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“Lloré sin consuelo sobre tu cuerpo eléctrico”: la novela sobre el Chile del futuro CULTURA|OPINIÓN

“Lloré sin consuelo sobre tu cuerpo eléctrico”: la novela sobre el Chile del futuro

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En la novela se nos presenta un Santiago muy peculiar, con una gran nave – escuela que flota sobre la capital, un espacio en el que conviven profesores, profesoras, alumnos, y algunos otros profesionales, entre ellos la protagonista Sofía, sicóloga, dedicada a trabajar con tres niños de la nave.


Entre el 4 y el 7 de septiembre de este año, se desarrolló en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, el Segundo Encuentro Internacional de Literatura Negra y Fantástica. Este evento no solo celebró la riqueza de estos géneros literarios, sino que también resaltó la importancia de la literatura en el mundo de hoy. En tiempos de incertidumbre y cambios (algunos de ellos más bien amenazantes, como el cambio climático y las guerras), la literatura se convierte en un refugio y un medio para explorar la condición humana, con sus grandezas y sus lados oscuros. De haberse conocido antes la obra de Eduardo Graells-Garrido, seguramente habría sido uno de los invitados a ese evento.

“Lloré sin consuelo sobre tu cuerpo eléctrico”, es hasta donde sabemos, su primera novela, antes había publicado el volumen de cuentos “Game Over”. En la novela se nos presenta un Santiago muy peculiar, con una gran nave – escuela que flota sobre la capital, un espacio en el que conviven profesores, profesoras, alumnos, y algunos otros profesionales, entre ellos la protagonista Sofía, sicóloga, dedicada a trabajar con tres niños de la nave. Abajo, el Santiago que conocemos, luce algo ochentero, si bien hay robots (llamados consejeros), no aparecen celulares, ni medios de transporte muy avanzados (incluso se ven carretas de tracción animal), más allá de las naves para trasladarse desde y hacia la escuela flotante.

La prosa fluye, en buena parte con el recurso del diario de Sofía, complementado con transcripciones de conversaciones que hace un simpático personaje, el ciber-chucao, un pajarito robot que va sobre el hombro de Sofía registrando todo.

Hay pasajes de tono poético en la obra, como este referido a Ferrada, el supervisor del colegio: “era tan inútil como el rocío sobre una flor marchita”.

El mundo de Sofía es regido por una misteriosa Dirección, de la que no se conoce prácticamente nada, algunos le han llamado dictadura. Sofía, y Estela, que devienen en pareja mientras avanza la historia, están convencidas que La Dirección es un ente digital. Otra peculiaridad de esta realidad futura (posterior a una guerra civil en Chile), es que ciertas personas vuelven a aparecer con otras vidas, de hecho, Aurora, Llacolén e Ignacio, los niños que le han encargado a Sofía, le recuerdan a la sicóloga a niños que conoció, con esos mismos nombres, pero que a la fecha del relato ya deberían ser adultos. En algún momento la protagonista se pregunta si habrá personas que no envejecen. La misma Sofía le evoca recuerdos al supervisor Ferrada, por su parecido con una actriz que él conoció años atrás.

Los afanes de Estela por conocer más de la Dirección, e incluso intentar influir en ella, llevan a un punto de inflexión en la historia. Desde ese momento, de a poco va cambiando el ritmo de la novela, la progresión se acelera, y eso se ve reforzado por el cambio de estrategia narrativa, con nuevas voces que remplazan el diario de Sofía y las transcripciones del ciber-chucao.

La novela contiene reflexiones, que como en toda literatura, si son bien entregadas dejan pensando los lectores sobre algo que mencionaba en el primer párrafo de esta reseña: la condición humana. Cito a una anciana profesora de la escuela flotante: “Cada año es igual al anterior. El mismo calendario, los mismos eventos, los mismos accidentes. Los mismos Consejos. Solo algunos rostros y nombres cambian. Hoy estamos volando, el año pasado estábamos en la ciudad. Ha cambiado la fachada, es cierto. Pero estamos en el mismo lugar. Corremos y corremos para mantenernos donde mismo”.

El final de la novela sorprende, desde luego lo omitiremos. Un buen debut en novela, con solo un par de detalles de edición, muy menores. Las ilustraciones de Claudia Riquelme y Sebastián Franchini son un buen aporte a esta creación.

Solo queda dar la bienvenida a este nuevo autor, que se suma a una buena cantidad de escritores y escritoras de narrativa en Chile que cultivan la literatura fantástica, y que se incorpora en particular a una lista que integran más de doce personas, que tienen en común haber egresado de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, y que han publicado novelas y libros de cuentos. Y hay que agregar al menos otras diez personas egresadas de esa misma facultad, con premios literarios y cuentos incluidos en antologías. Como para pensar en la relación entre la ingeniería y la literatura.

Ficha técnica:

“Lloré sin consuelo sobre tu cuerpo eléctrico”
Eduardo Graells-Garrido
Editorial Trazos de ave. 2024
224 páginas

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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