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“De ahí venía el miedo”: Augusto D’Halmar en Inglaterra CULTURA|OPINIÓN

“De ahí venía el miedo”: Augusto D’Halmar en Inglaterra

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José Miguel Ruiz
Por : José Miguel Ruiz Escritor, poeta y profesor de Castellano (UC). Ha publicado, entre otros libros, “El balde en el pozo” (poesía, 1994), “Cuentos de Paula y Carolina” (narrativa, 2011) y “Gramática de nuestra lengua” (2010). Mención Honrosa en los Juegos Literarios Gabriela Mistral de la I. Municipalidad de Santiago, 1975. Primer Premio en el Concurso de Poesía de la P. Universidad Católica de Chile, 1979. Premio Municipal de Arte, Mención Literatura, de la I. Municipalidad de San Antonio (1998).
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Esta es una obra que mezcla personajes reales y la ficción; su autor nos sume con maestría en la profundidad de unos personajes en una sociedad que los oprime y condena. Nos lleva a asomarnos a la complejidad de sus protagonistas.


Augusto D’Halmar, después de su experiencia tolstoyana en San Bernardo, emprende un viaje a la India, para desempeñar el cargo de cónsul en la India, Calcuta. Después del largo viaje en el vapor Oravia, desembarca en Liverpool, desde donde se propone ir a Londres y seguir luego su periplo. Tiene solo 25 años y ya es un escritor conocido en Chile, publicada su “Juana Lucero”.

En el puerto inglés, entra a una librería buscando un libro que lo introduzca en el mundo de Oriente. Por estas cosas que suelen ocurrir en los viajes, alguien lo aborda allí; el desconocido al enterarse de que el joven es chileno (en tiempos en que pocos podían viajar a Europa y el desconocimiento nos convertía en un continente muy lejano y exótico); él es George Merrill, quien conoce y vive en la casa de campo de Edward Carpenter, poeta, filósofo socialista, quien había escrito un libro sobre su experiencia en la India; Merrill se entera de que D’Halmar es, además de escritor, un admirador de Tolstoi y de Oscar Wilde.

A partir de esta incipiente conversación, se inicia la “aventura” del diplomático chileno en el viejo continente (Inglaterra, 1907); en la ficción novelesca, es invitado a pasar el fin de semana a la finca del ya maduro y polémico escritor Edward Carpenter. Los viajes tienen esta magia. Acepta ir. A la granja de E. Carpenter, fuera de la ciudad, llegará otro personaje, el novel escritor Edward Morgan Forster. Serán, entonces, tres escritores, y entre ellos, el venido de un país del fin del mundo, Augusto D’Halmar; ellos, y el rústico y locuaz George Merrill, vivirán allí un inolvidable fin de semana.

En el intertanto, en las inmediaciones ha ocurrido el asesinato de un hombre vestido de mujer, el talabartero y travesti Roy Flannagan, conocido como Miss Violet, y el inspector Wilfred Harris, policía de la ciudad de Sheffield (lugar tranquilo, distinto de Londres, donde antes había trabajado), comenzará la investigación. Quizás quiere descubrir al culpable, o proteger a quienes viven en la finca del escritor Carpenter, como dice, o tiene otras oscuras motivaciones. Ha venido, junto a otros dos policías, a la casa de Carpenter.

Lo anterior es el marco donde ocurrirán los hechos y se ahondará en la complejidad de las relaciones entre los protagonistas. Tres escritores homosexuales, cada cual con sus afectos y desafectos; el anfitrión, E. Carpenter, quien ha preferido alejarse de Londres, o de cualquier otra gran ciudad, para vivir lejos del escrutinio y rechazo social en la época victoriana y postvictoriana; así poder escribir y vivir en paz, retirado del mundo, acompañado por George Merrill, su amante y amado, un hombre de la clase obrera, sin estudios, elemental aunque agudo, pero que es un fiel compañero (en la vida real, permanecieron juntos 30 años hasta la muerte del mismo; al año siguiente le siguió Carpenter); y así cada uno con su historia. D’Halmar se ve involucrado en lo que allí sucederá, aunque él solo está de paso por allí en su viaje a lo mítico y el misterio de la India.

Es un tiempo no demasiado lejano a la condena de Oscar Wilde, acusado de sodomía, hecho que escandalizó a la sociedad inglesa, dando mayor pábulo a un fuerte rechazo a todos quienes tuvieran la orientación sexual de aquel artista. El inspector Harris se encargará de representar aquello, movido por su desprecio u odio a los “uranistas”.

La novela se transforma en una historia policial, digna de Conan Doyle, mencionado en el libro. Y el miedo está por todos lados, viene desde la sociedad de la época, desde lo conocido o lo desconocido, hasta de ser acusado de un crimen por la policía, pero, sobre todo, el miedo por ser quien se es en alguno de esos personajes reunidos en aquella finca.

Esta es una obra que mezcla personajes reales y la ficción; su autor nos sume con maestría en la profundidad de unos personajes en una sociedad que los oprime y condena. Nos lleva a asomarnos a la complejidad de sus protagonistas. Y ese bucear en lo que son y viven, es la esencia de esta novela; para ahondar en ello, la “aventura” de tres escritores reunidos en una casa de campo, sin que ninguno conociera al otro, menos el chileno, pero la literatura los ha hecho coincidir y entrelazar sus vidas aunque sea por un fin de semana, antes de volverse a perder, y seguir anhelando, quizás, una nueva visión de la sociedad, y que el miedo ya no “venga de ahí”. Ni del inspector Harris, ni de ellos mismos, ni de nadie ni de dónde.

Una excelente novela, amena, con una historia bien contada (escrita) que atrapa, con referencias varias a obras literarias universales, y con Augusto D’Halmar entre lo real y lo imaginado. En la realidad y la verdad de la literatura.

Ficha técnica

“De ahí venía el miedo”, Jorge Marchant Lazcano, Tajamar Editores, primera edición 2020, Santiago de Chile, 311 páginas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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