
Una muestra en Valdivia: la violencia de ayer y hoy
El proyecto de Polanco “50 Golpes” consiste en poemas gráficos, collages, que se alinearon en las paredes según la Lira Popular. Están compuestos por documentos, fotografías y poemas, y deben conmemorar el 50 aniversario del golpe militar, pero también el 54 aniversario de la Unidad Popular, que se cumplirá próximamente. Polanco ha trabajado con 50 autores de la zona, algunos de ellos mapuches.
“¿Qué imagen se te viene a la mente cuando piensas en la dictadura?”, está escrito en una viga del techo. Debajo, proyectadas en una pantalla, se alternan fotos en formato vertical y horizontal, en blanco y negro y en color. Una de ellas muestra a un grupo de personas en los escalones de entrada de un magnífico edificio. Están sentados, encorvados, con los brazos por encima de la cabeza. El agua cae sobre ellos desde todas las direcciones, intentando ahuyentarlos o impedir que protesten. Una pancarta se curva sobre ellos, resistiendo aún el bombardeo de agua: “En Chile se tortura” está escrito en ella, “la TV calla” sólo se adivina.
Le siguen fotos de la sede del gobierno en llamas, La Moneda, un grupo de hombres armados entre los que se encuentra Salvador Allende, Allende saludando, Allende riendo junto a un joven guitarrista, Allende con un agujero en la cabeza y un fusil en sus manos sin vida. Son fotos de fotógrafos como Álvaro y Alejando Hoppe o el holandés Chas Gerretsen. No siguen ningún orden cronológico y, sin embargo, muestran una progresión continua, contando la historia de una época más que oscura en Chile.
También forman parte de una pequeña exposición, que tendrá lugar hasta el 24 de agosto en el Centro de Extensión del campus Los Canelos de la Universidad Austral de Chile (UACH) en Valdivia. “Figuras y revueltas – constelaciones, poemas gráficos y archivos” es el título de la muestra, diseñado por Javiera Medina López, Jorge Polanco y Rodrigo Gómez Mura, que trabajan como profesores en la UACH.
“Hemos querido crear un espacio donde tengan cabida los recuerdos y las reflexiones”, dice Gómez Mura el día de la inauguración. Espacio para los recuerdos de 17 años de dictadura, pero también del antes y el después. La idea es crear un diálogo entre los artistas y los visitantes.
Para su proyecto, Gómez Mura recogió adoquines que los manifestantes del Estallido 2019 utilizaron para defenderse de la violencia policial. Gómez Mura también recogió los casquillos de las bombas lacrimógenas y los proyectiles de los perdigones que precedieron a los ataques con piedras. La disposición de los restos de aquella jornada histórica se extiende suelta sobre un pequeño pedestal, rodeada por tres viejos televisores. En ellos van apareciendo imágenes que recogen lo que se ve en el resto de la sala.
Con su proyecto, que incluye las fotos mencionadas al principio, que se extienden sobre una mesa negra y al mismo tiempo iluminan la sala a modo de proyección, Medina López y su equipo se orientan en una metodología especifica del historiador del arte Aby Warburg y su “Atlas Mnemosyne”. Se trata de que los participantes elijan fotos que asocien individual y colectivamente con el golpe militar de hace 50 años y sus consecuencias.
La idea es crear una narrativa común que se nutra de preguntas y debates. El hecho de que la selección consista en fotografías bastante icónicas de reconocidos documentalistas de la época probablemente se deba también al deseo de Medina López y su equipo de reunir a distintas generaciones. Dispuestas juntas, las imágenes pueden superponerse y adoptar nuevas formas. La banda sonora de un primer ensayo de esta actividad de grupo suena en un ciclo continuo en la sala.
El proyecto de Polanco “50 Golpes” consiste en poemas gráficos, collages, que se alinearon en las paredes según la Lira Popular. Están compuestos por documentos, fotografías y poemas, y deben conmemorar el 50 aniversario del golpe militar, pero también el 54 aniversario de la Unidad Popular, que se cumplirá próximamente. Polanco ha trabajado con 50 autores de la zona, algunos de ellos mapuches. En última instancia, el proyecto debería convertirse en un libro, dice Polanco.
En la pantalla, las imágenes cambian continuamente. A la imagen ardiente de Allende en la portada de un número de Punto Final le sigue una de las imágenes más famosas de Pinochet: sentado, con uniforme militar y gafas de sol, el dictador tiene los brazos cruzados delante del pecho, las comisuras de los labios hacia abajo, como si fuera un niño enfurruñado. Se supone que los hombres uniformados detrás de él le dan una expresión de poder, pero sólo refuerzan la impresión de infantilidad. ¿Cuál es la raíz del mal y cómo podemos evitar que la gente haga el mal?, podría ser una de las preguntas que inspira esta exposición. Una, de tantas.
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