Las entidades regionales y comunales carecen de profesionales idóneos, y la planificación está dada de acuerdo al criterio de cada municipalidad, siendo este un punto crucial en las decisiones para las zonas vulnerables, tanto para crecidas de ríos y esteros, áreas afectadas por marejadas, afectaciones por tsunamis, remociones en masa, aluviones, erupciones volcánicas entre otros.
El reciente sistema frontal evidenció que en Chile los lechos de los ríos están cada vez más destinados a usos agrícolas, ganaderos e incluso urbanos, debido a la baja ocurrencia de lluvias intensas de los últimos años.
Sin embargo, existe cierto consenso científico respecto a que los eventos extremos de lluvia se volverán más intensos en el tiempo, pues la superficie terrestre también está sufriendo un desajuste ante las nuevas condiciones climáticas que se han visto aceleradas por el impacto antropogénico.
Es por esto que cobra gran relevancia el desarrollo y planificación de medidas que fomenten la resiliencia al cambio climático, en especial en localidades vulnerables y excluidas, ya que según plantea la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), por cada dólar invertido en la reducción del riesgo de desastres y la prevención se pueden ahorrar hasta 15 dólares en reconstrucción.
En este sentido, en Chile estamos muy atrasados en la gestión de desastres naturales, y actualmente se carece de un Plan Nacional de Peligro y Riesgo Geológico liderado por una institución estatal.
Por otro lado, las entidades regionales y comunales carecen de profesionales idóneos, y la planificación está dada de acuerdo al criterio de cada municipalidad, siendo este un punto crucial en las decisiones para las zonas vulnerables, tanto para crecidas de ríos y esteros, áreas afectadas por marejadas, afectaciones por tsunamis, remociones en masa, aluviones, erupciones volcánicas entre otros.
Hoy tenemos un gran desafío, que es la gestión y coordinación de organismos estatales frente a los desastres naturales, ya que si bien recientemente se creó Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED), este organismo debe coordinarse con instituciones pertenecientes a diferentes ministerios.
Se hace imperante una reestructuración de los organismos científicos y técnicos que abordan este tipo de problemáticas, en particular la actual figura del Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN), que pertenece al ministerio de Minería; al igual que el Servicio Hidrográfdico y Oceanográfico de la Armada de Chile (SHOA), del ministerio de Defensa, y el Centro Sismológico Nacional, de la U. de Chile. En países OCDE este tipo de organismos pertenecen al ministerio del Interior o de Medio Ambiente.
Además, es clave incrementar el capital humano avanzado de especialistas en estas problemáticas, ya que por ejemplo en Alemania se cuenta con 30 veces más de profesionales abocados a estas temáticas.
Los autores son miembros de la Escuela de Geología de la Universidad Mayor.