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Olas de calor extremo avanzan sin freno para diciembre, enero y febrero CULTURA|CIENCIA

Olas de calor extremo avanzan sin freno para diciembre, enero y febrero

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Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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Según un estudio de la Universidad de Talca, el escenario de temperaturas extremas por sobre los récords registrados, entre Santiago y Los Ángeles, se va a producir potenciado por una conjunción de variables oceánicas y atmosféricas inéditas en el clima, que impactarían fundamentalmente en los meses de diciembre, enero y febrero próximos. De hecho, el Gobierno se adelantó y ya decretó Emergencia Preventiva en 13 regiones en caso de incendios forestales. La estimación es parte de un fenómeno mundial, en el marco de lo señalado por el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, que a fines de julio anunció que se había acabado la era del calentamiento global, pues comenzó la de la “ebullición global”.


Un verano con una ola de calor sin precedentes podría afectar la zona central de Chile en diciembre de este año y enero y febrero de 2024, según coinciden científicos.

Por lo mismo, el Gobierno se adelantó y ya decretó Emergencia Preventiva en 13 regiones en caso de incendios forestales.

Según un informe de Conaf, titulado “Análisis de Incendios Forestales Temporada 2023-2024”, a contar de octubre y diciembre habrá una mayor probabilidad de incendios forestales en la zona centro sur del país. Esto, a causa de la intensidad de combustibles vivos y muertos, además de escenarios de vientos.

La ola de calor de enero de 2023 podría repetirse de forma más extrema en los próximos meses.

Fenómeno mundial

La estimación es parte de un fenómeno mundial, en el marco de lo dicho por el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, que a fines de julio anunció que se había acabado la era del calentamiento global, pues comenzó la de la “ebullición global”.

Las declaraciones se conocieron justo el día en que la Organización Meteorológica Mundial (OMM) informaba que el mes de julio de este año fue el más cálido jamás registrado por la humanidad.

El fenómeno, de hecho, ya llegó al hemisferio sur. Este lunes, medios brasileños informaron que, en medio del invierno que vive el país, la temperatura alcanza los 40 °C en algunos lugares, con Sao Pablo registrando 32 °C.

“Estas elevadísimas temperaturas para esta época del año no son habituales –solo como alguna excepción en el último siglo–, pero este fenómeno, para las autoridades encargadas de verificar el clima y la meteorología del país son otra evidencia del cambio climático”, informó un medio argentino.

Estudio U.Talca

En Chile, las intensas olas de calor en el hemisferio norte –sin precedentes en su historia climática, con impactos negativos en las personas y medio ambiente, asociado esto a incendios forestales descontrolados– también han estado generando preocupación, respecto a cómo se presentarían térmicamente las estaciones de primavera-verano en el país, según un reporte de la Universidad de Talca.

Patricio González Colville, magíster en climatología e investigador del Centro de Investigación y Transferencia en Riego y Agroclimatología (CITRA) de la Universidad de Talca, ha realizado un análisis proyectivo sobre las probabilidades de los escenarios de eventos cálidos y olas de calor.

Este análisis se centra en las ciudades de Santiago, Talca, Chillán y Los Ángeles. González Colville explica que “es interesante analizar cómo se han comportado térmicamente estas ciudades en el siglo XXI, caracterizado fundamentalmente por una megasequía iniciada en 2007 y que, transcurridos 17 años, aún persiste”.

En agosto ya hubo temperaturas sobre lo normal en Chile y Argentina. Crédito: BBC

Récord térmico

La temperatura máxima extrema de Santiago fue de 38.3 °C en enero de 2019; en Talca, de 39 °C en enero de 2017. La ciudad de Chillán registró 41,6 °C en febrero de este año; también alcanzó 40 °C y 41,5 °C en los meses de febrero de 2019 y enero de 2023. Por su parte, la ciudad de Los Ángeles tuvo su récord térmico en enero de 2017, con 42,2 °C; además, en febrero de 2002, 2019, 2021 y 2023, registró máximas extremas de 40,1 °C, 40,4 °C, 40,2 °C y 39,9 °C.

El clima suele verse potenciado cuando interactúa con la geografía del lugar. Es así que las ciudades de Talca, Chillán y Los Ángeles están ubicadas en cuencas, cuya altura sobre el nivel del mar es, en promedio, de 120 metros (Santiago está a 534 metros sobre el nivel del mar). Esta continentalidad las deja alejadas de la influencia moderadora del mar, por el biombo climático de la Cordillera de la Costa.

Sin duda que variables como el cambio climático y, puntualmente, el fenómeno de El Niño contribuyen poderosamente a que en el siglo XXI se estén sobrepasando los 40 °C en algunas ciudades de Chile o, en otras, acercándose a ese valor.

Para responder a la pregunta respecto a cómo se comportará este verano, entre Santiago y Los Ángeles, Patricio González explica que este verano 2023-2024 debiera ser –según el modelo climático CITRA– uno de los más calurosos en cuanto a temperaturas máximas extremas en el área geográfica indicada.

Cuatro factores

Al respecto el experto detalla que hay cuatro factores que considera este modelo probabilístico: primero, la inusitada alza de la temperatura de la Tierra, que en algunos días de julio alcanzó los 17,23 °C, que significa 1 °C por encima de su valor promedio.

Segundo, un evento de El Niño que podría ser fuerte o muy fuerte, y que ha elevado la temperatura superficial del mar entre 1,2 °C en la zona ecuatorial central y 3,5 °C en la zona costera peruana, abarcando también gran parte de zonas ribereñas del norte en Chile.

Tercero, el inusitado calentamiento del océano. Los datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) han constatado que los océanos han alcanzado el récord de calentamiento: 21,1 grados de temperatura media en el planeta. Se trata del agua marina más caliente desde que hay registros, es decir, en 45 años. Una temperatura que nunca hasta este momento se había alcanzado.

Y cuarto, el desplazamiento y robustecimiento del anticiclón del Pacífico (altas presiones subtropicales). Los estudios evidencian que, desde el año 1950 hasta 2022, el anticiclón tuvo una expansión hacia el sur con una marcada influencia meridional.

Además, se evidenció una asociación espacial significativa entre la temperatura global y la presión atmosférica a nivel del mar en el periodo 1950-2022, ratificando que un calentamiento global estaría generando un desplazamiento e intensificación del anticiclón subtropical cálido (celda de Hadley), especialmente en las costas de Chile centro-norte y centro del océano Pacífico.

Nuevo escenario

Para el investigador, lo expuesto facilita escenarios para la ocurrencia de olas de calor –de 3 a 10 días consecutivos, con temperaturas máximas extremas promedios sobre los 35 °C–, asimismo eventos cálidos de uno o dos días con temperaturas máximas extremas diarias que oscilarían desde los 37 a 39 °C en Santiago; 39 a 40 °C en Talca; 41 a 43 °C en Chillán y Los Ángeles, fundamentalmente en los meses de enero y febrero.

Los modelos de El Niño indican que es justamente en verano cuando las temperaturas del océano llegan a su mayor nivel. Por ejemplo, entre noviembre del 2015 y febrero del 2016 la media del océano, en el área 3.4 (ecuatorial central) llegó a ser de 29 °C. Es importante saber que la atmósfera, que está sobre este océano, absorbe el calor paulatinamente, transfiriéndolo en sentido horizontal y vertical.

“En síntesis, el escenario de temperaturas extremas por sobre los récords registrados, entre Santiago y Los Ángeles, se va a producir potenciado por una conjunción de variables oceánicas y atmosféricas inéditas en el clima, que impactarían fundamentalmente en los meses de diciembre de 2023, enero y febrero de 2024. Lo anterior, porque estadísticamente un 46% de las temperaturas récords extremas máximas ocurren en enero; 26% de ellas en febrero; un 23% en diciembre; y solo un 5% en marzo. También es probable que temperaturas iguales o superiores a 34 °C se hagan sentir, al interior de olas de calor o asociadas a eventos cálidos, a partir de noviembre de 2023”, asevera González Colville.

Anomalías récord

¿Pero qué piensan otros científicos de estas proyecciones?

Para Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, “hay que ser cuidadoso con las cifras, pues no existe tecnología que permita proyectar temperaturas máximas diarias con seis meses de anticipación”.

Sin embargo, admite que las temperaturas, tanto en Chile como en el resto del mundo, han presentado en lo que va corrido del año anomalías récord, probablemente respondiendo a la señal del calentamiento global, por un lado, y al desarrollo del fenómeno de El Niño, por otro.

“Lo anterior hace prever una primavera y un verano de elevadas temperaturas en nuestro hemisferio. Por lo tanto, si los récords de temperatura vigentes en Chile no caen este verano, caerán el próximo. Desafortunadamente, el calentamiento global empuja las temperaturas al alza, haciendo que los récords de temperatura se rompan de forma cada vez más frecuente”, acota.

Fenómeno real

Para Ángela Sierra, académica del área de las Ciencias Naturales y Oceanográficas de la Universidad de Concepción, “esta previsión es una manifestación más de que el cambio climático es un fenómeno real y en curso en Chile”.

“También es una señal de alerta para la comunidad científica, en cuanto a que el foco de investigación no debe estar solamente en el aumento gradual de la temperatura, sino también en los eventos extremos”, añade.

Sierra es especialista en ecofisiología de plantas en ambientes extremos y ha visto en su área las repercusiones de este fenómeno.

“Por ejemplo, las plantas que habitan nuestras montañas son capaces de tolerar temperaturas extremas, especialmente aquellas bajo cero, y desde el punto de vista de los cambios de la temperatura gradual, por ejemplo, en la exposición a temperaturas promedio más altas o crecer en ambientes menos fríos, se ha visto que paradójicamente reduce la habilidad de estas plantas de tolerar temperaturas congelantes, una condición que se considera adaptativa en ellas, o que es la razón por la cual son capaces de vivir en las montañas”.

Esta investigadora invita a “poner un foco, además de en este monitoreo y el poder predictivo que tiene, en el aumento gradual de la temperatura y sus consecuencias sobre aspectos ecológicos, pero que finalmente trascienden al bienestar humano, también en los eventos extremos”.

Plantas y agua

“Esto tiene una complejidad, porque desafortunadamente estos eventos extremos tienden a ser impredecibles y eso, entonces, aumenta la incertidumbre respecto a cómo van a reaccionar los sistemas naturales y cuáles podrían ser las consecuencias de aquellos efectos para nosotros como sociedad y todo lo que depende de nuestro funcionamiento a partir de la naturaleza”, advierte.

Ángela Sierra apunta a una relación clave, que es la relación de las plantas y el agua, una ecuación que incluye la disponibilidad de la misma para el consumo humano.

“En lo inmediato, la ocurrencia de estos eventos extremos, ya sea de altas temperaturas o de temperaturas congelantes, produce pérdida de vegetación, y perder vegetación en un sistema que es tan importante, por ejemplo, para la regulación de la disponibilidad de agua para el consumo humano en las ciudades, puede tener consecuencias importantes en la vida de las personas”, subraya.

Superposición de factores

Martín Jacques es investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2).

“No conozco un método que permita ahora, en el invierno, entregar información más detallada que la que menciono para el verano próximo. En cualquier caso, me parece que la información científica que se comunique en medios debe ser respaldada adecuadamente. No he tenido acceso al estudio que se menciona ni tengo información sobre el modelo CITRA que se menciona en reportajes, ni tampoco sé si ha sido probado y validado ya”, sostiene.

Él explica que, para analizar eventos extremos de temperatura, ya sea de un solo día o en el caso de olas de calor –que precisan persistencia de altas temperaturas durante al menos 3 días consecutivos–, es necesario comprender que estos típicamente son el resultado de una superposición de varios componentes.

“En primer lugar, se necesita una configuración meteorológica que los gatille, lo que en Chile normalmente ocurre cuando se propicia alta radiación solar, la atracción de masas de aire cálidas y, en sectores precordilleranos, vientos descendentes desde las montañas, que son secos y cálidos. Ahora, si además esta situación meteorológica ocurre en una temporada en que el ambiente está particularmente cálido –como sucede en gran parte de Chile durante un evento de El Niño–, la temperatura será aún más alta”.

Finalmente, como un factor modulador de fondo, Jacques apunta a la tendencia de calentamiento global, que se manifiesta claramente en la depresión central y sectores cordilleranos en Chile. “De esta manera, los valores récord de temperatura máxima se van rompiendo secuencialmente a medida que pasan los años en las últimas décadas. Esto es especialmente válido para el verano, pues en la transición de enero a febrero se registran las temperaturas máximas más altas del año”, señala.

“Ahora, es necesario aclarar que los pronósticos del tiempo meteorológico son válidos para un horizonte de pocos días y emplean modelos que necesitan conocer las condiciones iniciales de la atmósfera y el océano para resolver un conjunto de ecuaciones, por lo que recién en el verano podremos saber, con algunos días de anticipación, si un evento meteorológico extremo se estará gestando”, puntualiza.

Informaciones a tres meses

Martín Jacques agrega que, por otro lado, los pronósticos estacionales entregan informaciones generales de periodos de tres meses. Eso tradicionalmente se hace a partir de relaciones estadísticas históricas entre factores predictores (como la temperatura superficial del mar en ciertas regiones) y las variables climáticas que se quiere predecir.

Ya a mediados de agosto, la Dirección Meteorológica de Chile informó que, en Chile centro-sur, durante el periodo agosto-octubre, se esperaban precipitaciones normales o sobre lo normal, temperaturas máximas sobre lo normal y temperaturas mínimas bajo lo normal.

“Debemos notar que aún no se emiten pronósticos estacionales para el verano, ni se puede especificar qué días de septiembre lloverá, dónde ni qué monto”, analiza el especialista.

Sin embargo, añade que, con los antecedentes previos, y considerando que es probable que El Niño se mantenga presente el próximo verano, no es sorprendente anticipar que en el centro-sur de Chile habrá olas de calor (que siempre las hay) y, eventualmente, temperaturas extremas que bordeen los 40 °C.

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