Es a bordo del buque científico Falkor (too), de la fundación estadounidense “Schmidt Ocean Institute”. Además probará nuevas tecnologías automatizadas que permitirán hacer experimentos in situ.
Un equipo de investigadores del Instituto Milenio de Oceanografía (IMO) con base en la Universidad de Concepción se encuentra frente a Iquique participando -desde el pasado 12 de abril y hasta el próximo 15 de mayo- en una nueva expedición oceanográfica internacional a bordo del buque científico Falkor (too), de la fundación estadounidense “Schmidt Ocean Institute”.
En esta oportunidad, el objetivo de este crucero oceanográfico es profundizar en el estudio y avanzar en la comprensión de aquellas zonas del océano donde la concentración de oxígeno es muy baja o indetectable.
A este respecto, cabe tener presente que, el Pacífico Sudoriental posee una las más extensas e intensas zonas de mínimo oxígeno del planeta, aguas en las que, si bien la fauna marina se sofoca, los microorganismos son capaces de prosperar e impactar, entre otros, en el ciclo global del nitrógeno, un nutriente esencial para el desarrollo de la vida.
De hecho, en el último medio siglo ciertas áreas del océano han perdido hasta el 40% de su oxígeno, convirtiendo así la desoxigenación de los océanos en una de las grandes amenazas que enfrentan nuestros mares actualmente.
Este hecho no resulta extraño si se tiene en cuenta que una de las consecuencias del calentamiento global es el aumento de la temperatura de las aguas, sobre todo de las superficiales, lo cual reduce la capacidad que tienen éstas para retener el oxígeno y ventilar el océano profundo.
A lo anterior hay que sumar que los desechos orgánicos –gran parte de los cuales son resultado de la acción humana- requieren para ser descompuestos una gran cantidad de oxígeno.
Paralelamente a esto, se encuentra adicionalmente ante uno de los efectos más dramáticos asociados a la pérdida de oxígeno: la producción de óxido nitroso –gas asociado directamente a la generación del efecto invernadero- en aquellas zonas donde la concentración de oxígeno es naturalmente baja y a la destrucción del ozono estratosférico.
En este sentido, la expansión e intensificación de estas zonas de bajo oxígeno debido al calentamiento global constituyen uno los cambios más significativos y preocupantes que están ocurriendo en el océano mundial, ya que supone un enorme riesgo tanto para la biodiversidad de los océanos como para la capa de ozono.
Dado el escenario actual, y en el entendido que las medidas paliativas adoptadas para hacer frente a los efectos destructivos de esta problemática siguen siendo insuficientes, los especialistas coinciden en plantear que el proceso de desoxigenación de los océanos seguirá aumentando exponencialmente en el futuro inmediato; de ahí, la importancia de investigar este fenómeno.
Sin embargo, estudiar los procesos microbianos que ocurren en las zonas de mínimo oxígeno es extraordinariamente complejo puesto que se requiere de una notable capacidad técnica, la cual requiere realizar diferentes pruebas y experimentos a bordo del buque sin que se alteren las concentraciones de oxígeno, a las cuales muchos microorganismos son especialmente sensibles. A pesar de ello, durante las últimas décadas investigadores chilenos, y especialmente los científicos del IMO, han logrado importantes descubrimientos en torno a cómo funcionan las aguas oceánicas deficientes en oxígeno.
De este modo, en esta nueva expedición internacional se probarán nuevas tecnologías automatizadas que permitirán hacer experimentos in situ, es decir, directamente en las capas sub-superficiales deficientes de oxígeno, y no en los laboratorios del buque como es habitual.
Además, el equipo chileno liderado por el director del IMO y académico de la Universidad de Concepción, el Dr. Osvaldo Ulloa, investigarán de qué modo las bajas concentraciones de oxígeno afectan al fitoplancton, es decir, al conjunto de microalgas que habitan la zona iluminada de la columna de agua y que mediante la fotosíntesis sustentan la productividad de los océanos.
En definitiva, con esta expedición se genera una nueva instancia de colaboración e intercambio de conocimiento entre investigadores y especialistas de otras latitudes, algo tremendamente satisfactorio para el grupo de científicos del IMO, quienes tal y como recuerda el profesor Ulloa “hace más de dos décadas que venimos estudiando y centrando nuestra atención en estas zonas de mínimo oxígeno, incluso cuando no era un tema popular ni con visibilidad a nivel mundial; tendencia que afortunadamente ha cambiado hasta el punto de que actualmente científicos de todo el mundo vienen a Chile a estudiar estos ambientes tan enigmáticos”.
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