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Obra “Vuela alto”: todo el dolor en el cuerpo  CULTURA|OPINIÓN

Obra “Vuela alto”: todo el dolor en el cuerpo 

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Carola Cares Inostroza
Por : Carola Cares Inostroza Periodista, colaboradora de Fogata Cultura. Conductora del podcast de artes escénicas "Prendiendo la Fogata". Coordinadora del club de apreciación “Vamos al teatro (mientras el lobo no está). ”@laespectadoracl
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Vuela alto fue seleccionada por el jurado para ser parte de la programación del festival Santiago a Mil. Funciones sábado 11 y domingo 12 de enero en Teatro MORI Bellavista. Durante el año tendrá una temporada en GAM. 


Un dormitorio en algún lugar del sector poniente de Santiago. Una ventana por la que vemos el paso del tiempo: invierno, primavera, verano, otoño. Un amante ve pasar un año entre listas de cosas por hacer e ingredientes para preparar calzones rotos. Todo se repite una y otra vez, es la rutina atrapante, el tiempo que pasa lento entre el dolor y la rabia.  

Vuela alto es el séptimo montaje del Colectivo CTM, compañía dirigida por María José Pizarro, cuyo trabajo destaca por, al menos, tres aspectos. El primero, el trabajo físico y el lugar del cuerpo a la hora de contar historias. El segundo, los elementos multimediales (mapping, voces grabadas) que enriquecen los paisajes escénicos. El tercero, los temas: ambientes marginales, personajes en la periferia social, relegados, olvidados. En ese universo, Vuela alto, es una historia de amor, de dolor, también de precariedad y discriminación. 

Un hombre espera, un hombre ama. El monólogo es interpretado de manera impecable por Luis Felipe Chávez (Soledad, El purgatorio). El amante marca los días desde la última vez que vio al Maicol, su amor imposible y clandestino por los últimos doce años. El dormitorio es el refugio de los dos hombres, el espacio en el que se protegen de la violencia del exterior, de los balazos, de la homofobia, quizás el único espacio de ternura para ambos. 

Destaca el trabajo de Chávez en las distintas coreografías que propone, con o sin implementos (cuchillos, un cuaderno, una taza de plástico), permitiendo la emergencia de otros lenguajes y formas de contar historias. Es el cuerpo –y todas sus posibilidades– a disposición del texto de María José Pizarro, pura intensidad en escena. Por otro lado, la compañía tiene la buena costumbre de proponer escenografías que le permiten a la espectadora contar con los elementos para construir el mundo de sus protagonistas. En el caso de Vuela alto, por la ventana se ven las rejas, una torre de alta tensión y, de fondo, la cordillera. 

La obra transcurre entre balazos y reggaetón, es una conversación en voz alta entre el protagonista y su Maicol, ahora que no está. El contexto, por otro lado, es una historia conocida y cada vez más frecuente en Chile: el narco en las calles, los mausoleos que se erigen y destruyen con la misma rapidez, la televisión dando cobertura a las despedidas masivas de sus “mártires”. Y luego, el futuro. “Nadie va a ser feliz en esta ciudá qla”, dice el hombre. En busca de venganza por el amor arrebatado, sabe que no hay horizonte posible. 

Vuela alto fue seleccionada por el jurado para ser parte de la programación del festival Santiago a Mil. Funciones sábado 11 y domingo 12 de enero en Teatro MORI Bellavista. Durante el año tendrá una temporada en GAM. 

FICHA ARTÍSTICA

Elenco: Luis Chávez 

Dirección y dramaturgia: María José Pizarro

Asistencia de dirección: Daniela Espinoza

Diseño y realización escénica: Andrés Rebolledo

Mapping: Ignacio Tolorza

Diseño sonoro: Nicolás Bascuñán

Producción: María José Pizarro. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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