Publicidad

“El cuarto vecino” de Pedro Almodóvar: una película sombría y triste

Publicidad

Trata de temas, inspiración y problemas desde un punto de vista femenino, lleno de referencias culti: escritores, artistas y filósofos de habla inglesa.


Quien cree que una película de Pedro Almodóvar es garantía de comedia, humor e ironía desde un punto de vista masculino, se llevarán (como yo) una sorpresa: una película sombría y triste, muy bien filmada y actuada donde es difícil encontrar la “mano”del español.

Esta, la última película de Almodóvar, recibió este año el León de Venecia, el primero a un director español desde su inicio. Se habla de película española, pero en realidad la película es totalmente norteamericana, más aún, neoyorquina: aparate de flash backs de escenas de guerra, está rodada totalmente en Nueva York y en pueblos cercanos.

Todavía más: tanto el guion como el libro en que Almodóvar se basó (“What are you going through”, de escritora norteamericana Sigrid Nuñez) trata de temas, inspiración y problemas desde un punto de vista femenino, lleno de referencias culti: escritores, artistas y filósofos de habla inglesa.

Esta es su tercera pleícula rodada en inglés, con Twinda Swinton y Julianne Moore en roles protagónicos, ambas actrices de primera categoría, con carrera impresionante de actuaciones. La fotografía es de gran calidad, tanto en el paisaje de Nueva York como el campo, y la de las actrices , muchas veces en un primerísimo plano, mostrando implacables los rostros de ambas actrices, que no les importa se vea el paso del tiempo.

Las protagonistas son dos amigas de juventud, Martha (Tilda Swinton) e Ingrid (Julianne Moore), que trabajaron en una revista de arte en Nueva York en los 80 (vida nocturna de trago, sexo y drogas), y que compartieron pareja: Damian (John Turturro). Luego ambas se convierten en corresponsales de guerra, donde confiesan la única manera de salvarse del ambiente macabro y fúnebre era buscar sexo casual a cualquier precio. Ingrid se ha convertida en escritora, uno se sus temas es la muerte.

Ellas vuelven a encontrarse, por azar y en circunstancias extrañas: Martha sufre un cáncer terminal y luego de tratar distintos tratamientos para curarse, decide de volver a su decisión cuando se le descubrió la enfermedad: no hacer ningún tratamiento y aceptar que debe terminar su vida, para lo cual ha conseguido píldoras de eutanasia, ilegales en Estados Unidos, donde suicidio es considerado homicidio.

Le cuenta que su hija  Michelle, que nació cuando ella tenía 15 años, concebida durante la despedida a su padre, llamado a Vietnam, a quien nunca conoció y ni siquiera quiso decirle quién era, por lo cual ésta la desprecia y la odia, Martha creyó era mejor no lo supiera nunca.

Ingrid la visita en el hospital y se compromete a acompañarla dentro  lo posible. Es dada de alta y unos días después Ingrid la visita en su bello departamento en el centro de Manhattan, con una vista preciosa a la ciudad.

Entonces le cuanta de su plan y le pide la acompañe en su muerte: “no necesito alguien junto a mí, sino saber que hay alguien en el cuarto vecino”.
Le dice que ha arrendado una lujosa casa de recreo en un bosque cerca de Woodstock, y que quiere vivir allí sus últimos días: “no quiero volver a lugares donde he sido feliz, sino a un lugar donde pueda ser feliz”. Finalmente Ingrid acepta acompañarla y se lo cuenta a Damián, con quien sigue teniendo una relación ocasional que Martha ignora.

Casualmente Damian tiene una charla en el pueblo durante esos días, le explica todo el cuidado que debe tener en lo legal: la apolicía la puede acusar ser cómplica del suicidio y por lo tanto, de asesinato. Dice conseguirá un abogado que se hará cargo de todo llegado el momento.

Llegan a la casa, una extraña construcción, especie de hangar a varios niveles, con una gran piscina y terrazas, ostentoso, en una colina en medio de un bosque bellísimo. Acuerdan que no van a compartir cuarto sino en el cuarto vecino y cuando Martha decida morir, lo sabrá porque su puerta estará cerrada.

Conversando sobre su vida Martha cuenta que el padre de su hija, totalmente roto por los horrores que vivió en Vietnam, se había vuelto a casar y en camino a un lugar pacífica en el oeste, se topan con un incendio desvastador de una vieja granja de madera. El padre dice haber escuchado voces desde el incendio y entra a salvar a quienes estén adentro. Los bomberos llegan, apagan el incendio y rescatan su cuerpo, no había nadie más: sabían estaba abandonada hace años. Su viuda le escribe y cuenta los hechos, dice quiere ubicara Michelle para contarle qué ocurrió.

Ingrid acude a charla de Demian, sobre el futuro de humanidad, donde él dice que ya no hay salvación, que el desastre climático es irreversible. Conversan y se poenen de acuerdo en cosas prácticas.

Finalmente Martha decide morir e Ingrid la encuentra tendida en la terraza, muy bien arreglada y con expresión placentera.

Como ya sabía, recorre procedimiento policial/legal. El oficial de policía, creyente militante, hace lo posible por arrancar confesión de que fue cómplice del suicidio. Finalmente la abogada consigue su libertad.

La hija, Michelle, llega a ver su madre, le cuenta su visión sobre su madre, a quien había perdonado.

De vuelta al departamento en Nueva York, Ingrid ve caer nieve rosada, como el poema que leyeron.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

Inscríbete en el Newsletter Cultívate de El Mostrador, súmate a nuestra comunidad para contarte lo más interesante del mundo de la cultura, ciencia y tecnología.

Publicidad

Tendencias