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Libro “Twin Peaks. Guía de campo”: atrapar lo lyncheano CULTURA|OPINIÓN

Libro “Twin Peaks. Guía de campo”: atrapar lo lyncheano

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Alejandra Pinto
Por : Alejandra Pinto Trabajadora social y Crítica de cine. Es diplomada en Teoría y crítica de cine de la Pontificia Universidad Católica de Chile y estudiante de Magíster en estudios de cine y audiovisual. Es parte del equipo de investigación en Cinechile.cl y panelista en Radio Universidad de Chile.
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“No me pregunten, yo tampoco sé”, señala el prólogo escrito por el autor, en algo que podríamos llamar una declaración de principios. Y tal vez la clave sea esa: asumir esta guía no como un camino a seguir, sino como una manera de darnos el gusto de conocer o reconocer un pequeño universo.


David Lynch debe ser uno de los pocos directores de cine que ha logrado hacer de su apellido, un adjetivo. Cuando nos remitimos a él, se nos hace imposible no pensar en todo el submundo que ha creado, una mezcla de inocencia y terror, que nos da la posibilidad de entrar en sus obras desde muchos puntos de reflexión. Algo que, podríamos decir, lo convierte en un artista que a cada paso expande su obra.

Una de esas aristas está dada por la que, a estas alturas, es un clásico de la televisión. Twin Peaks, exhibida por primera vez en 1990, trata el extraño asesinato de Laura Palmer en el pueblo de Twin Peaks, aunque con el tiempo, iremos desentrañando otros misterios contenidos en esa comunidad. Cada uno de sus personajes esconde algo a lo que podemos acceder, pero que no siempre alcanzamos a vislumbrar del todo.

Por esto mismo, la tarea que se propuso el escritor Martín Sepúlveda –que según él mismo señala, “nació después del estreno de la serie”– en conjunto con la ilustradora Fa Casol, es algo temeraria. Sin intenciones de ser un erudito en el universo lyncheano, Sepúlveda propone un libro que constituye una guía para adentrarse en ese mundo, entendiendo que una de las muchas formas de hacerlo es, precisamente, a través de sus personajes.

El libro se denomina “Twin Peaks. Guía de campo” (Santiago-Ander Editorial, 2024), pero más que eso, es una reflexión sobre el lugar de cada uno de ellos en un cosmos que, desarrollado por su director, va desplegando todos sus medios.

Considerando los múltiples caminos que nos propone la serie –incluyendo su temporada de 2017 y su película complementaria–, ¿es esta una guía para poder entender la serie? La apuesta es que… no. Tal como dijimos previamente, el escritor no está interesado en pararse desde la plataforma del experto y tal vez por eso, este libro resulta tan interesante. La mirada del autor, en este caso, está cruzada también por sensaciones dadas desde su niñez, la cinefilia heredada de sus padres y la música de Angelo Badalamenti, algo que va más allá de la mera relación con la obra de David Lynch. Tiene que ver, más que todo, con lo mismo que les pasa a quienes generan una relación con una cinematografía. Tiene que ver con la vida.

Si hay algo que también habla de las decisiones del escritor respecto a esta guía es su definición de “personaje”. Más allá del cliché de “los paisajes son personajes”, el autor instala los distintos lugares y cofradías de Twin Peaks como espacios que logran generar en sí mismos un arco de desarrollo.

En el pueblo, su cafetería, prostíbulo, bar de motoristas y, por otro lado, sus organizaciones secretas de policías, leñadores y más, representan organismos que van mutando a medida que avanza la serie. Con gran precisión, Sepúlveda también se da el tiempo de señalarlos, entendiendo que, sin esos lugares, una parte importante de la narración se ve dislocada. Sus espacios son el tablero de ajedrez donde se moverán los protagonistas.

“No me pregunten, yo tampoco sé”, señala el prólogo escrito por el autor, en algo que podríamos llamar una declaración de principios. Y tal vez la clave sea esa: asumir esta guía no como un camino a seguir, sino como una manera de darnos el gusto de conocer o reconocer –según sea el caso– un pequeño prisma de un universo enorme que nos está esperando, y que Martín Sepúlveda, con toda su admiración a cuestas, ha intentado, con mucho éxito, traspasar a sus lectores.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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