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“Llanka Piwke. Primer retazo” (2024): el éxodo de las mujeres mapuche CULTURA|OPINIÓN Pintura de Paz Treuquil

“Llanka Piwke. Primer retazo” (2024): el éxodo de las mujeres mapuche

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Gonzalo Schwenke Muñoz
Por : Gonzalo Schwenke Muñoz Profesor y crítico literario
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Contiene una prosa poética de alta belleza, basada principalmente en una oralidad champurria, que combina esa voz sureña/campesina del cotidiano y algunas palabras en mapudungun. De manera que la historia de las mujeres es la historia indígena de Chile.


Llanka Piwke (2024) es la primera novela de Machi Adriana Paredes Pinda (Chaurakawin, 1970), ha publicado el conjunto de poemas Üi (LOM, 2005) y Parias zugun (LOM, 2014). Ella es una autoridad tradicional en la cultura mapuche. Por un lado, ser Machi, tiene la responsabilidad de la salud física y espiritual de las comunidades. Mientras que, la consideración Poeta –con mayúsculas– abarca en su escritura la dimensión cultural del pueblo mapuche y en la que participa. Ambos conceptos interseccionales nos permiten identificar desde qué lugar y nivel está narrando.

En el volumen nos cuenta las desdichas y resistencias de mujeres que alguna vez tuvieron un rol fundamental en la sociedad mapuche. No obstante, con la llegada de la civilización occidental colapsó el modo de vida indígena hacia la exclusión, al mismo tiempo, ellas han sobrevivido al despojo del hombre blanco y del criollo durante siglos.

El relato se focaliza principalmente en Rosa Paillafil, una mapuche mestiza que sale de la reducción a trabajar como empleada doméstica en una prestigiosa familia médica en Santiago. Ella le escribe cartas llenas de afecto a su hijo Juanito que está en el Sur. El relato cuenta que aprendió a leer y a escribir a escondidas, porque los más cercanos decían que eran cosas de winkas. En consecuencia, ella siente el llamado por ampliar su conocimiento y aunque la tragedia la persigue, nunca podrá abandonar el lugar del sueño donde suelen aparecer visiones, los cantos (ülkantun), la mitología (shumpall) y remembranzas de guerras pasadas. Luego emerge la figura de la abuela materna, Kaypillan, que se le reconoce por su carácter rústico y aire de malagüero, pero que se comprende dado que participó y vivió la lucha para impedir las reducciones a través de la Federación Araucana (1921). También se habla, a partir del testimonio de los lugareños, sobre el desprecio para con la loca del Budi. La situación de exclusión por parte de la sociedad chilota del siglo XVIII – XIX a Chillpila; y el castigo inquisidor sufrido a traición por María Chipia.

El campo de los sueños es utilizado permanentemente, es esencial dado que contiene una red de significados de los personajes femeninos dispuestos en planos contradictorios del mundo humano y no humano. El tiempo y la memoria en los personajes mapuche no son conceptos medibles como en el mundo occidental, sino que, es una trasposición del tiempo circular; el pasado está conectado y en permanente diálogo con el presente. Así, los sueños son una forma de interpretar el mundo, de subvertir la historia oficial chilena y activar la subjetividad del hablante, porque en aquella dimensión la lengua, la memoria fragmentada, la historia, las prácticas culturales resisten.

Otro aspecto relevante son las tres páginas diferenciadas de los capítulos de la novela por las hojas de color gris y letra de color blanco. En el primero es un epígrafe con el que marca el tono de la obra: “Triste es la sangre del champurria”. En la segunda, una especie de indagación que resume a las protagonistas y que invita al lector a que escriba comentarios en recuadros señalados. Y finalmente, una serie de preguntas abiertas frente a los infortunios de la vida de los personajes.

Llanka Piwke (2024) se puede considerar fácilmente como uno de los mejores libros del año. Un ejemplar desafiante, porque hay secciones que están en mapuzungun y no están traducidas ni tienen pie de página. Lo que invita al lector a que se sumerja en la palabra y en su traducción. Asimismo, contiene una prosa poética de alta belleza, basada principalmente en una oralidad champurria, que combina esa voz sureña/campesina del cotidiano y algunas palabras en mapudungun. De manera que, la historia de las mujeres es la historia indígena de Chile (“somos iguales, igual de importantes igual de despreciaos”), repleto de violencia, despojos y el éxodo de las generaciones mapuche por el país.

Ficha técnica:

Llanka Piwke. Primer retazo (2024)

Machi Adriana Pindatray Pindapichvn

Editorial Amukan

160 páginas.-

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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