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Juan Carlos Poveda y su libro sobre Mazapán: TV e infancia CULTURA|OPINIÓN

Juan Carlos Poveda y su libro sobre Mazapán: TV e infancia

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Gabriela Aguilera Valdivia
Por : Gabriela Aguilera Valdivia Escritora y tallerista.
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El libro nos trae a la memoria épocas sin celular, sin computador, sin hiper malls… y en los que la creatividad inagotable de los artistas se movía al filo de la navaja; cuando el tiempo de programación televisiva chilena se concentraba solo en un par de horas y canales, para que los niños cantaran.


En este año conmemorativo, la publicación del libro “Infancias de Mazapán, representaciones de infancia en la música de Mazapán” de Juan Carlos Poveda que trata de su investigación relativa al grupo Mazapán es coherente y, sin duda, tiene su lugar entre los diversos textos publicados que buscan recuperar e inscribir la memoria.

El grupo Mazapán, integrado por siete músicas, profesoras y creadoras, surgió en 1980 y alcanzó su máximo despliegue televisivo durante los primeros cinco años de esa década. Cualquiera que haya sido niño, niña, madre o padre en ese tiempo, recordará el programa infantil que se transmitió primero en Canal 11 (como “Masamigos”) y luego en TVN, cuando la escritora Marta Blanco introdujo al grupo en la parrilla programática.

Poveda, que cuenta con una amplia trayectoria como músico e investigador, recurre a los archivos (videos, entrevistas, investigaciones, recopilaciones, etc.), para relevar el trabajo musical para y por los niños y niñas, que realizó el grupo Mazapán en el período dictatorial. Junto con el análisis musical y de contenido de las canciones, contextualiza el panorama televisivo infantil de la época. También da cuenta de tres aspectos de la infancia en esos años, que pueden ser examinados bajo los marcos teóricos actuales: la infancia compleja, la infancia televisada y la infancia protegida.

Se trata de un recorrido ágil y entretenido, sustentado por la existencia de registros cuyas referencias el autor comparte cada tanto y en un apartado final. En dicho recorrido, el lector conoce (o recuerda), las impresiones y miradas acerca de la infancia que existían en Chile. En la teoría hemos dejado de hablar de Infancia para hablar de Niñez (o Niñeces) y pese a los buenos propósitos explicitados en leit motiv de campañas políticas como “Los niños primeros en la fila”, es decepcionante constatar que en la ejecución de nuestras prácticas culturales no hemos tenido la evolución esperada y merecida.

Además de las características musicales específicas de Mazapán, el libro expone ciertas situaciones que rodearon la producción televisiva. Por ejemplo, el hecho de que mucho material creado por el grupo se perdió ya que las cintas, por razones presupuestarias, debían usarse muchas veces, grabando nuevos contenidos encima de los anteriores. O la presión constante que sufrió el grupo por incluir publicidad en su espacio, a lo que nunca accedieron. O cómo, por haberse negado a participar en un acto de CEMA Chile convocado por la esposa del dictador, fueron despedidas de un día para otro, sin explicaciones.

En su momento, Mazapán recibió críticas y Poveda, honestamente, las visibiliza en su libro. Acusaciones también hubo: las profesoras “cuicas” no comprometidas políticamente, que vivían en un mundo de mazapán, lejos de la infancia vulnerada de las poblaciones, en que la gente se jugaba la vida a cada segundo. Las Mazapanes componían sus canciones considerando todos los instrumentos que conocían, todas las melodías y ritmos, desde el medioevo hasta la actualidad pasando por países distintos y tomando diferentes elementos culturales.

Contrariamente a lo que muchos suponían, la exquisitez de los instrumentos y las composiciones musicales atraían a las niñas y niños que seguían el programa y se deleitaban con las historias y las secciones musicales, literarias, audiovisuales, teatrales. Y seguramente las niñas y niños de las poblaciones también cantaron la Cuncuna Amarilla y Agustín el caracol, en un tiempo en que la televisión (buena o mala), alcanzaba a todas las clases sociales.

Anécdotas hay muchas pero lo fundamental es el reconocimiento, desde la música y el arte, al trabajo consciente de siete artistas que tenían como objetivo estimular la sensibilidad y creatividad de las niñas y niños, poniendo la belleza y las maravillas del arte a su alcance. Sin gritos, sin publicidad, sin concursos ni presionándolos con imperativos de adultos.

Las Mazapanes no volvieron a la pantalla. Tal vez porque el retorno a la democracia y el tiempo post dictadura también fue momento para recoger pedazos de nuestras vidas. Sin embargo, sus canciones perviven en el imaginario infantil nacional y Poveda, con este libro, nos trae a la memoria épocas sin celular, sin computador, sin hiper malls… y en los que la creatividad inagotable de los artistas se movía al filo de la navaja; cuando el tiempo de programación televisiva chilena se concentraba solo en un par de horas y canales, para que los niños cantaran, bailaran e inventaran su propio mundo. Un refugio, una estrategia de sobrevivencia para evitar ser destruidos por la realidad cruenta que nos rodeaba.

Ficha técnica:

“Infancias de Mazapán Representaciones de infancia en la música del grupo Mazapán”, Ensayo, Juan Carlos Poveda, UAH/ Ediciones, 2023, 157 pp

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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