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“Historia de Valdivia en octavas reales del pueta Iraola” de Roberto Matamala: un evento canónico CULTURA|OPINIÓN

“Historia de Valdivia en octavas reales del pueta Iraola” de Roberto Matamala: un evento canónico

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Gonzalo Schwenke
Por : Gonzalo Schwenke Profesor y crítico literario
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La ausencia de reescritura histórica y de visión crítica en el libro me permite identificar un discurso más halagüeño que desmitificador, porque utiliza el discurso histórico promovido para transformarlo en literatura.


Convertirse en Poeta con mayúscula no es para muchos; algunos lo desdeñan, otros lo buscan con ahínco y lo profesionalizan de tal modo, que, a su muerte, los hijos se pelean la herencia por televisión. En cualquier caso, lo institucional pareciese ser una forma de oxidarse porque contiene una estética conciliadora, encantadora y hegemónica de la Historia oficial.

Historia de Valdivia de octavas reales del pueta Iraola (2023) de Roberto Matamala Elorz (1950), realiza un loable esfuerzo de recuperar la composición lírica renacentista de octavas reales. Este largo poema utiliza estrofas de ocho versos endecasílabos y hoy en día, contados poetas trabajan líricas consideradas de arte mayor. Además, lo poco que sabemos del “pueta” Iraola es que procede del mundo campesino en Valdivia y con este libro apela la tradición oral de la poesía.

Después de una caminata por la costanera, encontré con una versión facsimilar, estaba dividida en cinco partes: desde la fundación hasta el gran terremoto. Con el tiempo, pude conseguir el volumen completo que, aparte de la introducción, está repartido en dos grandes partes: la Colonia y la República. Por razones de interés mayor, elegí el más completo y desde allí, comentaré la obra.

En el capítulo llamado Valdivia Colonial, será importante el paisaje, pero será la llegada de los españoles a la ribera del Valdivia, la que permitirá valorar la figura letrada europea y la cultura literaria de estas octavas reales. Este “Descubrimiento” vendrá aflorar el posicionamiento de la voz del hablante y que caminará tranquilamente a través de los apartados sobre la Fundación y Destrucción de Valdivia, la llegada de los holandeses, describirá la nueva sociedad colonial hasta las fortificaciones españolas.

En el asunto de mantener el discurso legitimado históricamente, utilizaré la parte IV, “Fundación de Valdivia”. El hablante afirma que los mapuche son laboriosos campesinos y pacíficos, poco se relaciona con el küme mogen sobre “el buen vivir” o los distintos vínculos de la cosmogonía indígena: “Del bosque, que misterio tanto encierra,/ remedios ancestrales obtuvieron./De las ancianas sabias, las canciones/ oyeron al calor de los fogones”. Los distintos vínculos de la cosmogonía indígena radican en una abismante riqueza y en la cita leemos sutiles rasgos culturales sin profundizar en ello.

De lo anterior, este ejemplar pretende dar cuenta sobre el trabajo con tres culturas que transitan en esta ciudad de los ríos: lo indígena, la alemana y la chilena. No obstante, no tiene simetría ni armonía por más simpatías que pudiese tener para cada grupo, aquello solamente está supeditado a lo que dicta la narrativa oficial.

La voz en el segundo capítulo: “Valdivia republicana”, tiene como base el romanticismo alemán, situado en el Sehnsuchto anhelo/deseo de las glorias pasadas y que conforman, hasta el día de hoy, la cultura local. Así, inicia un viaje reflexionando críticamente sobre el estado actual de la ciudad: “Es así como el nefando centralismo/por siglos nos empuja al abismo”. Es decir, corresponder a la administración en Santiago, ha derivado que la posición estratégica de Valdivia cambie a un lugar de escasez y de economías mínimas. Representado a su vez, en el legado patrimonial que se va erosionando ya sea por mano humana o por tempestades naturales: “En los fuertes relucen los orines/en la lluvia se deshace la cancagua”. Por lo mismo, tras la inmigración alemana existe un afán idealizador donde aquello sobresale por su elegancia y éxitos industriales, ya que el hablante rememora este periodo de oro en las que se exportaban materias primas a Europa y la ciudad tenía una posición política relevante.

Una de las formas de comprobar el nivel de impresionar por lo mencionado es la presencia del singular canto “Erika”: “El bello coliseo repletamos/ y alentamos ¡Valdivia! con el son/ de la bandita y Erika cantamos,/ muchas veces de Chile el campeón”. Asociado fundamentalmente al periodo de la Alemania nacionalsocialista del siglo anterior y que no debemos olvidar su contenido y significado, aún sea en espacios deportivos y de celebración.

Si al inicio de la obra el hablante señalaba las tres almas: lo indígena, lo español y lo germánico, estas nunca están en diálogo y probablemente no se pretende mantener en equilibrio, porque en este capítulo las dos primeras almas desaparecen y se enaltece la tercera y lo chileno.

Tras el largo viaje de la voz poética, la presencia indígena será apenas paisaje.

La ausencia de reescritura histórica y de visión crítica en Historia de Valdivia de octavas reales del pueta Iraola, me permite identificar un discurso más halagüeño que desmitificador, porque utiliza el discurso histórico promovido para transformarlo en literatura. Y es precisamente esto, lo que hace un poeta institucionalizado. Lo que vendría a explicar su difusión gráfica en el reverso del diario local durante la semana aniversario de la comuna.

Ficha técnica:

Historia de Valdivia en octavas reales del pueta Iraola. Roberto Matamala Elorz. Editorial Kultrún, Valdivia, 2023, 96 páginas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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