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Novela “Las viudas de los jueves” y los barrios exclusivos: lujos y un horroroso infierno CULTURA|OPINIÓN Crédito: UNSAM

Novela “Las viudas de los jueves” y los barrios exclusivos: lujos y un horroroso infierno

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En este libro de la argentina Claudia Piñeiro, la opulencia comienza a fisurarse con la crisis económica que va afectando a los moradores del condominio, trayendo pérdidas de trabajo o ruinas de negocios que van socavando de manera gradual pero irreversible su forma de vida.


Este libro de Claudia Piñeiro, ganadora del preciado premio Clarín de Novela en 2005, narra con prolijo detalle las vidas de familias privilegiadas que viven en un “country”, o sea, un gran condominio lejos de la ciudad, bien resguardado, en un escenario irreal por su belleza impostada.

Lujos como canchas de tenis privadas, jardines exóticos, mansiones, enormes piscinas, fiestas desmesuradas forman parte de los exclusivos privilegios de los que gozan estas familias que habitan en un paraíso que -mientras más lo conocemos de la minuciosa y descriptiva mano de la narradora- más semeja un horroroso infierno.

La novela fue celebrada sin ambages en su oportunidad por los jurados del Premio Clarín, entre ellos el Nobel José Saramago: «Un análisis implacable de un microcosmos social en acelerado proceso de decadencia.». O Rosa Montero que señaló: «Una novela coral, sólida y solvente, con un agudísimo retrato psicológico y social del mundo acomodado occidental.»

Diversas voces nos van narrando desde una perspectiva caleidoscópica este ambiente cargado de frustraciones, ansias, conflictos soterrados, intrigas y vehementes deseos. Los “countrys” fueron un experimento de los 90, iniciado en Argentina para crear soberbias urbanizaciones de lujo en la periferia de la gran ciudad, destinadas a grupos sociales muy acomodados, en especial nuevos ricos.

Por cierto, en Chile los tenemos también: barrios cerrados, con altos estándares y sistemas de seguridad, muros perimetrales vigilados por guardias y cámaras móviles. Tan seguros que en el capítulo 2 se nos narra: “Teresa entró por la puerta que da al estacionamiento. No necesitó usar llaves, en Altos de la Cascada no echamos llave a las puertas”.

La descripción de este espacio cerrado, una suerte de presidio virtual, es notable por su precisión. El capítulo 3 parte con una pormenorizada imagen del lugar, que vale la pena citar por su vigor:

“Altos de la Cascada es el barrio donde vivimos. Todos nosotros. (…) El nuestro es un barrio cerrado, cercado con un alambrado perimetral disimulado detrás de arbustos de distinta especie. Altos de la Cascada Country Club, o club de campo. Aunque la mayoría de nosotros acorte el nombre y le diga La Cascada, y otros pocos elijan decirle Los Altos. Con cacha de golf, tenis, pileta, dos club house. Y seguridad privada. Quince vigiladores en los turnos diarios y veintidós en el de la noche. Algo más de doscientas hectáreas protegidas a las que sólo pueden entrar personas autorizadas por alguno de nosotros”.

Existe un pueblito cercano a La Cascada, Santa María de los Tigrecitos, cuya función es servir de residencia a los empleados de las familias ricas: empleadas, jardineros, piscineros, albañiles. Múltiples formas de servicio doméstico. Son casas muy modestas, como es de esperar. Sus habitantes subsisten del trabajo que le proveen los propietarios del condominio.

Sin embargo, la opulencia comienza a fisurarse con la crisis económica que va afectando a los moradores del condominio, trayendo pérdidas de trabajo o ruinas de negocios que van socavando de manera gradual pero irreversible su forma de vida. En esta continua decadencia se van manifestando los conflictos dentro de cada familia: infidelidades, frustraciones, prejuicios, competencias, envidia y odios. Así desembocamos en una muerte, aparentemente accidental, de tres hombres cascadinos. Bajo la apariencia paradisiaca e inmaculada de este lugar aislado y perfecto, se ocultan las conductas más aberrantes.

Mantener las formas es central. Ni siquiera la ruina ha de impedirlo. Esta novela puede calificarse como negra, donde ocurren varias muertes que pueden ser crímenes o suicidios. La trama recorre las diversas familias implicadas en el hecho policial e indaga en sus posibles causas. Representa una crítica social muy profunda, que apunta al centro del modelo neoliberal que es soportado por considerables brechas sociales, inequidades no solo económicas, sino que en todos los ámbitos claves para la subsistencia humana: educación, salud, vivienda.

Ficha técnica:

“Las viudas de los jueves”, novela, Editorial Alfaguara, Madrid, 2024, 254 páginas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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