Es un libro con pausas, de emociones muy contenidas. Habla del silencio que también debe existir en el periodismo. No sólo se refiere al silencio de la sociedad chilena sobre los hechos oprobiosos de la dictadura, sino al silencio de Mauricio ante todo el dolor que sufrió su madre y familia.
José Weibel Navarrete fue subsecretario general de las Juventudes Comunistas, detenido desaparecido el 29 de marzo de 1976. Mauricio (su hijo) es un periodista destacado en el tema de los derechos humanos y al llevar a la justicia a los responsables, luego de narrar los hechos en este ejercicio de memoria, ha llevado a cabo su tarea.
En palabras de Mónica González: «tus padres deben sentirse orgullosos» del camino recorrido por su hijo tras casi cincuenta años acudiendo a tribunales y en el camino desnudando los excesos de los militares, reflejados en el libro «Traición a la patria», acerca de la malversación de fondos producto de dineros obtenidos de la ley reservada del cobre.
También recuerda sus años de enseñanza secundaria y lo importante de los estudiantes para hacer caer el régimen del general Augusto Pinochet (libro «Los niños de la rebelión»). Lucha cercenada con la llegada de una democracia subordinada y enmarcada bajo los preceptos neoliberales enquistados por la dictadura. Tuvieron que detener a Pinochet en Londres y luego de quince años de pseudo democracia, los juicios contra los torturadores fueron posibles gracias al lento accionar de la justicia.
Se refiere a otros hechos oscuros ocurridos en esos años de oscurantismo. El secuestro en un colegio y posterior asesinato (fueron degollados en 1985) del profesor Manuel Guerrero, junto al sociólogo José Manuel Parada y al publicista Santiago Nattino.
Detalla el accionar de la llamada Caravana de la Muerte (1973) y también el Plan Cóndor de coordinación de las dictaduras sudamericanas (documentada en 1992).
Las delaciones y traiciones que dieron con el paradero de su padre: René Basoa y Miguel Estay Reino (el Fanta), de hecho el Fanta estuvo a cargo de la seguridad de José Weibel coordinando traslados entre casas de seguridad, por lo que en palabras de Mauricio Lagunas era el más probable responsable de su desaparición.
Muchas veces fueron allanados la casa y la oficina del autor de este libro, extrayendo archivos importantes que implicaban a las fuerzas armadas en manejos turbios e incluso fue intervenido su celular (en plena democracia), dando cuenta que las esquirlas de la dictadura alcanzaban también a su hijo, cuya seguridad fue puesta en entredicho.
Todo es expuesto en el libro mediante un tono reflexivo. El silencio que rescata Mauricio Weibel en el ejercicio del periodismo, un espacio que no es ausencia de narración, sino una búsqueda de la verdad cuando la palabra se vuelve inútil.
La madre de Mauricio «entendió temprano que la (nueva) democracia no sería un camino hacia la justicia y que sus (antiguos) compañeros de sueños… se transformarían en esclavos de sus posiciones de (nuevo) poder». Muchos abrazaron ministerios o se convirtieron en diputados y senadores.
Mónica González, premio nacional de periodismo de 2019, fue una de las presentadoras del libro, realizado en la casa central de la Universidad de Chile. Luego de leerlo queda claro que era la persona apropiada para hacerlo, en una emotiva exposición donde se quiebra junto al autor luego de contar cosas inenarrables de aquellos años de la dictadura. Fue ella quien entrevistó a Andrés Valenzuela, “Papudo” en la sala de torturas, y lo hizo firmar una declaración judicial dando luces acerca de la desaparición del padre de Mauricio.
“Creo que no abriste tu corazón”, le espeta Mónica al autor, “haces todo un trabajo grande de convertir el dolor en reflexión intelectual”. Por cierto, es un libro con pausas, de emociones muy contenidas, habla del silencio que también debe existir en el periodismo. No sólo se refiere al silencio de la sociedad chilena (sobre los hechos oprobiosos de la dictadura), sino que se refiere al silencio de Mauricio ante todo el dolor que sufrió su madre y su familia.
«La justicia necesita una dignidad» que intente reparar el dolor de las víctimas. Requiere de un relato social que otorgue validez ética a su acto retributivo. El accionar de la justicia es importante, pero sólo un primer paso, un paso que ha sido demasiado lento por estas tierras. Destaca el autor que, en la historia de la humanidad, sólo los movimientos de derechos humanos de Argentina y Chile han sido capaces de lograr verdad, justicia y memoria por sus propios medios.
Mauricio Weibel entiende que la férrea defensa de los derechos humanos son el único camino social para lograr esa anhelada justicia.
Queda claro que es otra forma de dimensionar los graves atropellos a los derechos humanos durante ese oscuro período. Mauricio, de entre todas las personas que hablaron en la velada, fue quien utilizó menos minutos para dar cuenta de la publicación y los asistentes entendimos que las palabras no eran suficientes para describir la emoción, tras casi cincuenta años en que fueron juzgados los culpables, salvo Andrés Valenzuela (Papudo), sin cuyo testimonio jamás se hubiera descubierto la verdad.
Ficha técnica:
“El país del silencio”
Autor: Mauricio Weibel
Editorial Aguilar (septiembre de 2024)
165 páginas