La siguiente reseña corresponde al texto curatorial de Dermis León sobre la muestra “Resilencias”, que actualmente expone el artista Ciro Beltrán en el Parque Cultural de Valparaíso.
RESILIENCIAS es una muestra enfocada en exponer y destacar uno de los aspectos del trabajo de Beltrán manifestado sutilmente en una serie de obras que difieren de su producción pictórica más reconocible. Este se refiere a su posición política y de compromiso como individuo participante en los procesos de cambio por los que atraviesa Chile en los últimos años, y más concretamente, a partir del estallido social en octubre del 2019. Conjuntamente, apunta a una serie de obras frágiles y efímeras que tienen una mayor identificación con el aspecto performativo de su trabajo multifacético y de multimedia que ha estado desarrollando desde su primer video-performance en el 2007.
RESILIENCIAS es el nombre de esa especie de torre utópica e imposible que se construye en el centro del espacio. Una manifestación precaria no solo por su materialidad, sino por su condición efímera que se erige en un refugio momentáneo, en una crítica o alegato de lo que es hoy el proceso de cambio político y social que vive Chile. Un guiño a esa icónica figura de Tatlin a la III Internacional que ha sido tan remedada en el arte contemporáneo, pero también podría ser un amago a esa otra torre arrogante que identifica ahora a la ciudad de Santiago como su skyline.
Por otra parte, RESILIENCIAS muestra un conjunto de series que difieren en su materialidad, pero que les une el hilo conductor de ser la producción más performática y periférica de Beltrán. Entendiendo performático como el conjunto de actitudes y acciones donde el artista es parte de la obra e involucra al espectador de forma activa a tomar una posición. Además, son obras que se desarrollan en un tiempo y espacio determinado, desde sus videos-performances, hasta la serie de pancartas, de banderas o sus instalaciones efímeras.
La idea de la performance adquiere otra cualidad en el trabajo de Beltrán; se vinculan a un trabajo que trasciende lo documental en su soporte final que es el video-performance. Sus intervenciones momentáneas en las ciudades donde realiza las acciones ya sean en Santiago, Wuhan, Talca, Düsseldorf, Berlín o New York, interfieren con el público en la calle, se “encuentran” con él. Puede pasar desapercibido o puede llamar la atención. En todo caso, nuestras vidas son de por si performáticas en el espacio público. Es aquí donde cobra sentido el registro del video, para convertir en obra la edición de sus intervenciones en la vía pública.
Hay una serie de videos performances que tienen una relación oculta entre si donde el artista ocupa una pancarta o tela que deviene en bandera flameante. El primero de ellos lo realiza en Wuhan. Coincidiendo con la fecha memorable del estallido social de Chile en el 2019, Beltrán lo vivió desde la lejana y hoy paradigmática ciudad china. Allí estaba dando un workshop de pintura para estudiantes de la academia de arte de Hubei en Wuhan. Totalmente conmovido por lo que sucedía en Chile realiza un par de acciones. Una de ellas, fue el caminar por la ciudad con unas banderas o pancartas enrolladas en palos de madera que extendía en determinados puntos de su recorrido. Paralelamente, realizó la acción Nueva Constitución, una obra de foto-performance donde exhibe una nueva bandera chilena llena de esperanza al cambiar los colores de la misma.
Posteriormente, en el 2021 realiza una nueva Video-Performance, al caminar desde la Plaza Dignidad al museo MAVI con una tela a modo de pancarta. La estructura, por un lado, dibujaba la consigna RE-Constitución, y por el otro, una bandera chilena de dos estrellas. Vestido con su traje de alfombra, el artista devino el mismo en obra, portador de otra instalación. Esta serie constituyen la serie de Manifiestos, cuya última acción la realiza en la ciudad de New York. Bronx Manifiesto (2022) actúa otra vez como personaje. En este video-performance, alza y hace ondear una bandera roja en las calles del Bronx, frente a la bandera de los Estados Unidos. El personaje deviene de habitante nómade urbano, en activista de una ideología visual potenciada por las calles, los transeúntes y los signos visuales.
Esta serie de pancartas provienen inicialmente del desarrollo de sus textos poéticos y críticos o de textos fotocopiados que instala como objetos en el espacio de exhibición. Beltrán ha producido series denominadas como “pictóricas-materialistas-deconceptuales”, donde la palabra es la estructura de la obra, mientras que su tipografía el “adorno”, la forma manifiesta que le contiene, pero que no deja de ser también polisémica y controversial. Acá las pancartas pueden ser utilizadas en una protesta, pero también funcionan como un conjunto pictórico.
Del mismo modo, la serie de las banderas, en especial, el uso de la bandera chilena, como soporte de obra, es una cita al arte contemporáneo chileno. Artistas como Víctor Hugo Codocedo, Carlos Leppe, José Balmes, utilizaron la bandera en sus obras. El mismo Beltrán, en el 1986, realizó una serie de intervenciones de banderas que fue pegando en la calle de Las Encinas, a la entrada de la Escuela de Arte de la Universidad de Chile, donde estudiaba. En ese sentido, la serie de las banderas, siguen el diálogo con las obras de los artistas mencionados, aunque en el contexto actual y la manera en que Beltrán se apropia del tema y motivo, difieren rotundamente en su propuesta “pictórica”. La bandera chilena esta inferida; ella trasmuta en variaciones y propuestas, como indicando que al igual que la realidad de un país, los símbolos nacionales están sujetos a los cambios en los procesos históricos.
La pintura, sin duda, ha sido el comienzo del desarrollo de su obra, una pintura que ha rebasado su propio marco y materialidad para devenir en cubrepisos recogidos de la calle o en apropiaciones del espacio arquitectónico o en intervenciones en la vía pública desde 1986. Las “pinturas” que se exhiben aquí provienen de telas pre-impresas, una serie que Beltrán comenzó en el 2015 en Berlín. Al igual que los cubrepisos recogidos con información añadida a la superficie, lo pre-impreso contiene de por si formas y colores que aluden a la reproducción industrial. El estampado como fondo, “inicia” la pintura y produce un resultado donde la intervención posterior con pigmentos añade un valor de pureza mixta.