Estos ecosistemas no solo contribuyen al ciclo del carbono mediante la fotosíntesis, sino que además acumulan grandes cantidades de carbonato de calcio en sus estructuras, lo que los convierte en depósitos estables de carbono a largo plazo, según un estudio.
Una investigación internacional de 17 universidades e instituciones científicas de España, Portugal, Italia, Francia, Irlanda, Brasil o Australia destaca el papel crucial que desempeñan los bancos de algas coralinas en el ciclo del carbono oceánico, informa la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (España).
Conocidos en el archipiélago español de las Islas Canarias como confites por el color blanco que adquieren cuando finalizan su periodo de vida y son arrastrados a la costa, este estudio aporta nuevas evidencias sobre la capacidad de estos hábitats para luchar contra el cambio climático al ser una herramienta muy eficaz para combatir el exceso de carbono en el planeta, fruto de la quema de combustibles fósiles.
Los resultados, publicados recientemente en Nature Communications, revista de referencia internacional sobre grandes avances científicos, muestran que estos hábitats marinos, distribuidos por todo el mundo y construidos por rodolitos, con un llamativo color rosa a nivel submarino, son capaces de absorber grandes cantidades de carbono atmosférico y acumular carbonato cálcico, lo que los convierte en un importante sumidero de carbono clave para el futuro del planeta.
La publicación revela que los lechos submarinos de algas coralinas, que cubren amplias áreas de la plataforma costera del planeta y que en Las Palmas de Gran Canaria dan lugar a topónimos como El Confital, pueden absorber hasta 1.347 gramos de carbono por metro cuadrado al día, superando a otros ecosistemas marinos formados por macroalgas como las laminarias o las pardas.
Estos hábitats son de color mayormente rojizo-rosado, tonalidad típica de los rodolitos, lo que les atribuye una identidad cromática muy particular.
La investigación, titulada ‘El Poder Rosa: La Importancia de los Bancos de Algas Rojas Coralináceas en el Ciclo del Carbono Oceánico’ (‘Pink Power: The Importance of Coralline Algal Beds in the Oceanic Carbon Cycle’), fue dirigida por un equipo internacional de científicos de distintas universidades y centros liderados por la doctora Nadine Schubert, de la Universidad del Algarve (Portugal), y en ella han participado los investigadores Fernando Tuya, Francisco Otero-Ferrer y Fernando Espino del Grupo de Biodiversidad y Conservación (BIOCON) del Instituto ECOAQUA, por parte de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Los resultados del estudio, que abarcó un amplio rango geográfico, incluyendo tanto las aguas subtropicales como templadas del Atlántico, subrayan que estos ecosistemas no solo contribuyen al ciclo del carbono mediante la fotosíntesis, sino que además acumulan grandes cantidades de carbonato de calcio en sus estructuras, lo que los convierte en depósitos estables de carbono a largo plazo.
Hasta ahora había poca información sobre su productividad, ya que la dinámica de flujo neto de carbono y los depósitos de carbonato dificultan la evaluación de su contribución al ciclo global del carbono oceánico.
Con los datos obtenidos, que abarcan amplios rangos batimétricos, de 2 a 51 metros, se demuestra que “los lechos de algas coralinas son hábitats altamente productivos, con tasas sustanciales de absorción de carbono de entre 28 y 1.347 gramos por metro cuadrado al día”, señala el investigador y coautor de este artículo Fernando Tuya.
Estas tasas, que varían en función de la disponibilidad de luz y la composición de las especies, superan las estimaciones reportadas para otros hábitats constituidos por macroalgas, cuya gran importancia en el ciclo del carbono a nivel global estaba más documentada.
“Esta alta productividad, junto con sus considerables depósitos de carbonato (0,4–38 kilotoneladas), convierte los lechos de algas coralinas en contribuyentes altamente relevantes al ciclo del carbono oceánico actual y futuro, jugando un papel muy importante como sumidero del exceso de carbono”, destaca Tuya, director del grupo BIOCON de ECOAQUA.
Estas características les otorgan un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático, por lo que su protección es vital para la conservación del medio marino de todo el planeta.
Tuya resalta la “imperiosa necesidad” de incorporar los bancos de rodolitos en programas de conservación del medio marino, pues “son ecosistemas marinos altamente productivos y de gran relevancia para la absorción de carbono a nivel global”.
En palabras del investigador, “estos resultados proporcionan argumentos sólidos para su inclusión en marcos nacionales o internacionales relevantes de conservación, como la Red Natura 2000, donde actualmente estos hábitats no están incluidos”.
Este hallazgo es especialmente relevante en un contexto de creciente acidificación oceánica, puesto que, aunque este fenómeno puede acelerar la disolución de los depósitos de carbonato, también puede mejorar la capacidad de los bancos de algas coralinas para capturar dióxido de carbono.
Además del grupo BIOCON de ECOAQUA, que ya había realizado con anterioridad iniciativas similares a las de este estudio, aunque en ámbitos meramente locales como MAC-RODO, esta investigación ha contado con la participación de un total de 17 universidades e instituciones científicas procedentes de España, entre las que se encuentra la Asociación Biodiversidad Atlántica y Sostenibilidad (ABAS), en Telde (Gran Canaria), de Portugal, de Italia, de Francia, de Irlanda, de Brasil o de Australia.
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