Socías entrama con densa liviandad los matices generaciones, pero, sobre todo, logra entramar un relato afectivo sobre la familia, esa base social que nos sostiene y derrumba a la vez. Y el cimiento principal es su padre. Reírse de él, sarcasmo y humor negro.
Fui al Teatro Caupolicán a la despedida del show Soy tu papá. La gran final, del comediante Ignacio Socías. Un comediante de 33 años que se hizo conocido por participar en proyectos televisivos, radiales y en Frente fracasados. Hoy lidera la productora Dantesco. Según Edo Caroe, Socías elaboró y contó el mejor chiste en torno a la muerte del expresidente Sebastián Piñera: “Si solo la justicia hubiese funcionado…”. Humor negro, sin duda, arriesgando la crítica de quienes sostienen que hay temas de los que no se pueden hacer chistes. En ese contexto vale preguntarse, ¿de qué nos podemos reír? Bueno, para partir, Socías se ríe en su show del suicidio de su padre.
Ignacio Socías se define como un meme de Ñuñoa, y es cierto, es vegetariano, y su bigote progresista y su estilo de vestir simple y naif lo avalan. Su rutina se centra en su familia, en las contradicciones de ser parte de esta. El stand up comedy, como lo conocemos en Chile, que se practica en bares underground desde fines de la primera década del siglo XXI, transita por el humor negro y la risa irreverente sobre un amplio espectro de lo que podríamos denominar otredad. Sin embargo, pasadas las movilizaciones sociales, la ola feminista y el estallido social, se tiende a decir que hay temas de los que uno no puede reírse. En ese momento, para sostener la risa y la burla, las rutinas apuntan sus dardos a los mismos comediantes. El desparpajo del Felipe Avello de SQP y otros programas de TV, da un giro; el Caroe que llena cinco Movistar en dos años no es el de Mentiras Verdaderas. Natalia Valdevenito, por su parte, levanta y sostiene el lugar cómico activista y feminista que la hizo triunfar el en Festival de Viña del Mar de 2016. Jorge Alis es uno de los primeros en ensayar el género, se ríe de él como híbrido argentino y chileno. En ese contexto, los comediantes comienzan a reírse de sus propias historias, para no reírse de los otros, Paloma Salas de su rol de madre y mujer; los gordos por ser gordos; las comediantes bajas hacen lo propio por su estatura (por cierto, Cynthia Gallardo lo hace al abrir el show de Ignacio Socías); Kakoamedias se presenta como ser frágil y vulnerable; Lucho Miranda, en tanto, hace humor negro con soltura, desde la asfixia al nacer que lo tuvo ocho segundos sin respirar y la vida que ha vivido hasta hoy. Recuerdo cuando Pedro Lemebel decía que él se podía nombrar como marica, pero si alguien se lo decía era una ofensa.
Vuelvo a Socías. En Soy tu papá. La gran final, muestra con gracia la capacidad para reírse de sí mismo y de las fisuras de su familia. En un escenario, decorado como un hogar convencional, maneja la anécdota con soltura, proyecta una voz propia, sabe colocar los silencios en el momento preciso, pero, sobre todo, logra armar un relato, con repeticiones y énfasis (la historia del ñache), ironía, callbacks (se cita a sí mismo, insiste en el ñache). Cuenta la historia de sus tíos del sur, de derecha, con masculinidades a la antigua, que se ríen de su condición progresista y ñuñoína, de su calidad de “vergano”. Se muestra frágil, como la generación millennial que, de algún modo, él representa. Socías entrama con densa liviandad los matices generaciones, pero, sobre todo, logra entramar un relato afectivo sobre la familia, esa base social que nos sostiene y derrumba a la vez. Y el cimiento principal es su padre. Reírse de él, sarcasmo y humor negro mediante, habla de una poética de la risa, de una definición del humor. Es decir, al reírse de ese episodio de su vida nos permite reír de todo.
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