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La astronomía en el norte de Chile se enfrenta a la contaminación lumínica de mineras CULTURA|CIENCIA Créditos Imagen: Cristóbal Olivares

La astronomía en el norte de Chile se enfrenta a la contaminación lumínica de mineras

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Las ciudades no son la única fuente de contaminación lumínica en Atacama, las minas también contribuyen. Astrónomos alertan que la condición del desierto chileno como “ojos del mundo” puede estar en peligro.


Cuando Eduardo Unda-Sanzana llegó al desierto chileno de Atacama para enseñar astronomía, la oscuridad le desorientó. La ubicación del observatorio de la Universidad Católica del Norte lo convertía en un mirador ideal para estudiar estrellas variables y exoplanetas. Sin embargo, sin el aura nocturna, Unda-Sanzana no era capaz de distinguir la ciudad más cercana. En 2005, como director del Observatorio de Ckoirama en Atacama, ya no tenía problemas para distinguir la ubicación de Antofagasta, una ciudad de la costa del Pacífico que en las últimas dos décadas registró un aumento de población de más del 50%.

Las ciudades no son la única fuente de contaminación lumínica en Atacama, las minas también contribuyen.

A medida que aumenta la extracción de cobre y litio para satisfacer la creciente demanda mundial de minerales esenciales para la transición hacia energías limpias, Unda-Sanzana y otros astrónomos alertan que la condición del desierto chileno como “ojos del mundo” puede estar en peligro.

“A todos nos preocupa que la situación actual empeore”, afirmó Unda-Sanzana al medio Bloomberg.

“Nunca se sabe cuándo van a anunciar una nueva etapa de una gran instalación minera”, agregó.

Atacama ha atraído por décadas a los astrónomos gracias a los cielos excepcionalmente despejados. Las investigaciones realizadas en los observatorios de la zona han revelado profundos descubrimientos, como asteroides potencialmente peligrosos a la deriva cerca de la Tierra y pruebas de que la expansión del universo se está acelerando.

La directora ejecutiva de la Fundación Cielos de Chile, Daniela González indicó al mismo medio que a finales de la década, Chile albergará más de la mitad de la capacidad de observación mundial

Sin embargo, la industria minera es uno de los factores que más afectan a la contaminación de los cielos. Muchas instalaciones mineras funcionaban 24 horas al día, 7 días a la semana, y utilizaban iluminación LED para operar por la noche. Esta opción es especialmente perjudicial desde el punto de vista de la contaminación lumínica.

Las emisiones no filtradas de los LED blancos fríos, con sus longitudes de onda azules más cortas, se dispersaban más que la iluminación ámbar y amarilla, afectando los cielos compartidos con observatorios cercanos. Aunque las ciudades eran los mayores emisores, la proximidad de las instalaciones mineras podía ser un problema. Los astrónomos esperaban que las minas cumplieran las nuevas normas de iluminación, aunque reconocían que las ciudades, con tantas fuentes de iluminación diferentes, serían un mayor desafío.

“Si intentas atraer nuevos observatorios, tienes que darles confianza para que inviertan en la región, que las cosas no van a cambiar en los próximos años”, dice el astrónomo chileno.

“Estamos intentando enviar una señal fuerte de que invertimos en proteger el cielo”, concluyó.

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