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Congreso Ciudades: una convergencia posible CULTURA|OPINIÓN

Congreso Ciudades: una convergencia posible

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Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega
Por : Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega Abogado, Comunicador Social. Tiene estudios de postgrado en Comunicación Social, Humanidades y Filosofía. Ha sido directivo en el sector de la educación superior privada. Profesor universitario y columnista.
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Los participantes suscribieron un compromiso solemne por trabajar en favor del mejoramiento de nuestras áreas urbanas, con una perspectiva superadora de la política y más bien enfocada en el bienestar de las personas que cada día le dan vida y humanidad a las ciudades.


Polis es la palabra griega que en la antigüedad designaba a la ciudad, y también de ella proviene el vocablo política. Aristóteles planteaba que el ser humano es un “animal político”, es decir, un ser que habita y vive en la ciudad, que tiene una inclinación natural a la sociabilidad y que sólo en la convivencia con otros puede desarrollar el máximo de sus potencialidades humanas. La ciudad, entonces, es el ámbito propio y específico en el cual vivimos, convivimos y nos desarrollamos. Esta esfera multifacética de convivencia que es la ciudad, es una creación humana altamente compleja, difícil de comprender, organizar, estructurar, planificar y desarrollar, en vistas de que todos sus habitantes puedan tener en ella la oportunidad de una vida mejor.

La ciudad se va constituyendo como el precipitado vital de la iniciativa de las personas, de los grupos y estamentos, de las organizaciones, de las instituciones, y muy especialmente de las reglas y normas que provienen del mundo de la política. Pero lo que sucede en Chile es que esos mundos disímiles no siempre se encuentran como sería deseable, muchas veces carecen de puntos de contacto, responden a tempos y dinámicas muy diversas, les falta incentivar una vocación de acercamiento, de coordinación, de diálogo. Esta situación termina influyendo en que se eternizan problemas urbanos y las crisis de todo tipo se van acumulando sin hallar respuestas, en detrimento creciente de la ciudad y la vida cotidiana de las personas.

Este año, en el mes de julio, surgió una iniciativa desafiante que busca acercar esos mundo, el de la política que delibera y diseña las normas, y el de las personas y organizaciones que conservan e incrementan el conocimiento sobre la ciudad y sus proyecciones, con la finalidad de tender puentes de diálogo, de convocar y coordinar a los actores que construyen el espacio ciudadano con los del sector de la política, que lo regula y busca enderezar el desarrollo de la ciudad hacia el bien común. Esta iniciativa es el Congreso Ciudades, “primera plataforma de debate y deliberación multiactoral, que busca alcanzar un trabajo conjunto y de largo plazo para el mejor bienestar territorial de sus habitantes”. La idea que subyace a esta actividad, es la de mantener un diálogo y colaboración asidua, frecuente e incidente entre los actores del mundo político, las organizaciones relevantes de la sociedad civil y el sector de la academia y el conocimiento, para abordar de manera eficaz los problemas y crisis que afligen a nuestras ciudades, con una mirada dirigida a mejorar la calidad de vida de las personas en todos los sectores de la sociedad. Lo más lejos del partidismo, del enfoque cortoplacista que suele lastrar a la política, de las apuestas de raigambre electoral que distorsionan los intereses y las prioridades de las personas.

La ciudad es un mundo, es nuestro hábitat, una especie de segunda naturaleza transida de cultura y civilización; es una entidad viva y palpitante que va dejando trazas históricas visibles y reconocibles de la experiencia humana individual y colectiva que transcurre en su cartografía, en ella ponemos en acto nuestro proyecto vital y construimos el complejo entramado de redes de relaciones humanas que van conformando el tejido social y el ámbito propio de la sociabilidad. Entonces, no podemos ser indiferentes a la suerte que corran nuestras ciudades, ni tampoco a las políticas, planes y programas que respecto de ellas elaboren las instancias de investigación y decisión; la situación de las ciudades afecta directamente a sus habitantes y, desde luego, en algunas circunstancias críticas, puede ser determinante del rumbo que tomen vidas humanas consideradas individualmente, o bien destinos de grupos enteros de población.

Reflexionar sobre la ciudad, su situación real, las múltiples crisis que enfrenta, es un imperativo que cada día reclama mayor atención y urgencia de los actores públicos y privados. Desafíos como los problemas de vivienda, las tomas recurrentes y la consolidación de campamentos; el manejo de las inundaciones frecuentes en los meses de invierno, la gestión de un recurso escaso como el agua, o las crisis energéticas; la planificación vial, el diseño del transporte público, como también la proyección urbanística pensada para las personas; la verdadera catástrofe patrimonial que experimentan edificaciones, parques y monumentos en muchas de nuestras urbes, y, en definitiva, la absoluta necesidad de poner voluntad e inteligencia al servicio de la búsqueda colaborativa de respuestas creativas y eficaces, que mejoren el entorno de las personas y las familias.

El Congreso Ciudades, creado y dirigido por el arquitecto Patricio Hales, logró convocar en estos meses a actores relevantes de la política, de las organizaciones sociales y de las universidades. Desarrolló sus sesiones de trabajo en la sede santiaguina del Senado, gracias a un convenio suscrito con esta corporación legislativa, que permitió utilizar sus instalaciones y también contar con la colaboración de profesionales que registraron las 40 ponencias que fueron presentadas por un selecto grupo de participantes, durante las deliberaciones desarrolladas. Finalmente, el 4 de diciembre pasado, en el Salón de Honor del Congreso Nacional, se realizó la sesión final de estas conversaciones, en la cual todos los participantes suscribieron un compromiso solemne por trabajar en favor del mejoramiento de nuestras áreas urbanas, con una perspectiva superadora de la política y más bien enfocada en el bienestar de las personas que cada día le dan vida y humanidad a las ciudades, y con sus actividades sostienen el desarrollo integral de nuestro país.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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