El investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, y de la Universidad de Talca, Alex Fajardo, entregó importantes recomendaciones a través de una carta publicada recientemente en la revista científica Trends in Ecology and Evolution.
Fomentar la plantación de árboles nativos para la mitigación del cambio climático, es una estrategia que ha cobrado impulso a nivel mundial y Chile no es la excepción. Sin embargo, la manera convencional de plantar en nuestro país, adoptada desde el modelo forestal, no debería ser aplicada a la forestación con especies nativas.
Así lo detalla Alex Fajardo, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, y de la Universidad de Talca, quien, recientemente, publicó una carta en la revista científica Trends in Ecology and Evolution, en la que cuestiona el actual modelo de plantación en Chile como una fórmula de restauración, proponiendo a su vez, un cambio de paradigma con soluciones basadas en la naturaleza.
En primer lugar, la carta del científico destaca como gran avance, la nueva legislación ambiental sobre cambio climático para Chile, que ofrece “sostenibilidad y soluciones a la emergencia climática”. Dicha ley, que busca aportar a la mitigación, establece -entre otros detalles-, la exclusión y el no incentivo de las plantaciones de monocultivos forestales de árboles exóticos, como pinos y eucaliptos, un aspecto evaluado positivamente por Fajardo.
“Esta ley fomenta la reforestación y deja afuera el uso de monocultivos con especies exóticas, lo que es muy relevante para las y los profesionales relacionados con el área de medioambiente, que veíamos como una gran amenaza la posibilidad de que los monocultivos de pinos fueran a entrar en los planes de restauración”, explica el ingeniero forestal, doctor en ciencias forestales, e investigador del IEB.
Pese a este importante elemento, el científico señala que no sólo basta con excluir a los monocultivos de especies exóticas dentro de las políticas de restauración. Hace falta además, cambiar el paradigma de plantación desde un modelo de plantación “productivo pinero” a un modelo de plantación “nativo de conservación”, que asegure la subsistencia de los bosques que secuestran carbono, permitiendo además proteger la biodiversidad de nuestros amenazados ecosistemas.
Al respecto, el documento sostiene que la práctica de la plantación que está sociológicamente arraigada es un “protocolo que pone en peligro el cumplimiento de la Ley de Cambio Climático y el compromiso internacional chileno de alcanzar las 200.000 hectáreas de plantaciones de bosques para el 2030”. ¿Por qué no debe replicarse?
“No debemos seguir utilizando el modelo pinero, caracterizado por realizar plantaciones en hileras, con todos los árboles a una cierta distancia. Lamentablemente, hasta la fecha en Chile, los pocos planes de restauración con especies nativas han fallado porque siguen esa receta del modelo pinero”, sostiene Fajardo.
En la carta, se menciona que en Chile, estos planes han sido impulsados por instituciones públicas y organizaciones no gubernamentales, muchas veces con ansias de apoyar verdaderamente la conservación. Pero no han sido efectivas. ¿Qué se recomienda entonces?
“En esta carta se propone realizar un método de plantación en grupos o clústers. No poner a todas las plantas a un metro de distancia, sino que más bien juntas, ya que así la supervivencia aumenta, y esto se basa no en algo exploratorio, sino en un concepto ecológico que es el de la facilitación. Esta estrategia permitiría asegurar el establecimiento de los bosques futuros destinados al almacenamiento de carbono”, explica el investigador de la Universidad de Talca.
Para que este modelo funcione, Fajardo destaca que es importante conocer cómo funciona el bosque en sus etapas de regeneración, en diferentes territorios. Esto implica entender las características ecológicas de cada especie para saber además, qué especie puede ser plantada junto a otra. Al respecto, también señala que hay ejemplos exitosos de restauración en Chile en los que se está promoviendo la facilitación y cooperación entre plantas.
“Otro punto a considerar es que la mayoría de los terrenos donde se realizan plantaciones, éstos están desprovistos de vegetación o han sido diezmados por incendios. Y es en situaciones de estrés donde las plantas suelen ayudarse (facilitación), más que perjudicarse entre ellas (competencia). Lo hemos probado con individuos de la misma especie en la Región de Aysén, y también hemos visto algunos ejemplos en la región de O´Higgins y del Maule, donde se ha estado realizando plantaciones en grupo, con dos o tres especies. Y se han obtenido buenos resultados”.
Finalmente, el científico detalla que dentro del paradigma productivo-pinero, “todo lo que es nativo es mal visto porque crece poco”. Sin embargo, asegura que la conservación de especies nativas de crecimiento lento y larga vida, es muy relevante para la mitigación del cambio climático, ya que estas características permiten justamente un mayor secuestro de carbono en más largo plazo, que es lo que todos queremos.
“Por todo ello y ante la necesidad de plantar nativo, esperamos que realmente se pueda implementar este cambio de paradigma en las plantaciones que asegure la supervivencia de los bosques, fundado en la colaboración y soluciones basadas en la naturaleza”, puntualiza.
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