“Los atrapanieblas tradicionales no tenían más de un 10% de eficiencia y se está tratando de mejorar esto. Además son fijos, la idea es que se orienten con el viento, considerando que hay vientos de distintas direcciones que aportan humedad”, afirma un especialista.
La presencia de niebla o “camanchaca” (aimara: kamanchaka, «oscuridad») es característica de la costa del norte de Chile y ha generado interés científico debido a la posibilidad de cosechar agua a partir de esta fuente, sobre todo en territorios áridos donde el agua es un recurso escaso.
El uso de atrapanieblas se presenta como una opción atractiva para captar el vital elemento, por ejemplo, en la Región de Coquimbo, zona que experimenta un proceso de desertificación y que se vería fuertemente impactada por el cambio climático de acuerdo a las proyecciones que realizan los científicos.
¿El cambio climático provocará que haya una mayor o una menor cantidad de niebla en la Región de Coquimbo?
José Rutllant, investigador del Centro Científico CEAZA plantea que “resulta complejo proyectar lo que pasará con las nieblas y el cambio climático, ya que hay varias variables que interactúan juntas y que los modelos climáticos hasta hoy día no han sido suficientes para entender bien esta zona costera. En el futuro, la niebla puede cambiar de altura o de concentración, hay muchos factores que pueden cambiar y que son importantes, por ejemplo, para quienes diseñan atrapanieblas”.
Respecto a si la cantidad de agua que capta un atrapanieblas puede surtir de agua a una familia, o bien es un complemento a otra fuente de agua, el científico indica “ahora que se ha trabajado bastante en el diseño, los atrapanieblas tradicionales no tenían más de un 10% de eficiencia y se está tratando de mejorar esto. Además son fijos, la idea es que se orienten con el viento, considerando que hay vientos de distintas direcciones que aportan humedad”.
Informaciones y análisis que fueron parte de las presentaciones desarrolladas en el marco del seminario “Agua de niebla, una fuente no convencional de recursos hídricos en zonas áridas” organizado por la Delegación Presidencial Regional de Coquimbo, el Ministerio de Agricultura, la Fundación para la Innovación Agraria y la Consultora PHP.
Rutllant detalló en su presentación que ha desarrollado investigaciones en el Parque Nacional Bosque Fray Jorge, ubicado en el sector costero de la Región de Coquimbo. }
“Se trata de un bosque típico de la zona sur de Chile, en particular de la selva o bosque valdiviano y que requiere que llueva al año del orden de mil milímetros. Y aquí en esta zona precipitan 100 mm, 150 mm cuando mucho, entonces esa diferencia es lo que debería ser capaz de explicar la captación de camanchaca por parte de los árboles mismos”.
Jaime Cuevas, investigador del Centro Científico CEAZA, dio a conocer parte de su investigación referida al papel que tienen las especies arbustivas de la Región de Coquimbo como captadoras del agua de niebla que está disponible en la atmósfera.
“Encontramos resultados bastante promisorios en algunas especies que capturan mucha más agua de niebla que lo que les suministra la lluvia. Una alternativa es que deberíamos utilizar atrapanieblas naturales en vez de los atrapanieblas artificiales. Hay especies nativas de esta zona, como el copao, la que captura 182 milímetros de agua incluyendo lluvia más niebla en un año. Y eso es muchísimas veces más de lo que cae como lluvia en el año en que se hizo el estudio, es decir, 25 milímetros.
“El corontillo, que es una especie que encontramos en la comuna de Canela, recoge 140 milímetros en un año, lo cual se puede comparar con alrededor de 30 o 35 milímetros que cayeron como lluvia. Son las dos especies que captan más agua de niebla en comparación con otras especies de arbustos. Los sitios de estudio fueron Majada Blanca, en la comuna de Coquimbo, y Los Tomes, en la comuna de Canela. Ambos sitios pertenecientes a comunidades agrícolas”, detalla Cuevas.
“Hay un gran desafío para futuros proyectos que es lograr captar el agua que viene de la niebla y que es atrapada por las plantas y que se produce un goteo bajo ellas. Tenemos que diseñar sistemas, tal vez un embudo de gran tamaño que permita capturar, cosechar esa agua y canalizarla hacia estanques. Y por las cantidades que hemos calculado sería factible para proyectos a pequeña escala, a consumo doméstico, tal vez agua para animales, para regar, para lavar, entre otros usos”, señala.
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