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Un nuevo horizonte para la ciencia: el impacto transformador del FIU en Chile CULTURA|OPINIÓN

Un nuevo horizonte para la ciencia: el impacto transformador del FIU en Chile

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Para que su implementación sea efectiva y sostenible, es necesario un seguimiento constante por parte del MINCIENCIA y la colaboración activa de todos los actores del sistema.


La creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (MINCIENCIA) en 2018 ha generado opiniones diversas sobre su relevancia. Sin embargo, el principal desafío del sistema de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI) sigue siendo el financiamiento, afectado por décadas de estancamiento en las inversiones, insuficientes para abordar los retos contemporáneos.

El reciente lanzamiento del Fondo Estructural de I+D+i para Universidades (FIU) representa un esfuerzo significativo para que las instituciones de educación superior establezcan su propia hoja de ruta. Este fondo, proyectado hasta al menos el 2035, otorga a las universidades la autonomía necesaria para desarrollar estrategias a largo plazo y es especialmente relevante para las universidades regionales a través de su modalidad de FIU Territorial.

Además, otro elemento que es necesario y crucial reconocer, es la deuda histórica con el personal de investigación que hasta la fecha han trabajado en condiciones precarias, considerando la educación especializada que requieren para ejercer.

El FIU, en conjunto con la Agenda Mejor Trabajo en Investigación impulsada por la Subsecretaría del MINCIENCIA, abre la posibilidad de convertir el trabajo en CTCI en una ocupación digna y retributiva. Esto no solo permitirá que el personal científico crezca en sus regiones, sino que también aumentará las capacidades científicas y el capital humano avanzado en todo el país.

El FIU Territorial es un hito esencial para potenciar la CTCI en Chile, fortaleciendo las capacidades universitarias y promoviendo un desarrollo equitativo y descentralizado mediante la vinculación regional. Esta oportunidad no solo enriquece a las universidades, sino que también amplía su horizonte de colaboración con diversos sectores en I+D, beneficiando a la Macrozona norte y al país en general.

Para que su implementación sea efectiva y sostenible, es necesario un seguimiento constante por parte del MINCIENCIA y la colaboración activa de todos los actores del sistema. Al dignificar la labor investigativa, se generan condiciones propicias para el crecimiento de talentos científicos en las regiones, impulsando el desarrollo socioeconómico y avanzando hacia un futuro más sostenible.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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