnos en una industria de crecimiento constante”, asegura la presidenta de ACHIDE.

“La falta de una agencia espacial significa directamente la pérdida de oportunidades para el país, ya que quedamos al margen de acuerdos de colaboración que realizan las agencias espaciales, que buscan a sus pares para muchos partnerships; al margen del acceso a fondos de apoyo internacional; al margen de incentivar y canalizar actividad espacial chilena; al margen de coordinar y articular un amplio uso de la tecnología espacial para la elaboración de políticas públicas, etcétera”, añade.

En ese sentido, Moraga concluye que crear una agencia espacial hoy en día “no es abultar el Estado con otro servicio público, sino que darle el estatus administrativo y legal necesario a un organismo que requerimos desde la firma de los tratados internacionales para el uso pacífico del espacio, en los años 60”.


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