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“Marica. Cómo vamos a morir” de Diego Zamora Estay: diversión y padecimiento en el mundo gay CULTURA|OPINIÓN

“Marica. Cómo vamos a morir” de Diego Zamora Estay: diversión y padecimiento en el mundo gay

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Gonzalo Schwenke Muñoz
Por : Gonzalo Schwenke Muñoz Profesor y crítico literario
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Esta escritura autobiográfica de escritor-militante (participa como consejero de ONG RED-OSS) utiliza tres tópicos literarios (Memento mori, carpe diem y Omnia mors aequat) donde el humor negro y la diversión se contraponen al sufrimiento de lo inevitable de la colectividad gay enferma.


Tras enterarse de que tiene sida, Diego Zamora Estay comienza a escribir sobre los diversos rincones de la enfermedad, crónicas emotivas sin dejar de mirar el horizonte de manera funesta. Escarba en su memoria y se inserta dentro de la literatura de la enfermedad –solamente por nombrar algunos–, a Loco afán: crónica de un sidario de Pedro Lemebel, Diario de Muerte de Enrique Lihn, Veneno de escorpión azul de Gonzalo Millán, o Poemas renales de Jorge Torres.

Marica. Cómo vamos a morir (Editorial Invertido, 2024) de Diego Zamora Estay (La Ligua, 1989) transita desde el lugar de origen, rescatando nombres desde las sombras de la memoria. Realiza, además, un mapa sobre espacios de encuentros homosexuales en lugares públicos, para luego reflexionar sobre la pandemia y lo que significa ser una persona que tiene el virus de inmunodeficiencia. De esta forma encontramos que se avanza por tres tópicos literarios: Memento mori (recuerda que vas a morir), carpe diem (aprovecha el día) y Omnia mors aequat (la muerte iguala a todos).

El cronista utiliza una serie de recursos que apelan al archivo, las memorias, los vídeos en redes sociales, fotografías en blanco y negro, el callejeo’ y el activismo de políticas insuficientemente visibilizadas. De lo anterior, permite construir el primero de tres capítulos donde aborda perfiles de personas que los une la comunidad lgtbq+ y vivir con esta esta grave enfermedad.

Ramoncito, “la loca del pueblo” narra el espectáculo sobre las tablas, donde se forjaba una tolerancia en base a la entretención, pero al momento de transitar por las calles los comentarios y la burla no se hacían esperar. También aparece La Tini, una “loca” que tiene sida, activista desde las poblaciones de Conchalí. Finalmente, Pepe, un perfil que retrata la cultura de las enfermas y el cáncer rosa. Una descripción en la que convive la tragedia y el humor sarcástico. Así, utilizan los términos “chiste” para aquellas personas que contraen el sida y “los chubis” por la gran cantidad de pastillas que consumen.

Dentro de los perfiles, también aparece Víctor Hugo, el Che de los gays, personaje controvertido e incómodo para las instituciones: “se basaba principalmente en la aparición desencajada, en la polémica partisana que se guiaba por esas tácticas del terrorista que sorprende, que no da aviso ni muestra una preparación táctica antes de atacar”.

La segunda sección es un mapa de lugares para el cruising o el cancaneo homosexual que se concentra en Santiago, Providencia y Recoleta como el 282, Bar Fetish, Ciber Revelación, Parque Uruguay, Baños públicos. Al igual que otras narrativas contemporáneas, pienso en autores como Grindermanías (2021) de Juan Pablo Sutherland y Sudor (2016) de Alberto Fuguet, el común denominador es el manejo de los códigos del lenguaje gay, no aparecen personajes utilizando aplicaciones móviles para saber cuándo encontrarse, y es necesario mencionar que, estos se encuentran despojados de cualquier tipo de poder.

En la última parte, el discurso se desenvuelve entre reflexiones sobre la fragilidad del cuerpo enfermo. Este reconocimiento autobiográfico de su condición visibiliza lo endeble de la vida y acusa el desdén con el que conviven cada vez que, porque el libro habla desde lo individual pero también comunitario, siendo mirados inquisitivamente por la institución médica. Además, en este trazo observamos una prosa cercana a lo poético: “estar enfermo es exiliarse del mundo”, “El futuro del progreso económico no tiene valor cuando se asume que la importancia de este presente es insignificante”, “yo soy un extranjero que sigue mirando desde la frontera”.

Marica. Cómo vamos a morir (2024) nos presenta la coyuntura y preocupaciones de la disidencia sexual afectada por el VIH. Esta escritura autobiográfica de escritor-militante (participa como consejero de ONG RED-OSS) utiliza tres tópicos literarios (Memento mori, carpe diem y Omnia mors aequat) donde el humor negro y la diversión se contraponen al sufrimiento de lo inevitable de la colectividad gay enferma, que convive y lucha diariamente contra esta enfermedad.

Ficha técnica:

Marica. Cómo vamos a morir (2024)

Diego Zamora Estay (1989)

Invertido Ediciones

120 páginas.-

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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