Los asteroides suelen encontrarse a cientos de millones de kilómetros de nuestro planeta, por lo que las imágenes telescópicas tan sólo muestran puntos de luz moviéndose entre las estrellas. Las imágenes del asteroide Donaldjohanson obtenidas por Lucy son un buen ejemplo del valor científico de las misiones espaciales: revelan el tamaño, la intrincada estructura y las características de estos cuerpos rocosos, testigos de excepción de las grandes colisiones que acontecen en el sistema solar.
Cómo adquirió su intrigante forma
El asteroide visitado ahora por la sonda Lucy posee naturaleza carbonácea, siendo representativo del grupo de meteoritos conocidos como condritas carbonáceas por contener un pequeño porcentaje de carbono en su composición. Se encuentra situado en la región interior del cinturón principal de asteroides, entre las órbitas de Júpiter y Marte.
Nuestro conocimiento de 52246 Donaldjohanson antes de la llegada de Lucy era bastante escaso. Los modelos fotométricos sugerían un tamaño medio de 5 km, pero las imágenes de la sonda revelan que es un asteroide bilobular con dos ejes principales: uno de 8 km y otro 3,5 km.
Un superviviente de gigantescas colisiones
Las características de Donaldjohanson indican que se trata de un superviviente de gigantescas colisiones, como la mayoría de los objetos de gran tamaño almacenados en el cinturón principal de asteroides.
De hecho, la estructura bilobular revela que su estadio actual es consecuencia del encuentro de dos asteroides que, tras un impacto a baja velocidad relativa, quedaron unidos por un cuello rocoso. Esta zona muestra varios plegamientos que debieron surgir de la compresión inducida por la onda de choque generada tras el impacto que unió los dos bloques, confiriéndole su peculiar forma.
La familia de 163 Erígone
Hace más de una década, diversos investigadores apuntaron el origen reciente de la familia de asteroides al que pertenece Donaldjohanson. Al parecer, este grupo nació tras una colisión catastrófica que fragmentó al cuerpo progenitor en miles de grandes bloques hace unos 170 millones de años. El asteroide 163 Erígone acabó siendo el mayor de ellos y ha dado nombre a la familia.
La familia de 163 Erígone es excepcionalmente joven en términos astronómicos. De ahí su interés científico, como ejemplo de colosales impactos ocurridos recientemente.
La estructura del asteroide Donaldjohanson sugiere que está formado por la agregación de varios bloques sólidos de lo que habría sido el citado asteroide progenitor.
Cráteres kilométricos
A diferencia de otros objetos de menos de un kilómetro de diámetro, estudiados por otras sondas espaciales, Donaldjohanson posee un campo gravitatorio suficiente para acumular grandes rocas producidas en impactos, que han ido apilándose sobre su superficie.
Además, el gran tamaño del asteroide indica que bajo esa cobertura de regolito (roca suelta y minerales pulverizados) debe poseer grandes bloques monolíticos, ocultos bajo la pila de escombros creados por sucesivos impactos que produjeron innumerables cráteres de impacto.
Como apuntábamos en un trabajo reciente, la presencia de cráteres de tamaño kilométrico en la superficie de un asteroide revela que está cubierto de regolito. De hecho, esa cubierta de rocas apiladas poseerá una profundidad similar a la del tamaño de los mayores cráteres de su superficie.
Las imágenes obtenidas por la sonda Lucy muestran varios de esos cráteres kilométricos, de lo que se deduce que Donaldjohanson debe poseer efectivamente una profunda cobertura de rocas apiladas, consecuencia de los innumerables impactos experimentados desde su formación.
Por otro lado, la estabilidad de la familia de 163 Erígone también concita el interés de los estudiosos de la mecánica celeste. Podríamos decir que son asteroides “equilibristas” porque sus órbitas oscilan debido a las perturbaciones gravitatorias generadas por diversos planetas.
Próximo destino: la región de los asteroides troyanos
Tras el fugaz encuentro con el asteroide Donaldjohanson a una velocidad relativa de 13,4 km/s, la nave espacial Lucy seguirá viajando durante un año y medio a través del cinturón principal de asteroides. Tiene previsto encontrarse con uno de sus mayores objetivos científicos, el fascinante asteroide troyano Eurybates, en agosto de 2027.
Los asteroides troyanos coorbitan el sistema solar en torno al gigantesco planeta Júpiter, y allí esperamos que Lucy se encuentre con ancianos asteroides capaces de revelarle historias jamás contadas sobre el origen mismo de nuestro sistema planetario.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.