Análisis de ejemplares que habitan en Cabo de Hornos revelan menos producción de adrenalina que sus congéneres del norte. La medición también se aplicará al rayadito subantártico, de las islas Diego Ramírez, nueva especie descubierta en el extremo sur del país.
El rayadito subantártico, que habita en las Islas Diego Ramírez, el punto más austral de todo el continente americano, se sumará pronto a los estudios que aspiran a entender mejor el fenómeno del estrés tanto en animales como en humanos. Hasta ahora las investigaciones han mostrado que las aves de la especie, residentes en la zona del Canal de Beagle, presentan menor producción de adrenalina que las que viven en el centro del país.
Así lo informó el director del Centro Internacional Cabo de Hornos para Estudios de Cambio Global y Conservación Biocultural (CHIC), doctor en Ecología y magíster en Filosofía, Ricardo Rozzi.
Entregó estos antecedentes con ocasión de la firma de convenio que selló la incorporación de la entidad que encabeza a la red de centros científicos que están participando en el proyecto “1.000 Genomas. Chile secuencia a Chile”.
Esta iniciativa busca descifrar la composición genética de al menos 1000 especies que habitan en Chile y con ello contribuir al conocimiento universal, así como a la protección de ellas, en un contexto en que se ven amenazadas por el cambio global que afecta a la vida en la Tierra.
En la sesión, realizada en la casa central de la Universidad Católica en Santiago, que alberga al equipo dedicado a este programa, Rozzi planteó la disposición de CHIC a participar activamente en el desarrollo de la iniciativa y ofreció su aporte a través de la investigación que han desarrollado acerca del rayadito subantártico. Esta especie descubierta por Rozzi y el equipo de estudios ornitológicos del CHIC en el archipiélago Diego Ramírez fue reconocida como una especie nueva para Chile por las autoridades científicas internacionales el año 2022.
Los rayaditos se han transformado en una especie clave para entender el tema del estrés en los seres vivos, razón por la que estas aves son uno de los focos de investigación del CHIC, dice Rozzi. Es así como se ha podido comprobar la diferencia del nivel de estrés que presentan los ejemplares del rayadito común que habita desde al Parque Nacional Fray Jorge, en la región de Coquimbo, hasta Tierra del Fuego en Magallanes.
El científico indicó que esto se ha podido advertir por la distinta producción de adrenalina que se ha medido en aves de esta especie. Especificó que los que muestran un índice más alto de esta hormona son los del cerro Manquehue en Santiago y los más bajos los del Parque Omora en la Isla Navarino, al oeste de Puerto Williams, en Magallanes. Pronto se agregará a este registro los datos respectivos del rayadito subantártico.
“Esto es tremendamente interesante, porque muchas de las patologías sistémicas que estamos viendo en esta sociedad contemporánea tienen mucho que ver con el contexto y el estrés es algo que necesitamos entender mejor”, subrayó Rozzi.
A juicio del director del CHIC, esto tiene implicancias tanto en el ámbito de la salud como el de la economía. “Las licencias por estrés y las dificultades en la actividad laboral son algunos de los efectos que provoca. Estamos extrapolando, o comparando, los resultados que pueden darse en aves, con los que tocan a un mamífero, como es la especie humana”, sostuvo.
Rozzi remarcó que todos los antecedentes sobre el rayadito subantártico tienen especial relevancia porque su población está por debajo de los 500 ejemplares, que se considera el nivel crítico para la conservación de una especie.
Agregó que actualmente con un grupo investigadores del CHIC está gestionando su inscripción en la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza, organismo que centraliza la información acerca del estado de conservación de las especies que se reporta desde cualquier lugar del mundo.
El investigador Rodrigo Vásquez, doctor en Ecología Evolutiva de la Universidad de Oxford, investigador del CHIC, especializado en el estudio de las aves, entre ellas el rayadito, a cuyo estudio ha dedicado más de 25 años, señaló que se presentaron ante la mencionada entidad los tres rasgos de diferenciación que se requieren para calificar una nueva especie.
Indicó que hicieron presente que la composición de la sangre del rayadito subantártico es distinta a la de su cercano pariente, el rayadito común. Además, a diferencia de este, que anida en cavidades de árboles, el subantártico lo hace en los nidos que dejan los albatros, entre rocas y barro, después de haber tenido allí sus propias crías. Y, en tercer lugar, el rayadito subantártico pesa más y vuela menos que el común.
Además, se avanza en la tarea de presentar los antecedentes para que el rayadito subantártico también sea considerado en la versión internacional de la secuenciación genómica, el Earth Genome Project.
Como parte de este mismo proceso, en el Museo de Historia Natural de Santiago, en Quinta Normal, reposa lo que en lenguaje científico se denomina holotipo, ejemplares físicos del rayadito subantártico que se emplearon para la descripción con que se está optando a su reconocimiento como nueva especie.
El centro que dirige Rozzi se reunió con los científicos que encabezan el proyecto, Juliana Vianna, magíster en Ecología de la Universidad Minas Gerais de Brasil, y doctora en Ecología de la Universidad Católica de Chile, profesora asociada de la Facultad de Ciencias Biológicas e Instituto para el Desarrollo Sustentable de esta misma casa de estudios, y Miguel Allende, postdoctor en Biología Molecular del Massachusetts Institute of Technology (MIT), y profesor Titular del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile.
Además, en conexión virtual desde Puerto Williams se hizo presente Rodrigo Vásquez. El académico e investigador valoró la contribución que significa hacerse parte del proyecto de los 1.000 genomas con el estudio del rayadito subantártico. “Cada vez se sabe más de los genes y su función, y a través de este conocimiento se ha podido establecer que poblaciones de una misma especie que viven en distintos lugares, por factores como la temperatura ambiental, la duración de día y noche, activan algunos genes que responden, por ejemplo, al sistema hormonal que se relaciona con el estrés”, destacó Vásquez.
La nueva especie austral se suma a las que ya estaban consideradas por la administración del programa. Estas fueron llevadas a un proceso de votación a través de internet donde el público pudo pronunciarse acerca de cuál de ellas consideraba debería ser secuenciada en primera instancia.
Entre las otras especies emblemáticas de Chile que se propusieron para esta elección se cuenta el huemul, el cóndor, el pudú y la rana de Darwin.
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