Ante la falta de cohesión de las comunidades y el repliegue de las y los ciudadanos de los espacios públicos, la cultura y sus actividades son contenidos fundamentales para rearticular el tejido social.
Corrían los años 90 y a eso de las 23 horas de cada martes, irrumpía en la pantalla del canal público un personaje frente a una máquina de escribir. Con música circense de fondo, el escritor volaba por los aires mientras mostraba entusiasmo, emoción y asombro al recorrer la palabra escrita y al imaginar autores connotados. Con esta metáfora sobre el impacto de la lectura en nuestras mentes, arrancaba el Show de los Libros, programa cultural ícono que se mantuvo por diez años al aire.
El fallecimiento de Antonio Skármeta, conductor de este espacio, nos ha hecho pensar las y los comunicadores por la cultura en la cantidad de minutos y páginas perdidas en los medios de comunicación, para hablar y difundir el trabajo artístico y patrimonial de nuestro país. No es nostalgia, es preocupación al ver cómo han ido desapareciendo consecutivamente oportunidades para entregar a las personas contenidos que generen bienestar, educación y una mirada crítica frente a la realidad que, a la larga, permite abrirnos como sociedad a nuevas maneras de interpretar el mundo.
Hoy, la televisión, los diarios y las plataformas multimediales no exponen de modo contundente las artes escénicas, las iniciativas de fomento al lector o el patrimonio. La música y el teatro están cada vez más relegados a momentos dentro del año y su cobertura sólo tiene cabida en el marco de grandes conciertos, festivales y festividades.
Instalar espacios de difusión para estos contenidos sólo trae beneficios: se amplían las audiencias, se promueve el acceso a las actividades, se dinamiza la economía de las y los trabajadores culturales, crece la libertad y la igualdad en la sociedad, se afianza la democracia. Es por ello que pensar en políticas públicas y nuevos contenidos editoriales en los medios de comunicación que recojan estas temáticas, se vuelve urgente.
Ante la falta de cohesión de las comunidades y el repliegue de las y los ciudadanos de los espacios públicos, la cultura y sus actividades son contenidos fundamentales para rearticular el tejido social. Desarrollar estas disciplinas, potenciar con recursos la producción artística o implementar políticas de Estado que promuevan el acceso, son medidas necesarias, pero insuficientes si no contamos con espacios de difusión masiva para la cultura.
Aquí radica la importancia de campañas como “La cultura es noticia”, iniciativa que pretende devolver el sitio perdido a la promoción de las artes y el patrimonio, para desde allí apoyar el quehacer de las y los creadores, entregar contenidos nobles a las audiencias y contribuir al acceso de todas y todos a la riqueza diversa de nuestras manifestaciones artísticas y patrimoniales. La cultura es noticia. Una buena noticia para Chile. Ya es momento de volver a comunicarla.